martes, 28 de abril de 2009

CRONIQUILLA
LA RUANA DEL ABUELO
Orlando Clavijo Torrado

Al caer la noche, el abuelo se ponía una ruana de paño grueso y encendía su tabaco. Un suave frío se había apoderado del pueblo y era la hora del recogimiento en los hogares. Por mucho tiempo, luego de consumir la cena, la familia entera adoptó un ritual placentero que los nietos esperábamos ansiosos. Consistía en reunirnos en la casa del abuelo. Allá coincidían sus hijos, sus yernos y nueras y los nietos.
El patriarca recordaba con los adultos muchas cosas y personas y daba cuenta de infinidad de sucesos: “Ah, sí”, decía, “Eulogia Vergel era hermana de mi abuela Regina Vergel, que se casó con fulano…”, refería anécdotas de su tío el general Mateo Torrado, y no dejaba dudas sin aclarar respecto a su natal Ábrego y toda la parentela. El abuelo había nacido en 1886.
Su hijo menor, Ramoncito, sintonizaba en el radio Phillips de teclas y tubos de cristal, una emisora de Bogotá, la preferida por los grandes porque les entregaba todo un mundo de noticias y allí podían escuchar a sus caudillos políticos. En un principio la voz del locutor se oía fuerte pero poco a poco se iba desvaneciendo, momento en que los mayores mandaban a los pequeños a callar las boquitas y aguzaban el oído al máximo para captar las medias palabras que llegaban en medio de inmensos ruidos. “La atmósfera está brava”, comentaban los “viejos”. Al cabo de esperas y súplicas volvía la voz del locutor y daba algún reporte que se oía bien claro durante un par de minutos para alejarse paulatinamente de nuevo apagado por los fragores de los cielos encolerizados. Pero esa noticia que se alcanzaba a oír o la voz del jefe entrevistado daban lugar a comentarios animados de los grandes mientras retornaba la voz del locutor, y de nuevo se imponía el silencio absoluto. Cualquier palabra perdida era lamentada con dolor. Mas la culpa en aquellos tiempos era de la calidad de los aparatos de radio, de la falta de antenas, que no se conocían, pero, además, se atribuía la falla a que el pueblo estaba demasiado distante de cualquier centro urbano importante como Cúcuta u Ocaña en donde se presumía que la radio salía a la perfección.
Con todo, si aquellas citas en casa del abuelo para escuchar con silbidos y estruendos, los noticieros nocturnos de la lejana capital, constituían una necesidad como el alimento para los mayores, para los nietos hacían parte de su diversión.
¡Pero más nos divertíamos desde el sitio en donde nos metíamos! ¡En el regazo del abuelo, debajo de la ruana en donde se sentía un abrigo delicioso! Quien llegara de primero se acomodaba más cerca del pecho del anciano. Es inexplicable cómo cabíamos allí, sobre las piernas de papá Ramón – como lo llamábamos – todos los hijos de Elvira, de Eliécer, de Rosa, de Luis Eduardo y de Julia. Faltaban otros, los hijos de Federico, de Pablo y de Delia. Pero de vivir allí, de seguro también habrían cabido bajo la ruana del abuelo y se habrían deleitado con el humo de su cigarro y tocándole las rosadas mejillas para sentir el cosquilleo de su barba.
A lo sumo, a las diez de la noche se retiraban las familias para sus casas y quedaban solos el abuelo Ramón, la abuela María y su hijo soltero, en aquel santuario de amor y de unidad hogareña.
Todo ello pertenece al recuerdo, que se ancla ahora más en el alma con la partida de mi tía Julia, la última heredera sobreviviente de Ramón Torrado Vergel, el abuelo adorado.

orlandoclavijotorrado.blogspot.com


Cúcuta, 28 de abril de 2009.

sábado, 18 de abril de 2009

CRONIQUILLA

LA NEGRA Y LOS REVOCADORES
Orlando Clavijo Torrado

Esta Croniquilla fue escrita el 18 de febrero del presente año. De esa fecha a hoy ocurrió algo nuevo en lo que allí se trata, cual es la liberación de la cárcel de don Ramiro Suárez. De otro lado, comparto absolutamente los conceptos del columnista Luís Raúl López referentes a la forma de elegir en Cúcuta. Como al hacer estas aclaraciones se alarga el artículo, retiro los párrafos sobre el sustento jurídico de la revocatoria. Lo demás queda igual.
Este diario publicó la noticia, ilustrada con fotos, de la presentación ante la Registraduría Nacional del Estado Civil de los legajos con 5000 firmas que respaldan la solicitud de revocatoria del mandato a la alcaldesa de la capital metropolitana, diligencia cumplida por el comité del “Frente común defendamos a Cúcuta”.
En cuanto al subfondo social y político conviene señalar, de un lado, que se trajo como argumento la práctica en la mayoría de las democracias occidentales de la elección popular de alcaldes. Paradójicamente un líder conservador como Álvaro Gómez fue uno de los impulsores de este “adelanto” mientras que jefes liberales como Julio Cesar Turbay Ayala no lo vieron de buen grado. De otra parte, en esta capital se oía la queja de que gobernadores y alcaldes salían siempre del Club del Comercio en tanto que al pueblo raso no le dejaban probar las sillas doradas de los palacios. Se repetía la denuncia de Gaitán: los mismos con las mismas.
Una revolución sin bombas, secuestros, extorsiones y asesinatos permitió llegar a los primeros cargos del departamento y la alcaldía de la capital a gentes de orígenes modestos, principalmente con votos de los barrios periféricos.
Pero, concretándonos, lo cierto es que el estallido en Cúcuta se produjo en este momento con la tercera persona de estrato humilde arribada a la alcaldía. El saldo para la urbe no ha sido favorable porque, no hay que ocultarlo, en los dos primeros casos, la ética, y en el último la capacidad de gestión, han estado ausentes. De los tres sólo el ex sacerdote Pauselino Camargo es oriundo del Norte de Santander. A éste la revista Semana lo mostró como alcalde del Eln; el anterior burgomaestre, Ramiro Suárez, si bien soltó las amarras para el desarrollo, hoy se encuentra prisionero en Bucaramanga como reo de hechos de sangre; y en cuanto a su sucesora, María Eugenia Riascos, su mandato coincide, luego de un año de ocupar el cargo – no digamos de ejercicio -, con el nivel más alto de la incultura ciudadana, con el desorden y la falta de autoridad en el tránsito y en el espacio público, puentes inconclusos, peajes rechazados y con el desespero por la virtual inexistencia de la malla vial, factores, entre otros, que han impedido que Cúcuta califique en el concierto de las ciudades atractivas, y se la considere invivible.
¿Se equivocó el pueblo? Aunque se ha dicho que el pueblo nunca se equivoca, el presidente del Perú Alan García recuerda que sí se equivoca pues el de Jerusalén clamó porque mataran a Jesucristo.
Viene ahora el pulso entre la alcaldesa y los revocadores. Como para alquilar balcón o comerse las uñas.

orlandoclavijot@hotmail.com


Cúcuta, 18 de febrero de 2009.

miércoles, 8 de abril de 2009

CRONIQUILLA
LA PEGADITA
Orlando Clavijo Torrado

¿Vamos a Ocaña? – me dijo mi esposa. ¡Y a quién le hablan de ir a Ocaña! De modo que sin ponerme muy bravo me le pegué – ella es defensora pública – el fin de la primera semana de este mes. Se trataba de asistir a una tripleta de actos, a saber, la inauguración de la sede de la Regional de la Defensoría del Pueblo, la condecoración con la estatuita de la Columna de los Esclavos al Defensor del Pueblo y el lanzamiento del Defensor Público que orientan los colegas y amigos Libardo Iriarte Oviedo y Juvenal Valero Bencardino, quienes me invitaron a escribir en tan importante periódico.
La sede de la Regional atenderá el sur del departamento de Bolívar, la subregión del Catatumbo y la provincia de Ocaña en cuanto concierne a la amenaza contra los derechos humanos o su violación y la aplicación del Derecho Internacional Humanitario, utilizando un novedoso y efectivo recurso consistente en la “alerta temprana”.
La administración municipal se lució en todo. Quiero reseñar de inicio el discurso improvisado de su burgomaestre en la solemnidad de reconocimiento al Defensor del Pueblo, Volmar Pérez Ortiz, como el hijo más ilustre y destacado de la provincia y del Norte de Santander a nivel nacional, evento desarrollado en el salón ceremonial del Complejo Histórico de San Francisco. ¡Qué orador es el joven y capaz alcalde Yebrail Haddad Linero! Hago hincapié en que no es cualquier orador sino un orador profundo, intelectual de alto vuelo, versado a conciencia en el Derecho Público cual corresponde a su brillante carrera de abogado. En verdad que mantuvo a la audiencia al filo de la silla, encantada y admirada. Dígalo, si no, Lalo Páez, presidente de la Academia de Historia de Ocaña, que estaba a mi lado.
Alabo el habérmele pegado a mi mujer en los actos en honor al doctor Volmar – incluidos el coctel en San Francisco y el almuerzo en el hotel Hacaritama - pues de otro modo me hubiera perdido de ver y oír tanta manifestación artística y cultural como las danzas infantiles conducidas por Margarita Vélez, la ejecución de un estupendo clarinetista y, para culminar con broche de oro, la presentación del conjunto de Niños Cantores del Vallenato de Valledupar, los mismos que le cantaron en la Casa Blanca a los presidentes Clinton y Busch. ¡Hasta por sus atuendos, qué espectáculo tan hermoso! Me informaron que el conjunto lo componen 38 niños y niñas, de los que había allí 28. El intérprete más pequeño, que casi no puede con el acordeón, frisa los diez años. Pero menor que él está un cantante que hace un show simpatiquísimo, de unos seis o siete años.
A las doce y media de la noche del viernes 3 se apagaron la docena de acordeones, las cajas, las guacharacas, las guitarras y las preciosas y tiernas voces en la plazoleta de San Francisco, que estaba colmada. Todo el mundo se marchó con una grata sensación de melodías y con inmensa gratitud hacia los gestores del acontecimiento.
Ya que les referí todo esto, díganme, amables lectores, si valió la pena o no la pegadita. Además de traer el incomparable pan de ahí del parque.

orlandoclavijotorrado.blogspot.com


Cúcuta, 6 de abril de 2009.

Datos personales

Mi foto
Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado