miércoles, 26 de agosto de 2009

HISTORIA VERDADERA DE BUCARASICA
Estudio para la enciclopedia virtual Wikipedia
Por Orlando Clavijo Torrado

Bucarasica es uno de los 40 municipios del departamento Norte de Santander en la república de Colombia, Sudamérica.
“Es una pequeña vena en la ramificación de la Cordillera Oriental de los Andes colombianos; pertenece a hoya del lago de Maracaibo y a la subregión norte del departamento. Le corresponden las siguientes coordenadas geográficas: 8º 03 Latitud Norte; 72º Longitud al Oeste de Greenwich; X = 1’374.000; X= 1’398.000; Y= 1’117.000; Y= 1’137.000.
Su extensión territorial es de 267 kilómetros cuadrados, que equivalen al 1.23% del total del departamento”.
Limita con los siguientes municipios: al Norte con Ábrego y Sardinata; al Sur con Lourdes y Villacaro; al Oriente con Sardinata y Lourdes; al Occidente con Villacaro y Ábrego.
La cabecera municipal se encuentra a 1.125 metros sobre el nivel del mar. Goza de una temperatura promedio de 22º. La población, según el censo del 2005-2006 se discrimina así: área rural 3958 personas, cabecera municipal 549, para un gran total de 4507 habitantes.
Distancias a los principales centros urbanos: a Sardinata, 25 kilómetros; a Cúcuta, 95 kilómetros; a Ábrego, 110 kilómetros; a Ocaña, 135 kilómetros.
Historia
A finales del siglo XIX aún se estilaban las divisiones territoriales de corte español. Así, en el actual territorio de Bucarasica se encontraban el partido de La Sanjuana, con extensión hasta La Victoria, hoy corregimiento de Sardinata, y el partido de El Playón, cuyo centro era el punto o sitio de La Florida. También se denominaban a las pequeñas aglomeraciones cuadrillas. Por ello, se habla primero de El Playón y poco después, cuando el caserío de La Florida ha logrado algún desarrollo, aquel nombre es sustituido por éste. Los nombres de El Playón y La Florida se conjugan, por lo que en documentos oficiales de las dos primeras décadas del siglo XX se usan al tiempo, alternándolos de esta forma: La Florida – El Playón y El Playón – La Florida. Se pretendía que no hubiera la menor duda sobre el ente político-administrativo. Pero ha de entenderse que La Florida hacía referencia al poblado que se estaba formando y que con el tiempo sirvió de cabecera municipal. Hasta 1889 estos partidos pertenecieron al municipio de La Cruz – actual Ábrego – de la provincia de Ocaña, y luego al municipio de San Pedro – hoy Villacaro –, de la misma provincia. En 1921 figura La Florida como corregimiento de San Pedro.
El caserío ya tomó cuerpo en 1893. Lo comprueba la existencia de una capilla. El 24 de abril de dicho año se administró por primera vez un sacramento: fue el bautizo del párvulo Pedro María Granados, al que apadrinaron Benjamín Torrado Pérez y su esposa Evarista Sánchez. Esta fecha puede considerarse válidamente fundacional. La parroquia fue erigida por decreto del 8 de diciembre de 1908, refrendado por decreto del 31 de diciembre, dados por el obispo de Santa Marta Fray Francisco María Primo Simón y Ródenas, un capuchino español que mereció ser declarado venerable por la Iglesia Católica. Es un error señalar al obispo Rafael Celedón como fundador de la parroquia ya que su muerte acaeció en 1902. Igualmente constituye un despropósito atribuirle el estímulo a la colonización ya que por la época en que se desarrolló él se hallaba difundiendo la doctrina cristiana como simple sacerdote entre los indios guajiros. En definitiva, nada fundó Celedón.
Se ha sugerido que entre las riberas de los ríos Tarra y Sardinata habitaba la tribu de los Bucarasicas, mas, si fue cierto, no hay historia de su existencia. Todo rastro aborigen se borró a mediados del siglo XVII. Y, por supuesto, resulta apócrifo el relato difundido sobre la existencia de los indios búcaros, del cacique Búcaro y la princesa Curasica (con este último nombre se conoce una vereda de La Playa). Con todo, Bucarasica es, a no dudarlo, una voz indígena. La migración se nutrió de gentes blancas provenientes de La Cruz, inicialmente, y luego de Gramalote, Sardinata, Santander, Boyacá y otros lares. La raza negra no tuvo presencia alguna. En 1897 el villorrio empezaba en la morada de Gabriel Clavijo, hoy propiedad de José Antonio Quintero Torrado; a continuación venía la vivienda de Benjamín Torrado, que lindaba por el Oriente con la plazuela. En la escritura de venta a Ignacio García se dice que Benjamín Torrado construyó a sus expensas la casa, en terreno adquirido a Raimundo Osorio. Hoy están edificados allí el centro de salud y la alcaldía municipal. Aun no existía el barrio El Palomar.
Se pueden citar entre los primeros habitantes del caserío de La Florida por aquellos años, a juzgar por los títulos escriturarios, a Benjamín Torrado, Ignacio García, Gabriel Clavijo, Telésforo García, Felipe Maecha, Enrique Pérez, Raimundo Osorio, Vicente Arévalo, Rafael Rolón, Antonio Rolón (padre del anterior), Florencia Álvarez, Miguel Arteaga, Justo López, Jacinto Cañizares y Juan María Suárez.
El nombre de Bucarasica aparece inicialmente en una escritura del 21 de enero de 1679 por la cual Juan de Arévalo vende a don José Álvarez de Herrera las tierras de Bucarasica y Turmeros. “El alcalde ordinario de Ocaña Luis Téllez Blanco aprueba la transacción”. .
Hay enajenaciones hasta 1766. Por más de una centuria no se conoce actividad escrituraria. Empero, en las dos últimas décadas del siglo XIX la feracidad de las montañas vírgenes despertó una febril pasión de apoderamiento de los terrenos baldíos, que los colonizadores se afanaron por asegurar mediante documentos, primero en la notaría de Ocaña y a partir de 1893 en la notaría de Gramalote, principalmente, a donde acudían a granel.
Sin mencionar aquí los actos notariales de Ocaña, los documentos de escrituración hallados en la Notaría de Gramalote reflejan el movimiento de dos clases de pioneros: colonizadores propiamente dichos o colonos de baldíos, como se llamaban textualmente, y de ocupantes de las tierras colonizadas por compraventas, en el entendido que no son la misma cosa puesto que no cumplieron igual misión.
Hallamos, entonces, como colonizadores, a manera de ejemplo, en el partido de El Playón, a Feminiano Llanes en el sitio “El Presidio” (1882) – en la actual vereda de El Alto -, José Dolores Rincón en El Carmen – vereda del mismo nombre hoy en día – (1893), y Raimundo Peñaranda en el punto “La Azucena” (1893); y en el partido de La Sanjuana a Sixto Rosales (1892), Andrés A. Montaña (1893), Salustiano Clavijo Parada en el punto “Gallinetas” (1893), José Peña en el sitio “ Miraflores” (1896), y Manuel Botello en el sitio “San Isidro” (1896).
Por consiguiente, haciendo la salvedad de que la enunciación no es exhaustiva, entre los primeros colonizadores, compradores y colindantes de los predios baldíos transaccionados estuvieron: Secundino Rincón, Félix Ortíz, Heliodoro Celis, Juan Esteban Ovalle, Federico Vitolas, Ángel María Pérez, Antonio Arias, Cesareo Nova, Santiago Salcedo, Carmelo Ibarra, Nepomuceno Álvarez, José Peña, Román Rincón, Benito Esparza, Hernán Botello, Guillermo Vivas, José Escalante, Ramón García, Raimundo Suescún y los mentados Feminiano Llanes, José Dolores Rincón, Raimundo Peñaranda, Sixto Rosales, Andrés A. Montaña, Salustiano Clavijo, José Peña y Manuel Botello.
La mayoría de tierras fueron dedicadas al cultivo del café, de modo que para el año 1926 en el municipio de San Pedro, en general, y en su corregimiento La Florida, particularmente, sobresalían los siguientes caficultores: Ambrosio Carvajal, Víctor J. Rangel, Juan Arévalo y Francisco Aya, quienes en su finca “Provincias” mantenían 85.000 árboles; Manuel Botello, Sebastián del Castillo y Silvestre Rincón, con sembrados de 45.000 árboles por predio; Francisco Pérez y Laureano Afanador, propietarios de heredades con 35.000 árboles cada una; Florentino Rincón, cuyo fundo “La Pedregosa” estaba poblada con 30.000 árboles; Leonardo Becerra, José V. Durán, Ignacio García, Raimundo López, Campo E. Salamanca, Laureano Afanador, Tritón Calvo, Juan Carrillo, Pulcrecio Rodríguez, Carlos Méndez, Raimundo Serrano, José M. Gutiérrez, Salustiano Clavijo e hijos, Santos Calvo y Claudio Arteaga, todos con sembrados de 20.000 árboles; Manuel Soto, poseedor de “El Espejo” con 15.000 árboles; Bernabé García en cuyo campo “Aguadita” prosperaban 12.000 cafetos; e Ignacio García y José Escalante, con un floreciente cafetal de 20.000 árboles en su finca La Florida.
La Ordenanza Nº 51 del 30 de junio de 1938 le otorgó la categoría de municipio al corregimiento La Florida, dependiente entonces de San Pedro, y le varió el nombre por Bucarasica, dejando a San Pedro como su corregimiento. Surgieron desavenencias entre los dos conglomerados por ostentar la municipalidad. La Asamblea departamental dirimió el conflicto en 1948 mediante la Ordenanza Nº 9 del 25 de noviembre que los reconoció a ambos como municipios. La Ordenanaza Nº 25 del 23 diciembre del mismo año ratificó la decisión y le cambió el nombre al segundo ente, de San Pedro del Norte, dado en la Ordenanza Nº 9, por el de Villacaro, nombre que siguió rigiendo en adelante.
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Fuentes consultadas: Cerca de las estrellas: registro histórico, minucioso y documentado de Bucarasica, población de la antigua provincia de Ocaña, en el departamento Norte de Santander, Colombia, por Orlando Clavijo Torrado, impreso en la editorial Nueva Granada, Cúcuta, mayo de 2009; Notarías Primera de Ocaña y Única de Gramalote; Colombia cafetera nació en Cúcuta. 1794-1870, por Rafael Eduardo Ángel, Litografía Guevara, diciembre de 2007.
CRONIQUILLA
VALORES OCAÑEROS
Orlando Clavijo Torrado
Me referiré a dos personalidades de la provincia de Ocaña: a la una, por su fallecimiento el pasado 18, y a la otra, por la alusión perversa a su vida en un libro recién aparecido.
Decir que Gabriel Neira Quintero fue un personaje representativo de Ocaña y la provincia no es un lugar común. Quizá los epítetos polifacético y dinámico condensan todo su quehacer. Lo mismo fundaba un periódico o un colegio que acompañaba y aconsejaba a sus jefes, e intervenía tras bambalinas en el desarrollo de una convención conservadora o en la confección de una lista a la Asamblea o al Congreso. Como había adquirido gran ascendencia política, el reverso del papel plateado de una cajetilla de cigarrillos le servía para recoger los nombres de los aspirantes a maestros o inspectores de policía de Ábrego, Hacarí o cualquier otro municipio de la provincia. El gobernador le hacía caso y tal como iba la lista así salían los nombramientos. Con tal acervo de recuerdos y vivencias en él, que estuvo cerca de Lucio Pabón Núñez, David Haddad Salcedo, Carlos Pérez Escalante y Argelino Durán Quintero, le insinuaba no hace mucho en que lo visité en su casa de La Primavera en Ocaña, que bien podía escribir muchas páginas de verdadera historia patria enfatizadas en estos y otros dirigentes y en la política del departamento durante varias décadas. Jovialmente me respondió que de pronto se ponía en la obra. Con su energía lo hubiera intentado, pero la lucha con la enfermedad, combatida con tanta fe y durante más del tiempo calculado, lo abatía por momentos. Haciendo gala de tanto denuedo y luciendo un elegante vestido para la ocasión, hizo de maestro de ceremonias el pasado mes de abril con motivo de la sesión solemne para conmemorar el 181 aniversario de la Gran Convención. Sonriente, y generoso como era en todo, me concedió los minutos extras que le pedí para concluir mi intervención.
Además de leer y estudiar y de ingeniarse cosas que parecían alocadas, era un divertido gozador, como en aquella ocasión que conducía un carro con placa diplomática de Egipto en Bucaramanga a alta velocidad y fue objeto de persecución por un agente de tránsito. Cuando éste le dio alcance, Gabriel se puso de inmediato un turbante y empezó a hablarle al oficial en un simulacro de árabe – jarabaraalhajabenali- . A su acompañante también le entregó un turbante y le ordenó que permaneciera mudo. El policía se cansó de reprocharle todas las infracciones que había cometido y de recibir por respuesta trabalenguas, y dándose por vencido le permitió que se marchara. Le recordé aquel episodio y se estallaba de la risa.
Con su muerte se suman muchas pérdidas: para su familia, obviamente, para sus amigos, para la Academia de Historia de Ocaña, para el periodismo, para el Partido Conservador, y para su Ocaña entrañable y los pueblos de la provincia.
El segundo personaje muy de la esencia comarcana es Isabel Celis Yáñez. De verdad que introducirse en su alcoba constituye grave atrevimiento contra un sagrario como es una mujer, y un irrespeto hacia un valor no solo de la provincia sino del Norte de Santander. Aquí ninguno es tarado para no entender a quién se refiere Édgar Artunduaga en su libro Sexopolítica en el capítulo reproducido por La Opinión en Imágenes del domingo 9 de agosto, bajo el título “Dime con quién te acuestas y te diré quién eres”.
¡Respeto, señores, con las comunidades, con los íconos, con la intimidad de cada quien! ¡Vayan a hacer escándalos y pretender fama a otra parte! Con todo, manejar rumores y chismografía no le resta un ápice al pedestal que se merece esta hija procera de Villacaro.

orlandoclavijot@hotmail.com


Cúcuta, 25 de agosto de 2009.
PARA LA REVISTA “¿CÓMO VAMOS?”
LA CULPA ES DE LA VACA
Por Orlando Clavijo Torrado
En los días que corren la comunidad cucuteña entró en estado de shock cuando recibió la factura de Centrales Eléctricas del Norte de Santander. El cobro venia aumentando mes tras mes, pero el que tiene fecha de corte del 13 de julio sí que superó, no el alza, sino el abuso. Alegó el gerente que con motivo de las altas temperaturas muchos hogares se proveyeron de aparatos de aire acondicionado. Un señor que se identificó como Memo Neira respondió por Internet:”Yo no tengo aire acondicionado en la casa. Tengo solo bombillos ahorradores y no he comprado ningún nuevo electrodoméstico, al contrario, suprimí el computador. Yo pagaba entre $ 70.000 y $ 80.000 mensuales por consumo de energía y la última factura llegó aproximadamente por $ 160.000”1. Surge de inmediato la pregunta: ¿de quién es la culpa de estos aumentos que parecen más bien un atraco? La culpa es de la vaca, según el gerente. La vaca aquí se llama “Comisión de regulación de energía y gas” – Creg- . Afortunadamente esta entidad regula las tarifas, no impone. ¡Con esos reguladores, para qué enemigos! ¡Y qué vaca tan lechera!
Hay otros interrogantes por responder. Una amiga me recomendaba que observara las fechas de las facturas para que comprobara, como ella lo hizo, que la empresa no cobra por el mes completo sino por fracciones, de modo que el usuario no paga propiamente doce sino trece meses. ¿Será cierto? Con la misma colaboradora nos concentrábamos en el capítulo VII de una factura que está al día titulado “Detalle de la cuenta”, por la cantidad de conceptos que le cargan: consumo residencial, costo unitario fijo, interés de mora CENS varios, interés por mora, cuota capital inspecciones, ajuste a la decena resolución CREG 108-97, impuesto alumbrado público, manejo de recaudo variable residencial, comercialización y recaudo fijo residencial, recolección y tr. (sic) residencial, barrido y /o limpieza áreas públicas. Estos ítem terminan con el “saldo convenio inspecciones”. La lógica indica que si continúa el crecimiento de alzas a ese ritmo – aproximadamente del 20% mensual - , la factura analizada, que hoy llegó por $ 221.610, vendrá dentro de un año por medio millón de pesos. Paradójicamente, me mostraron en Bucaramanga la última factura de un apartamento de estrato cuatro – el mismo de la cuenta arriba mencionada - , apartamento en donde usan la licuadora y el horno microondas todo el día y la lavadora hasta cuatro veces a la semana, sólo por $ 45.000. Entonces, ¿qué pasa en Cúcuta?
¿Cuál era el cuento de que Centrales Eléctricas del Norte de Santander constituía patrimonio de los nortesantandereanos? Me disculpan, pero yo nunca lo he creído.
Digamos, pues, con el Chavo: ¿Y ahora, quién podrá defendernos de Centrales Eléctricas?

orlandoclavijotorrado.blogspot.com

Cúcuta, 22 de julio de 2009.

jueves, 13 de agosto de 2009

CRONIQUILLA
LOS BISABUELOS EN GRAMALOTE
-II-
Orlando Clavijo Torrado

Había un fuerte contraste entre mis dos bisabuelos: José Salustiano Clavijo era un varón de índole dulce, paciente y tolerante, más inclinado al campo que a los afanes citadinos. A su turno, Benjamín Torrado tenía un carácter controversial, portaba revólver y sable – lo llamaban general1 -, dirigente político tenaz – llevaba en fila a los correligionarios del Cincho a votar a Ábrego y buscaba hasta debajo de las camas a los que se ocultaban eludiendo salir a cumplir el sagrado deber con el Conservatismo, ora por desidia, ora por desinterés -. Mientras aquel tenía posesiones en los partidos de La Sanjuana y El Playón (así se llamó inicialmente Bucarasica y luego La Florida), y en las veredas La Provincia y El Alto del mismo partido, éste era dueño del lote en que se construyó el primer hospital de Sardinata, vendido por él mismo al padre Domiciano Valderrama, propietario de predios en el actual corregimiento de La Victoria, del espacio en donde están hoy la plaza y el centro de salud de Bucarasica, y de varias casas levantadas a sus expensas, como rezan las escrituras. Don Benjamín poseía también fundos en La Cruz (Ábrego) y en El Cincho, del municipio de La Playa, en donde murió. Parte – porque son numerosos - de los documentos firmados por ambos bisabuelos los hice fotocopiar para estudiarlos y guardarlos como verdaderas reliquias.
--¿Te regresás a La Cruz o a La Florida? – le diría el joven Benjamín al otro hombre que a la sazón culminaba la treintena de años. Ahora, con la instalación de la Notaría en Gramalote, es opcional ir a la Notaría de Ocaña, aunque el registro sigue correspondiendo allí.
- Según lo que le convenga a uno – replicaría don José.
- Yo debo regresar a La Cruz a ver a mi esposa y a los pegotes2 – comentaría Benjamín. Saludáme a mi ahijado Pedro María Granados, por cierto con cuyo bautizo se inauguró la capilla el 24 de abril de 1893.
- Por mi parte regreso a La Florida en donde también me esperan; vos sabés que pese a mi edad ya soy viudo y me quedaron siete hijos, unos solteros y otros casados. Y a propósito de bautismos, hay otro programado, será el segundo, para el 17 de marzo de 1894. Es el de María Florencia Ladino Melo, hija de mi compadre Wenceslao y mi comadre Ignacia. Mi hija Tomasa y yo seremos los padrinos.
- Entonces hagamos el viaje en compañía, y mientras vos te quedás en La Sanjuana, yo sigo para La Cruz.
Y así viajarían juntos mis dos bisabuelos en sus fuertes mulas, asistidos de peones, en jornadas con escalas por aquellos caminos de miedo y por aquella serranía en la que recién germinaba la agricultura a expensas de la deforestación, y en cuyo vientre surgían los nuevos pueblos por su obra y el de un puñado más de titanes, o se estaban despertando los antiguos sumidos en el marasmo, en aquellos años finales del siglo XIX.

orlandoclavijot@hotmail.com


1 Su hermano Mateo sí ostentó oficialmente los galones de general y tuvo destacada actuación en la guerra de Los Mil Días como lo señala Justiniano J. Páez en su obra Noticias históricas de la ciudad y provincia de Ocaña.

2 Niños.

Cúcuta, 11 de agosto de 2009.

jueves, 6 de agosto de 2009

CRONIQUILLA
LOS BISABUELOS EN GRAMALOTE
-I-
Orlando Clavijo Torrado

Hace pocos meses había tocado Gramalote de paso para Lourdes. Pero a principios de julio del año en curso sí hice allí una visita formal, durante dos días. Estaba acompañado de Silvia Andrea, mi hija, quien en mis andanzas tras la historia funge de secretaria y coinvestigadora. El señor Notario Hugo Mora y su secretaria Carolina son diligentes y respetuosos funcionarios y, fuera de ello, hacen gala de la amabilidad gramalotera. Con su concurso, Silvia y yo, provistos de tapabocas, nos dimos a la tarea de escudriñar los añejos legajos abarcando un período significativo desde 1893, año de iniciación de la Notaría.
De Cúcuta a Gramalote se gastan a lo sumo cuarenta y cinco minutos por una carretera aceptable. Hay excelente servicio de transporte. Además de su clima moderado y su incrustación en la montaña – refugio seguro en caso de que el loco de Chávez quiera satisfacer su delirio de emperador y comience a bombardear a nuestra querida capital departamental -, además, digo, se añaden otros encantos como su templo parroquial, bello y majestuoso, la capilla del colegio de las hermanas Betlemitas y el colegio Simón Bolívar. Son edificaciones que hoy resultaría sumamente costoso levantar. El tiempo no alcanzó para visitar el convento de las hermanas clarisas, de cuya sobria elegancia oímos muchos encomios.
La estatua del padre Secundino Jácome, presunto hijo de Bolívar, como lo predica la placa en el monumento, mira hacia la plaza desde el atrio de la iglesia. Asimismo, el ex presidente Laureano Gómez tiene allí su estatua, al parecer la única en Colombia. Por su colocación es recordada la disputa entre los dirigentes conservadores Lucio Pabón Núñez, quien se oponía, y Álvaro Gómez Hurtado, hijo del prohombre. Los caricaturistas reflejaron en los diarios de la época un virtual enfrentamiento de los dos caudillos en un duelo al estilo del oeste americano, apostados en las esquinas del parque.
En un viaje imaginario al pretérito le hacía notar a mi hija cómo hacía 116 años, por aquel parque, sin duda rústico, y por aquellas calles de simple greda, transitaban José Salustiano Clavijo Parada y Benjamín Torrado Pérez, mis bisabuelos y sus tatarabuelos, emigrados de La Cruz, hoy Ábrego, y cómo en la misma Notaría, de modesta oficina en su tiempo, vigorosos e inflamados de sueños, se presentaban continuamente para formalizar en escrituras públicas sus derechos de colonizadores de las recién descubiertas tierras de lo que se prospectaba como Bucarasica.
Continuará…
orlandoclavijot@hotmail.com

Cúcuta, 6 de agosto de 2009

domingo, 2 de agosto de 2009

Palabras introductorias a la presentación del video-beam en el conversatorio sobre el libro Cerca de las estrellas, por Orlando Clavijo Torrado, el viernes 31 de julio de 2009 a las 4 p.m., en la sede de la Academia de Historia del Norte de Santander, Cúcuta.
(Tomadas de la grabación hecha por Silvia Andrea Clavijo Cáceres)
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Muchas gracias señor presidente y señores miembros de la Junta Directiva de la Academia por programar este conversatorio en torno a mi libro Cerca de las estrellas, y muchas gracias a todos ustedes, colegas académicos y amables asistentes.

Voy a explicar brevemente, la estructura y lo que los alemanes llaman en materia musical el leitmotiv o “tema musical conductor”. Digamos que es un ejercicio por encontrar el hilo conductor del libro y su desarrollo.

Se ha empleado un método semejante al filosófico llamado deductivo, que va de lo general a lo particular. Antes de entrar en la materia histórica, hay un capítulo, el capítulo IV llamado Edafología. En él se da una noción de la formación geológica de nuestro departamento en general y luego de las masas telúricas de la provincia de Ocaña “en los lejanos tiempos opaleozoicos, hace aproximadamente unos 400 millones de años”.
Entramos luego a los orígenes de la provincia de Ocaña, con un ligero estudio de la fundación de la ciudad de Ocaña el 14 de diciembre de 1570. En el libro se trae un precioso documento citado por Luis Eduardo Páez Courvel titulado Capitulaciones, en donde se da cuenta de los linderos que le fija el fundador Francisco Fernández de Contreras a “esta ciudad de la Nueva Ocaña”. Los términos –como dice el documento – o lindes, tienen por finalidad el que los vecinos tengan cómo sustentarse. Para el efecto de la obra, recordemos que la Nueva Ocaña comprendía todas las vertientes de la laguna de Maracaibo. Vale decir, que el territorio de la actual provincia de Ocaña, el valle de Simalloa, parte de los departamentos del Cesar y el Magdalena, y hasta cercanías de la ciudad de Pamplona, se entendía como la Nueva Ocaña. No se quedaban los españoles en la comprensión de ciudad en el puñado de casas, sino en todo el contorno.
En ese entendimiento, podemos decir que si pensamos en las veredas actuales de Balcones, de Convención, La Quina de San Calixto, Capitán Largo, de Ábrego, por ejemplo, Los Corazones de Villacaro, y La Sanjuana y La Curva de la actual Bucarasica, El Cincho, en La Playa, doctor Guido, estamos hablando de la ciudad de la Nueva Ocaña.
En 1578 se produce lo que llamo la Primera Monografía de la Provincia de Ocaña. Es una discreción o descripción mandada por decreto del rey Felipe II el Prudente, que este dictó para todos sus territorios. El mandato real le llegó a su gobernador en Santa Marta, don Lope de Orosco, quien comisionó al alcaide Garcilaso de la Vega – no el poeta español, ni el conquistador del Perú ni el poeta mestizo peruano; parece que el nombre de Garcilaso de la Vega era muy común por aquella época –para que hiciera la representación – representación llamaban al pedido – ante el cuerpo administrativo de la ciudad de Ocaña. Se dice allí que ocho años atrás la ciudad de la Nueva Ocaña se componía de 20 vecinos, y agora, en 1578, hay veinte vecinos encomenderos de indios. Se describe allí la fauna, la flora, los accidentes geográficos, los ríos y en general el sistema fluvial, las distancias que hay de Ocaña a Santa Marta, a Pamplona, a Tunja y Santa fe. Y en un capítulo apasionante se nombran cuidadosamente las tribus existentes en la provincia, empezando por el pueblo de indios llamado Zeytama, sigue con Buxeriama, Caracica, Borotaré, etc., hasta terminar con Visera y Ercosa y Aytara, anotando las distancias en leguas que tienen las agrupaciones indígenas con la ciudad de Ocaña.
En 1765 ya hay suficientes habitantes en los Llanos de Santa Bárbara de la Cruz para que las hermanas ocañeras Ana María y Josefa de la Encarnación Maldonado donen el terreno para edificar una población en forma. En 1808 se crea la parroquia de Santa Bárbara de La Cruz, con jurisdicción hasta el paraje de San Pedro, distante dos días de camino, que comprendía también las montañas desoladas de lo que se llamó después Bucarasica. En 1822 se creó el municipio de La Cruz, comprendiendo un extenso territorio de los cinco municipios actuales de Hacarí, Cáchira, Ábrego, Villacaro y Bucarasica.
El partido de San Pedro se va desarrollando hasta que en 1889 se lo erige en municipio. Eclesiásticamente sigue ligado a La Cruz. Los pobladores del embrión de lo que sería Bucarasica acudían a la capilla de San Pedro, que no tenía la categoría parroquial, como les sucedió a los jóvenes bucarasiquenses José Mercedes Sepúlveda y Dolores Suescún, quienes se casaron en la capilla de San Pedro el 10 de noviembre de 1878 pero la partida fue asentada en la parroquia de Santa Bárbara de La Cruz, hoy Ábrego. Sólo en 1889 se crea la parroquia de San Pedro.
Por esos años ya aparecen los colonos en las montañas inexploradas de Bucarasica. El lunes 24 de abril de 1893 se celebra la primera ceremonia religiosa en la capilla de La Florida, hoy Bucarasica. Se trata de un bautismo. El 8 de diciembre de 1908 se erige la parroquia de La Florida. Se independiza Bucarasica eclesiásticamente de San Pedro, el actual Villacaro. Sigue vinculada en lo político. Un cambio en las fuerzas políticas gobernantes permite la erección del municipio de Bucarasica mediante la Ordenanza Nº 51 del 30 de junio de 1938. San Pedro o Villacaro pasa a ser subalterno como corregimiento. Se desata una lucha legal y partidista. Villacaro defiende sus títulos para ser cabecera municipal. Los organismos judiciales le dan la razón a Villacaro, pero el gobernador Miguel Durán Durán, aliado con la Asamblea liberal y sus correligionarios de Bucarasica, eluden el cumplimiento de los fallos judiciales. El doctor Manuel Buenahora, que algunos conocimos, es el apoderado de Villacaro. Resulta que Bucarasica se había aparentemente liberalizado mientras Villacaro hacía resistencia como fortín conservador. Al fin, la disputa, que tiene episodios novelescos y simpáticos, se dilucida mediante la Ordenanza Nº 9 de noviembre 25 de 1948 que salomónicamente determina que ambos poblados sean cabeceras de municipio, el uno llamado Bucarasica y el otro San Pedro del Norte, nombre que fue cambiado en diciembre por el de Villacaro.
Nos situamos entonces ya en lo que es civil, política y eclesiásticamente Bucarasica, después de llamarse El Playón, luego La Florida y finalmente Bucarasica, y tras ser parte de la ciudad de Ocaña, del distrito de La Cruz o Ábrego y del municipio de Villacaro.
Para el detalle de los acontecimientos en todos esos órdenes he seguido el método de don Justiniano J. Páez en su obra Noticias de la ciudad de Ocaña y su provincia desde 1810 hasta la guerra de Los Mil Días, consistente en plasmar año por año los sucesos destacados, método que me parece muy práctico, didáctico y asimilable. En lo político se empieza con el año 1909. En lo eclesiástico desde 1893. Esta puntualización abarca hasta algunos acontecimientos de 2008.
A continuación veremos el video-beam que fue elaborado para el acto de lanzamiento del libro realizado en el elegante paraninfo de Asinort de esta ciudad el 29 de mayo del presente año. Contiene las fotografías insertadas en el libro. La preparación del video beam se debe principalmente a mi hija Silvia Andrea Clavijo Cáceres, que además del ejercicio de su profesión de abogada y especialista en solución de conflictos y derechos humanos, funge de mi secretaria, y se ha adentrado en los secretos de la informática, de modo que a ella se debe la composición del material físico del libro, con sus ribetes, adornos, ubicación, colores y todos aquellos aspectos agradables.

Datos personales

Mi foto
Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado