lunes, 29 de noviembre de 2010

CRONIQUILLA
CON LOS CALZONES ABAJO
Orlando Clavijo Torrado

Este no es un cuento sino un relato verídico, que muestra el grado de inseguridad en Venezuela, y, particularmente, en San Cristóbal.
El mendigo, por cierto, joven, de los que se alojan debajo de los puentes, tenía una recolecta abundante de bolívares fuertes. Así, aquel día decidió regalarse con un almuerzo fenomenal en uno de los restaurantes del barrio Pueblo Nuevo. Volvió a la esquina de siempre a reposar la comilona, y se dio la rutinaria siesta del mediodía. Hubiera seguido durmiendo de no ser porque su estómago le avisó que era hora de ir al inodoro.
Pero, ¿cuál inodoro para él, un indigente de la calle? Entonces, convengamos en que esto del inodoro es un decir. Nuestro héroe estaba acostumbrado a evacuar su vientre entre los matorrales, detrás de las paredes de casas abandonadas, detrás de las construcciones, de una piedra, y, con toda seguridad, bajo cualquier puente, el del Viaducto por ejemplo.
Se acurrucó en el lugar elegido, solitario según la rápida inspección que hizo, y puso su mochila al lado. Confiado, se entregó a su propósito.
Pero andaba equivocado en cuanto a su soledad: por allí merodeaban atracadores y éstos bien sabían que el pedigón era dueño de una “fortuna”, un botín que en esos momentos estaba a su alcance pues la víctima se ocupaba en una faena que no podía interrumpir. Esto es, estaba inerme, literalmente con los calzones abajo.
Cuando el pordiosero vio que los ladrones se acercaban amenazadoramente no contó para su defensa sino con palitos y piedras que arrancaba al azar, pero ya se iban a apoderar de la mochila. No disponía de otros elementos más convincentes frente a los maleantes. Y por ensalmo, en tan difícil circunstancia, de pronto le vino la iluminación. Sí señor: correría a sus agresores lanzándoles algo que no podrían resistir. Y puso manos a la obra, o mejor, a la mierda. Y he aquí al hombre tirándoles caca a diestra y siniestra y los asaltantes huyendo despavoridos de semejante lluvia.
No hay que decir – los escritores utilizamos esa muletilla para siempre decir lo que queremos – que el episodio tuvo un final feliz para el muchacho que salvó los ahorros de las limosnas de varios días. No perdió ni …un centavo. Su ingenio es admirable. Es lo que se llama un hombre recursivo. Bastante sucio, claro está.
¿Habrase visto más inseguridad?

orlandoclavijot@hotmail.com

Cúcuta, 29 de noviembre de 2010.

lunes, 22 de noviembre de 2010

CRONIQUILLA
EL GENERAL ARIAS CABRALES
Orlando Clavijo Torrado
El nombre del general Jesús Armando Arias Cabrales no es extraño para los nortesantandereanos. Otra cosa es que el olvido y la ingratitud hayan hecho mella en nuestros corazones, pero este gallardo guerrero es tan de nuestra esencia como el chocheco de Cucutilla y la arepa ocañera.
Desde temprano oí mencionar a menudo, con cariño y respeto, a don Gonzalo Arias Delgado, natural de Cucutilla, y a su esposa doña Hilda Cabrales, oriunda de Ocaña, justamente porque ellos oficiaron de padrinos del matrimonio de Leoncio Clavijo Suescún y Elvira Torrado Torrado, mis padres, en el corregimiento de La Victoria, Sardinata, un 26 de marzo de 1940.
Don Gonzalo tenía un porte viril y facciones distinguidas; su esposa ejemplificaba la belleza y la aristocracia. Constituían un joven hogar radiante por sus virtudes cristianas, admirado e imitado por muchos, como la mayoría de parejas que allí se conformaron. Porque a La Victoria, un poblado alejado, seguramente por razones económicas pues se trataba de un espacio y un mercado nuevos para la agricultura y el comercio, confluían gentes de otras poblaciones, incluso sirio-libaneses como los Hellal, los Chaya y los Aljure.
El padre Andelfo, hermano de Gonzalo, atendía en ese momento la feligresía que aún no contaba con parroquia. En tal entorno nació Jesús Armando Arias Cabrales. De La Victoria los esposos Arias Cabrales se trasladaron a Lourdes, en donde fue bautizado el futuro militar. Finalmente se ubicaron en Bucaramanga, por lo que se ha creído que el general es santandereano. Es cierto que allí creció y se educó, mas, como queda dicho, sus raíces son muy nuestras.
El 5 de noviembre de 1985 la guerrilla del M-19 se tomó a sangre y fuego el Palacio de Justicia de Bogotá, con las consecuencias que todo el mundo conoce. El general Jesús Armando Arias Cabrales se desempeñaba como comandante de la Brigada 13 del Ejército Nacional, y se le confió por los altos mandos y el presidente de la República el rescate de los secuestrados y el restablecimiento del orden en el máximo tribunal de justicia de la nación. Pero ahora el cuento se cambió. Nadie quiere recordar que al doctor Alfonso Reyes Echandía, presidente de la Corte Suprema de Justicia, un hombre netamente intelectual, tan pacífico como aquel incapaz de poner siquiera la mano para impedir que una bala lo hiera, un insurgente le descerrajó un tiro en la cabeza estando él de rodillas contra un rincón. Como tampoco nadie quiere recordar que al doctor Humberto Murcia Ballén – mi profesor de Derecho Civil – le dieron plomo los guerrilleros por su prótesis del miembro inferior – “pata de palo”, le decían – cuando osadamente emprendió la huída del Palacio, logrando salvar su vida, mientras que los demás magistrados, sin ningún impedimento, no tuvieron esa decisión. Nadie quiere saber de la bajeza de los asesinos y de la valentía de los guardianes de la democracia y las libertades. Para el general Arias Cabrales están pidiendo, virtualmente, considerada su edad, cadena perpetua. Para los verdugos, perdón y olvido.
Con todo, la naturaleza de las cosas nadie las puede cambiar. Aunque el robo al estado hoy parezca viveza y olfato para los negocios, no deja de ser peculado, no importa que muchos lo practiquen. Y así, quienes defienden la Patria, son héroes aquí y en la Patagonia. Naturalmente, las violaciones a los derechos humanos que se hayan cometido luego de los luctuosos días, ya asegurado el Palacio y pasada la refriega, devienen a crímenes, y deben ser castigadas. Pero lo absurdo, injusto e inaceptable es que los militares que actuaron valerosamente en esas horas aciagas, ahora, de entrada, sean tratados todos como delincuentes, mientras la benevolencia se extiende generosamente para los asaltantes, sus colaboradores, auspiciadores y apóstoles.
En fin, que suceda lo que le suceda al general Jesús Armando Arias Cabrales, su estampa figurará en la galería de los grandes militares de Colombia, cabalmente por ser el prototipo de la bizarría de una raza que no se oculta a la hora del combate. Cuando la cordura se restablezca, también su nombre será reivindicado. Su nombre nortesantandereano.

orlandoclavijot@hotmail.com

Cúcuta, 21 de noviembre de 2010.

domingo, 14 de noviembre de 2010

CRONIQUILLA
OCAÑERIDAD
Orlando Clavijo Torrado

Vinieron tantos “güichos” de todas partes a Bucaramanga que alguien comentó con gracia que no se conseguía un “güicho” ni para remedio. Se demostró que la ocañeridad es algo vívido y que las colonias funcionan a todo vapor máxime si sienten estimuladas por la exaltación de uno de los suyos. ¡Qué grato encuentro con Jairo Claro Ovallos y Mario Javier Pacheco – de la representación de Ocaña -, con Carmelo Tadeo Mendoza, José Isaac López – ahora ejemplar diácono, el condenillo-, Edmundo Sarmiento Núñez y Pocho Claro – de los residentes allí -, con Daniel Raad Gómez, Guillermo Sagra Serrano, Alonso Ojeda Awad, Miguel Ángel Santiago Reyes y Arminio Piñeres Grimaldi, de la Fundación CARO en Bogotá, en fin..!
Los bumangueses – más cachacos que los nortesantandereanos, tal vez exceptuando a los pamploneses – gustan del protocolo y las ceremonias. Por ello, en el acto de posesión del Defensor del Pueblo, Volmar Pérez Ortiz, como miembro nacional correspondiente de la Academia de Historia de Santander, estaban presentes el alcalde, el contralor municipal y otros prestantes dignatarios. De nuestra parte gubernamental concurrió el alcalde de Ocaña Yebrail Haddad Linero. (El presidente de la Academia de Historia de Ocaña, Luis Eduardo Páez García, envió un emotivo mensaje de felicitación al recipiendario). La banda de la Policía Nacional interpretó sólo aires típicos tradicionales y a la entrada del señor Defensor se vino con las Brisas del Pamplonita. (Extrañamos la Ocañerita; de pronto no la conocen).
Don Volmar Pérez Ortiz - al estilo español, es el título que se le da a sus miembros en la mentada Academia – pronunció un enjundioso discurso sobre el nacimiento del Derecho Público a partir de la Convención de Ocaña y la estadía del Libertador Simón Bolívar en Bucaramanga – justamente en la casa que sirve de sede a la Academia - . Como todas las piezas literarias o jurídicas suyas, esta merece que se reproduzca en los órganos de difusión apropiados.
El mismo recipiendario ofreció un cóctel pero aún las colonias queríamos brindarle un particular agasajo por lo que lo invitamos al salón La Perla, ubicado en la Universidad Industrial de Santander, para la cena con tamal de arroz ocañero y pan idem. (Por supuesto - primo Federico Canosa Torrado - , que el whisky hubo que dejarlo a un lado y acompañar el tamal con otra bebida, porque hubiera resultado muy corroncho whisky con tamal. Aclaro que cuando le conté al primo este episodio, se quedó con la duda). Consumido este, continuamos con el escocés. Algunos bailaron mientras otros reanudábamos los lazos de amistad, vivíamos añoranzas y arreglábamos el país.
¡Noche magnífica, noche de la cultura, de la historia, de los recuerdos y del reencuentro de las privilegiadas gentes de la antigua Provincia de Ocaña alrededor del personaje más representativo que tiene el departamento Norte de Santander en las altas esferas de la administración nacional como es el doctor Volmar Pérez Ortiz!
Así fue la noche del 4 de noviembre de este año de gracia de 2010.

orlandoclavijot@hotmail.com

Cúcuta, 13 de noviembre de 2010

lunes, 25 de octubre de 2010

PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA”
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LA PROMESA
Orlando Clavijo Torrado

El muchacho se encontraba realmente enfermo. Aquí, en Ocaña, los médicos no habían adelantado mucho en su recuperación. Sus miembros inferiores no le respondían, y así la vida se tornaba azarosa; ni qué pensar en regresar a la vereda a trabajar. La madre estaba desesperada. No había más remedio que acudir a Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma.
Madre e hijo hicieron varias peregrinaciones muy de madrugada al cerro bendito. Por el camino viejo. Con gran sacrificio y mucha devoción, con la fe más viva, con la esperanza cierta de la curación. Y el milagro se hizo. El mozalbete volvió a caminar correctamente, con agilidad, con libertad, con vigor.
El hermano que había viajado al país de Chávez, un dictador militar de último cuño, en busca del metal contante y sonante que allá se conseguía más fácilmente que en Colombia, se llenó de dicha por la noticia sin igual, y lo invitó a que se entrevistaran en Cúcuta para festejar.
Según reportó el diario de la capital nortesantandereana, los dos hermanos, más un primo, se encontraron en el poblado de La Parada, junto a la frontera de los dos países. Abrazos vienen, abrazos van. ¡Qué alegría! ¡Cómo te ves de bien! ¡Es un verdadero milagro! Y a vos, ¿cómo te ha ido por Venezuela? ¡Bien, requetebién! Tené cuidado, no sea que te acusen de paramilitar y de que querés matar a Chávez, y si te va bien te encierran, te dan una paliza y te deportan, y si no, Dios nos libre, te asesinen como a otros compatriotas que se fueron a buscar por allá lo que no se les ha perdido. ¡Despreocupate, hombre, que no me va a pasar nada! Pensemos en otra cosa, en tu sanación increíble, y vamos a celebrar a lo grande, a lo bien, en un sitio chévere, con música… ¿bolegancho también?...No, bobo, qué bolegancho sino trago del bueno, y viejas. Vení, vamos a Rumichaca, en donde dicen que hay muñecas de rechupete, que hacen strip-tease, y de pronto te cogés una.
No estaban lejos del burdel. Antes se animaron con unos aguardientes y al anochecer ingresaron allí. Nunca este campesino había visto aquello, luces de colores que iluminaban el techo y la pista y arrojaban penumbras propicias, como las calles retorcidas de Ocaña, para el acto malicioso, música estrepitosa que no permitía escuchar al vecino, y mujeres con ropa diminuta bailando alrededor de un tubo.
De repente irrumpió un grupo de hombres armados que se dirigió a la mesa en donde libaban nuestros paisanos, y abrió fuego contra ellos. Los jóvenes venidos de Venezuela cayeron mal heridos y el labriego que había recobrado la salud gracias a la Torcoroma, quedó muerto. No había razón para el ataque; al parecer, los sicarios obraron confundidos.
La madre recordaba cómo le rogaba a su hijo que para qué se empeñaba en viajar sin necesidad alguna. El hermano sobreviviente no podía con la culpa de haber llevado a su hermano menor a celebrar en un putiadero un milagro de la Virgen.

orlandoclavijotorrado@yahoo.es

25 de octubre de 2010.

miércoles, 18 de agosto de 2010

CRONIQUILLA
MEMORIA DEL BARRIO LA MERCED (IV)
Orlando Clavijo Torrado

El sitio preferido para patinar en patines de hierro era el canal Bogotá por su perfecta pavimentación. A propósito del canal, quedaba por allí el grill Canaima, el lugar de “perversión” del barrio pero con cierto aire de elegancia, que ofrecía pista de baile, bar con variados licores y habitaciones exclusivas para los goces amatorios.
Evocan, mi sobrino Francisco Fernando Rincón Clavijo, desde Bucaramanga, y el doctor Edgar Eduardo González Durán, desde Bogotá, otro cúmulo de episodios y nombres de familias cada una con mucha significación. Aun en aquella época, no muy lejana, nadie se traumatizaba como hoy porque lo corregían con un reglazo en la mano y lo paraban detrás del tablero por indisciplina, cual lo estilaba doña Tina en su liceo. De otra parte, no era este el único establecimiento de educación privado: igualmente existía una Academia de Comercio de doña Olga de Urdaneta.
En anterior Croniquilla hablé de la familia alemana cuyo jefe de hogar tenía el apellido Kreutser – no Klausen - , padre de Erick, Manfredo y unas preciosas niñas que preferían de novios a los jugadores uruguayos como Agustín Latorre y Luis Decevo. Sin embargo, conste que no eran ellos los únicos extranjeros ya que estaban también los Pozoni con su prole de Marita, Bunny, Chandor y Mito.
Hablando de fútbol, es digno de rememorar que las calles servían de canchas, por algún tiempo fungió de animador el joven Kiko Urbina, afectado de demencia, y los rivales los “equipos” de Juana Rangel y Pescadero. Hubo un tiempo en que no cesaban las derrotas frente a Pescadero. Gracias a que se hallaba en la ciudad de descanso el famoso jugador “Burrito” González – por entonces integrante del Deportivo Cali, novio de Ema González, nieta del periodista Montegranario y hermana del no menos célebre “Tuco”- , y a la mediación de su primo Pablo Pérez y del destacado miembro de la selección de básquet Darío Pinzón Rodríguez, accedió el “Burrito” a reforzar al glorioso conjunto de La Merced que por fin ese día le propinó a Pescadero una solemne goleada.
¿Quién no reconocía a los muchachones de la década 1960 – 1970 generalmente no por sus nombres sino por sus graciosos apodos? ¿A los mellizos Duarte, al "Gorila Cote”, a Kirika o Ricardo Ojeda, a Tripa o Pablo Pérez, a Matachulo o Jorge Ramírez , al gordo Gustavo Barroso, a Tonina o Hugo Pérez, al Tuerto o Darío Pinzón , a Tuco o Montegranario Sanchez III, a Moco de Pisco o Luis Casanova cuyo hermano Sergio se salvó de algún mote, quien ha brillado como psiquiatra, a Felipillo (Luis Felipe Dávila, hijo) y su hermano Polilla, a Néstor Miranda, quien según el doctor González Durán es un pensador de talla nacional, sin remoquete como los Durán Porto y Régulo y León García Herreros, así como don Polo era simplemente don Polo, el de la tienda de la esquina con el canal?
Terminemos con un recuerdo nostálgico por algo indescriptible como las novenas navideñas en el parque Juana Rangel de Cuéllar que congregaban no solo a La Merced sino a los barrios circunvecinos, celebraciones tan esperadas y sumamente animadas.

orlandoclavijot@hotmail.com


Cúcuta, 17 de agosto de 2010.

lunes, 2 de agosto de 2010

CRONIQUILLA
MEMORIA DEL BARRIO LA MERCED (III)
Orlando Clavijo Torrado

Era mi propósito dejar estas anotaciones solamente en dos columnas, como contribución a la futura historia de Cúcuta y sus barrios, pero unos reclamos cordiales y unos correos electrónicos me imponen que agregue unas líneas.
Se me había quedado en el tintero consignar, al alabar la comodidad de aquellas construcciones, su modelo americano en cuanto al aparcamiento o garaje, perfectamente separado de la entrada a la casa, y no como hoy en día en que el ahorro o una visión egoísta hacia el usuario hacen que el arquitecto ponga garaje y entrada juntos.
Era famosa la fábrica de “vikingos”, unos refrescos helados envasados en bolsitas, de distintos sabores y colores, consumidos con ansias por toda la muchachada de la ciudad. La factoría pertenecía a don Iván y don Alfredo Mattos. Por cierto que un amigo compró en alguna ocasión un bulto para llevar a su pueblo y vender en la tienda, lo dejó en el garaje de la casa de mi padre con la promesa de regresar pronto pero se embolató en otros asuntos y sólo volvió a los ochos días cuando la mercancía, sin congelación, iba saliendo en un hilillo rojo hasta el andén y la calle hasta quedar las bolsas vacías.
Como en el poema de Zalamea, crece la audiencia, así crece la lista, que sería interminable, de las dignas familias que allí residían. La doctora Lucy Villamil muy cariñosamente me entregó el recado del reclamo de su señora madre, de 92 años, quien estaba muy brava conmigo por no haber nombrado a muchos otros apellidos. Sea entonces la oportunidad para mencionar a Julián y Santander Pinzón, a Luis Eduardo Chona, Amelia Cabrales de Franco, Jesús y Julio Ramírez, honrados peseros, a los Barroso y los Villamil Cañizares. Venga a cuento también el noble doctor Álvaro Niño Duarte, ex gobernador del departamento, recientemente fallecido, una enciclopedia de la vida y milagros de cada ciudadano cucuteño, contados con gracia y malicia; su esposa Conchita, también desaparecida no hace mucho, y sus hijos, mi comadre Lucha y Tata, Yolanda y Fabio. También que salgan a relucir en este recuento de los antiguos moradores del barrio La Merced los Hernández Yáñez – Gustavo, Yamile, Gilberto, Alvaro y Gloria-, los Hernández Valderrama - Martha Elena, Tana, Nela, Sergio, Pacho -, los Estévez, Mariana Azula, don Hugo Santos y doña Helena, la familia Casanova cuyo jefe de hogar era sastre, don Jesús Ramírez, los Barreto, don Pablo Mogollón, hermano de don Arturo y la familia Godoy. Uno de los Salcedo Baldión era nuestro vecino pues vivía en Juana Rangel.
No podemos olvidar a don Víctor, así simplemente, don Víctor, el famoso “sereno” – equivalente al celador de hoy – . El santo y seña convenido cuando aparecían los que él llamaba “maripositas” – o ladrones – eran tres pitazos. En anterior columna relaté cómo los dueños de casa tenían todos revólver, de modo que oída la alarma dada por don Víctor desde cualquier esquina, se formaba el plomeo, remedio inequívoco para desterrar del barrio a estos maleantes.
Sin duda que la lista no está agotada pero confío en que figura aquí un buen porcentaje de familias. Si se me escapa alguna, le ruego excusarme.
Gracias a doña María Fernanda Conde Serrano y a los doctores Iván Vila Casado, Lucy Villamil Cañizares, Olga Mantilla Suárez y Martha María Mattos Hurtado por sus aportes para estos apuntes. Ah, y a mi hermana Nora, mi principal fuente, quien reúne unas buenas décadas de vivir allí.

orlandoclavijot@hotmail.com
Cúcuta, 2 de agosto de 2010.

miércoles, 28 de julio de 2010

CRONIQUILLA

CENTENARIO DEL NORTE DE SANTANDER-INTERROGANTES
Por Orlando Clavijo Torrado

La barra de defensores públicos a través de su coordinador doctor Ángel Samuel Sierra González y el organizador doctor Camilo Suárez, tuvo a bien invitarme a una disertación sobre el centenario de la creación del departamento. En la sede de la Defensoría Pública, ante la señora defensora regional del pueblo doctora Carmen Ligia Galvis y el selecto grupo de abogados penalistas, en un grato ambiente de camaradería me permití presentar algunas reflexiones que trataré de resumir aquí.
En primer término, debemos gozar la fecha conmemorativa emulando el regocijo de nuestros coterráneos de 1910, muy justificado y explicable en aquel momento pues habían alcanzado un verdadero triunfo, una satisfacción, se habían librado de un karma como era la subordinación de Santander. Con todo, es válido preguntarnos si realmente logramos la total autonomía cuando sentimos y sufrimos que hoy en día continuamos sujetos al visto bueno y la autorización de Bucaramanga en infinidad de cosas como un tratamiento médico, una transacción bancaria, un posgrado universitario, una pensión, un seguro, un reclamo por mal servicio de telefonía móvil, la programación del canal regional – Televisora Regional del Oriente – TRO – en que el Norte de Santander tiene invertido un gran capital. A veces no somos ni siquiera sucursal de nada sino simple oficina para atender por teléfono y dar curso del problema a aquella capital. Y para rematar, ¿también dependientes económicamente de Venezuela? ¡Lo que nos faltaba!
Cuestiono igualmente, como lo hice hace más de una década en esta misma columna, que hasta el nombre de nuestro héroe máximo, Francisco de Paula Santander, se lo apropiaron los vecinos, y a nosotros nos bautizaron con el nombre de un punto geográfico, el Norte, de modo que daría igual llamarnos departamento Norte de Boyacá – en verdad quedamos más al norte de Boyacá que al norte de Santander -, o departamento El Sur del Cesar o departamento Occidente de la República Chavista de Venezuela. En suma, nos arrebataron la identidad política, somos unos perfectos anónimos.
Otro punto esbozado fue el de que así como Colombia es un país de ciudades y de naciones, nosotros, los nortesantandereanos, somos una verdadera nación, nada confundible con los santandereanos, y dentro de nuestro departamento, integrado, como se ha dicho, “por un conjunto de provincias, distintas unas de otras, cada una con su vida propia y unas características culturales, climáticas y topográficas diferentes”, tenemos de hecho tres naciones, a saber, sus provincias de Cúcuta, Ocaña y Pamplona. Cúcuta y Ocaña son un referente histórico nacional dentro de la organización política al albergar las transcendentales convenciones de Villa del Rosario en 1821 y la Gran Convención de Ocaña en 1828.
Igualmente aludí a los mitos, entre ellos si es verdad que somos motilones o sus herederos. Un muestreo por cualquier sitio del departamento arroja que el mestizaje proviene principalmente de la región cundiboyacense. ¿Cómo se acercaba el hombre blanco a una hembra de la etnia motilón-barí? Ni pensar ensayarlo mirando las puntas de sus flechas, sin omitir que actualmente los varones portan pistolas 9 mm. En cuanto al orgullo motilón, no he visto a nadie discutiendo por ser más motilón que otro.
Terminada la charla disfrutamos de melodías nuestras interpretadas con instrumentos de cuerda, guacharaca y unos bichurangos como huevitos rellenos de semillas secas que producen un ruido suave, música que el maestro quiso denominar de Santander del Norte – su ocurrencia nos produjo una sonrisilla - , y a continuación por cuenta de los anfitriones se sirvió un coctel deliciosamente refrigerado.

orlandoclavijot@hotmail.com
Cúcuta, 24 de julio de 2010.

viernes, 16 de julio de 2010

CRONIQUILLA
MEMORIA DEL BARRIO LA MERCED (II)
Orlando Clavijo Torrado
No hace mucho no se hablaba en Cúcuta de comunas sino simplemente de barrios. Las Juntas de Acción Comunal, todavía no politizadas como ahora, se encargaban del embellecimiento y la atención en los servicios públicos, misión que en el barrio La Merced la cumplía su junta a cabalidad, con plena aprobación de todos.
La Merced pertenece actualmente a la Comuna Cinco. Tiene por colindantes los barrios Lleras Restrepo, Sevilla, Juana Rangel de Cuéllar y Pescadero. Se asoma por el Juana Rangel de Cuéllar a la diagonal Santander, y dista del centro de la ciudad no más de diez cuadras. A cuatro cuadras está la Terminal de Transportes Terrestres.
Regresando al pasado digamos que el barrio era pequeño, tal vez de unas diez cuadras; hoy puede llegar a las veinte cuadras. En cuanto a sus antiguos habitantes recordamos a Pedro Fernández y su esposa Romelia Santos; Genoveva viuda de Mora, cuyas hijas cantaban como ángeles; la familia Castro; miembros del clan García Herreros; Luis Felipe Dávila y su esposa Ana – Luis Felipe era periodista; había sido compañero de mi padre en el servicio militar en tiempos en que el Batallón Santander estaba instalado en terrenos en donde funcionó hasta hace poco el mercado Los Cocales -; la familia de Leonardo Latorre, de Lourdes; Saúl Ojeda y su señora Edy; Arturo Mogollón y su esposa Cosmelina; el apreciado pariente Pedro Julio Vila Clavijo y su esposa Gilma Casado; el doctor Luis Enrique Conde Girón – ex magistrado y veterano periodista que escribía con el seudónimo de Buziraco -, y su esposa Ernestina – doña Tina -, directora y dueña del liceo del barrio; Juan Sanabria; la familia Klausen, alemanes, una de cuyas hijas, alta, rubia y de ojos verdes, ganó un concurso justamente por la hermosura de sus ojos y fue modelo de la revista Cromos, el sueño de todas las jóvenes en aquel momento; Gonzalo Moreno y su esposa Josefa; la familia Duarte y la de Crisanto Calixto; Donaldo Molano y su cónyuge Ligia Arteaga; los Ovallos; Celemín Cárdenas; Eustasio Mantilla Yáñez, de Gramalote; el periodista Montegranario Sánchez- director de Sagitario -; el sargento mayor Eduardo Leal Peñaranda – veterano de la guerra de Corea – y su esposa Aracely; Luis Acevedo, el doctor Léntulo Ruiz Carvalho, Miguel Suárez, Jaime Cárdenas y la familia Wilches.
Los señores se ocupaban de cuidar la arboleda y el césped prodigándoles el riego al amanecer. Ningún ladrón o vicioso los amenazaba al permanecer a esa hora por allí. Mi padre, por ejemplo, como un reloj, a las cinco de la mañana asumía esa labor. Únicamente le ocurrió un percance gracioso por estar de madrugador y que le obligó a dejar la faena: cierto día se le apareció una muchacha demente, y al verlo que recorría el jardín buscando con una manguera cuanta mata hubiere para regar, saltó a la mitad del prado, se alzó el vestido y le pidió que le echara agua en “la pecadora”.
Los viejos se visitaban en los antejardines o al pie de las verjas de ladrillo, de poca altura, hablaban de política o se hacían confidencias. Las señoras se esmeraban por llevar casa por casa en el mes de mayo la imagen bien decorada de la Virgen de Fátima y luego de rezar el rosario compartían refrescos y galletas o bizcochos. Los camiones de gaseosa pasaban diariamente dejando las canastas en cada hogar para mitigar los calores soberbios. En fin, honradez y costumbres más sanas no podían existir, ni amistad cordial y entendimiento como aquellos.
Su realidad presente es lastimosa: siendo relativamente central muestra unas calles de horror y los andenes invadidos por talleres de mecánica automotriz; allí pululan los almacenes de repuestos y adornos automovilísticos – o autoperiquitos -, pero a la par de este auge económico campean el desorden, la suciedad y el abandono por parte de la alcaldía y la Policía Nacional.
Puede decirse que el esplendor del barrio La Merced – en términos de paz, solidaridad y demás valores ciudadanos - ya pertenece al pasado.
orlandoclavijot@hotmail.com

Cúcuta, 15 de julio de 2010.

jueves, 8 de julio de 2010

CRONIQUILLA
MEMORIA DEL BARRIO LA MERCED (I)
Orlando Clavijo Torrado

En estos días asistí al funeral de doña Ana Romelia Santos de Fernández, antigua habitante del barrio La Merced por el año 1970 cuando mi padre se radicó allí. Se trataba de una ocasión para acompañar de corazón a queridos amigos y vecinos de antaño, para saludar a otros tantos perdidos en el tiempo y la distancia y para recordar gratos momentos en que los de mi generación éramos padres jóvenes y llegábamos al hogar solariego con el alboroto de los nuevos retoños.
El barrio aún lucía nuevo pues había sido fundado en 1957; algunas casas conservaban la placa del Instituto de Crédito Territorial – ICT- , entidad que las había construido con las técnicas modernas y avanzadas de entonces, confortables y con generosas zonas llamadas antejardín – frente a la entrada – y espacios igualmente exteriores para la ornamentación vegetal en donde daban sombra los almendros, florecían mirtos, exoras, alejandrías, cayenos y rosales, y brindaban sus frutos los guayabos y los limoneros.
A mi padre le costó la casa $ 142.000, asumió la deuda de su vendedor don Josué Niray Cuervo, y remiso a deber, al poco tiempo se cansó de ir al Banco Central Hipotecario a pagar las cuotas mensuales de $ 500, aproximadamente, y decidió cancelar de una sola vez.
Reinaban la armonía, el respeto, las buenas maneras – como saludar cálidamente y pedir un favor con suma decencia -, la disciplina, la pulcritud, la sana alegría y la religiosidad (en un principio se pertenecía a la parroquia de Sevilla y posteriormente se edificó con recaudos de bazares realizados hasta en el parque Santander, la original iglesia, pequeña y modesta, convertida hoy en una bodega y ubicada frente a la sede de una empresa de taxis, y luego, por los años 80, a pocos pasos se levantó el hermoso templo del Santísimo Redentor, regido por la comunidad de los misioneros redentoristas, en donde se brinda especial culto al Señor de los Milagros de Buga).
La unión de los vecinos era ejemplar. Una noche, por ejemplo, un ladrón intentó asaltar alguna residencia; el primero que advirtió al maleante fue don Arturo Mogollón – ex tesorero del departamento -, y ni corto ni perezoso, y como correspondía a un heredero del valiente general Pastor Mogollón, de Herrán, combatiente en la guerra de los Mil Días, quemó un par de tiros de revólver; sonaron de inmediato en el contorno innúmeras armas como en ráfagas, de modo que el bandido tuvo que huir precipitadamente ante la atronadora balacera.
Ya no quedan virtualmente en el barrio familias de aquella época, todas de prestigio y honorabilidad, de trabajo y virtudes patriarcales. La mayoría buscó otros lugares y buena parte de aquellos matrimonios ha fallecido.
(Continuará).

orlandoclavijot@hotmail.com


Cúcuta, 8 de julio de 2010.

sábado, 3 de julio de 2010

CRONIQUILLA
PURO FARISEISMO
Orlando Clavijo Torrado

Con suma hipocresía, algunos le quieren sacar provecho a presuntas revelaciones o descubrimientos suyos, pero en otras situaciones de gravedad guardan silencio. Miremos el mundo falso en que nos movemos. Por ejemplo, se sabe que la actividad proselitista la ejercen las ramas ejecutiva y legislativa del poder público. El artículo 422 del código penal contempla el delito de intervención en política, mas, ¿cuántos funcionarios oficiales son investigados, a cuántos les prueban la falta y resultan condenados? Y pese a que el precepto se refiere a los servidores públicos, por extraña disposición los maestros están excluidos de la restricción; más aun: paradójicamente, mientras los demás burócratas hacen proselitismo por lo general a favor del patrono, los educadores siempre están en su contra; maestro nombrado, maestro enemigo del gobierno.
Ahora, nadie ignora que los gobiernos tienen y contratan espías. La prensa informaba ayer que una red de espías al servicio de Rusia fue desmantelada en Estados Unidos. Entre los agentes había una agraciada vendedora de bienes raíces establecida en Manhattan, Anna Chapman, de 28 años. En reciprocidad Estados Unidos espía a Rusia y a Francia y a cuanto régimen se le antoja, así como Israel espía a todo el Medio Oriente; en últimas, no hay país que no utilice el espionaje en su defensa, como en un juego de yo te espío, tú me espías y todos nos espiamos. Quien niegue esa verdad vive en Babia. Entre nosotros, ello se maneja, repito, con mucha hipocresía. Es lo que ha ocurrido con las interceptaciones telefónicas – en lenguaje indígena colombiano, chuzadas – , una suerte de espionaje. ¿A quién se espía? Naturalmente hay que ir a la fuente o al nido en donde se esté incubando la insurrección, la caída o la campaña de desprestigio del gobierno, llámese Corte Suprema, partidos políticos, prensa, comercio, banca o grupos de cualquier índole. Por supuesto, es deber del gobierno mantenerse y no dejarse tumbar – un primíparo de la facultad de Derecho lo sabe por la clase de Ciencias Políticas - de modo que alborotar como lo hicieron los partidos opositores al presidente Uribe, constituyó una arma habilidosa pero desleal pues sin duda que el día en que ellos llegaran a tomar el mando tendrían también que hacer algunas chuzadas para sostenerse. Lo reprobable, claro está, son los abusos y la utilización, para lucrarse u otro fin avieso, de las atribuciones de que goza la policía política del Estado. Con todo, la población colombiana, sin prestar oídos a la alharaca de las chuzadas, votó mayoritariamente a favor del continuador de la agenda y el ideario de Uribe Vélez, don Juan Manuel Santos Calderón. Claramente, no comió cuento de la oposición.
¡Ah! Pero contra éste también arremetieron furiosamente por aquello que la prensa tituló como “falsos positivos” que, en esencia, en ciertos casos, no era más que un negocio montado por algunos militares para cobrar recompensas u obtener ascensos y hasta permisos por ultimar a jóvenes inocentes, calificados como delincuentes dados de baja en combate. La semana pasada vimos por televisión en vivo y en directo cómo un guardia estadounidense baleaba a un muchacho mejicano de 14 años, puesto de rodillas; el informe expresó que estaban enfrentando a contrabandistas que atacaron al oficial. Aquí cerca, en la vecina Venezuela, hace ocho meses murieron asesinados, que se conozca, doce humildes colombianos que fueron a rebuscarse vendiendo confites y otras fruslerías. Esta masacre aún permanece en el misterio y sin responsables conocidos, pero a las víctimas sí les cargaron la acusación ladina de que eran paramilitares que presuntamente se proponían matar al presidente Chávez. De esos “falsos positivos” la oposición colombiana no dijo esta boca es mía.
En fin, para no alargar el asunto, es hora de sincerarnos y de dejar tanto fariseísmo.

orlandoclavijot@hotmail.com
Cúcuta, 2 de julio de 2010.

viernes, 25 de junio de 2010

CRONIQUILLA
TEST PARA MACHOS CABRÍOS
Orlando Clavijo Torrado

Definitivamente en el machismo hay mucha culpa femenina. Sí, porque solo una mujer puede estar de acuerdo – lo digo por la amiga que me mandó el e-mail- con que el verdadero macho es aquel que maneja con una sola mano porque la otra la necesita, entre otros menesteres, para sostener el cigarrillo y la cerveza y tocarle el rabo a la chica que lleva al lado. Quien maneje con las dos manos acusa síntomas de maricón según el cuadro. Entonces, los que no tenemos esas inclinaciones, ¿estamos en entredicho porque cuidamos de la salud de la familia y la nuestra únicamente porque miramos la fecha de vencimiento de los productos? ¡Cómo les parece! Según el cuadro, “un hombre de verdad es inmune a los productos caducos”. El cuadro se compone de tres secciones: Síntomas, nivel maricón y observaciones. ¡Pero se pasan de hiperbólicos! Dizque un varón varón no puede chupar chupetas o barquillas. Vean las observaciones: “Las únicas cosas que un hombre de verdad puede chupar es un buen par de tetas, un muslo de pollo o chuleta y un pedazo de caña... y el helado es a mordidas”. Y qué tal esta otra: un macho ciento por ciento no se fija en cómo se encontraba vestida una mujer, si bien o mal, ni en el color de su traje. Lo único que se le permite recordar es lo buena que estaba.
Son doce los síntomas. Algunos hacen desternillarse de la risa. El último se refiere al que “ recibe y reenvía e –mails que hablan de la amistad, el amor, la ternura y otras porquerías que para colmo están ilustrados con fotos de niños, flores, angelitos o perros, y al final te amenazan que si no lo haces te va a pasar algo terrible”. En el nivel calificador encaja como “maricón de mierda, enfermo”. Esta es la observación o remedio: “Demuestra tu hombría y manda esto a tus amigos. ¡No seas marica!”. Con mucho gusto: aquí va el mensaje para todos mis lectores. No quiero la menor sospecha.
No había acabado de digerir dicho cuestionario cuando una pariente residente en la vecina Venezuela me mandó otro, el Asomacho, si se quiere más extremista. Apenas alcanzo a copiar, por la brevedad del espacio, su Manifiesto o Declaración de Principios, y tres de las actividades. Manifiesto: “Considerando el evidente 'amariconamiento estandarizado' de la sociedad en la que vivimos hoy en día; la aparición de vocablos como 'metrosexuales' u 'homogays', términos que no hacen otra cosa que desdibujar los límites entre el 'buen macho' y el 'maricón generalizado'; los cada vez más tolerados ¡y consumidos! tratamientos de belleza masculina; el aparente e inminente triunfo de los cuerpos 'lampiños', de las 'barrigas planas' y los cutis ”no grasos”, por
todo esto y mucho más 'ASOMACHO' ha desarrollado el test que en este momento tiene usted delante, un material de incalculable valor que debe estar siempre en el bolsillo de cualquier "asomachista" que se aprecie y de cualquier nena que suspire por nosotros los varones de exportación y que nos servirá para dar claridad y orden a una sociedad que nos aísla y discrimina”.
Y viene a continuación un cuadro de actividades y la evaluación del candidato. “Cuando va de compras: a) A ver nenas---Superzorrazo cazador. b) A ver nenas y comprar ropa---¡Ojo con éste! .- c) A ver la ropa de las nenas---Roscón volteado. d) A probarse y comprar la ropa de las nenas-Sin palabras”. “Uso de cremas y bronceadores: a) No usa ----Machote. b) Usa sólo un poco en verano-----Amanerado. c) Usa bastante en verano-------Mariquita. d) Usa abundante todo el año-----Recontra gay”. “Limpieza domiciliaria: a) Barre sólo cuando siente el crujir de sedimentos bajo sus zapatos---Macho cabrío. b) Barre cuando ve mugre-----Deja muchas dudas. c) Limpia con agua y detergente---Es un maricón. d) Limpia con agua, detergente y aromatizante…..Mariposa”. “Peinado: a) No se peina o está totalmente rapado -----Bravo. b) Se peina después de ducharse-----Hombrecito. c) Se peina varias veces al día----Mariquita. d) Usa gel, fijadores y secadores---Homogay, metrosexual. e) Peina a otros y aconseja-------Mariconazo”.
A juzgar por estos patrones, el Tarzán, corsario o superviril huele a chivo, vive o convive con la mugre en la casa, se puede comer hasta una rata sin inmutarse, no necesita inodoro pues cualquier parte le sirve, su vestido, apariencia y modales le importan un comino, y solo trasuda vigor sexual, rusticidad y simplicidad.
¿Que cualquier cuidado personal es signo de mariquería? No, señoras. No exageremos. ¿Y, de modo que no puede uno ni regar las matas? ¡Tampoco! Jalémosle al respetico. Macho es macho donde sea, como sea, por donde sea.
orlandoclavijot@hotmail.com


Cúcuta, 23 de junio de 2010.

domingo, 20 de junio de 2010

CRONIQUILLA
MISCELÁNEA
Orlando Clavijo Torrado

Todos estos sucesos ocurrieron en la segunda semana de junio de este año del Señor de 2010.
Escribo cuando aún falta el último desafío por televisión entre los candidatos a la presidencia de la República Juan Manuel Santos Calderón y Aurelijus Rutenis Antanas Mockus Sivickas, match en el que, por todos los antecedentes, aquél saldrá triunfador. Quiero, entonces, referirme al pasado por Citytv. ¡Uf! ¡Qué paliza! Sin duda Santos noqueó a Mockus en dos momentos estelares: cuando lo retó a que mostrara los proyectos de gobierno y su sustentabilidad y cuando lo conminó a que dejara el cuento de que el único honrado y honesto es él, Mockus, mientras los demás colombianos somos una manada de bandidos. Ahí se vio a don Antanas contra las cuerdas, tambaleando, a punto de irse al suelo, y viendo estrellas. Por eso, muchachas y muchachos amigos míos, y si hay viejos por ahí también dense por aludidos, yo les digo con todo el corazón y de buena fe: el colombo-lituano es un buen hombre, casi un niño, un niño juguetón y travieso, soñador, eso sí, sumamente cultivado, políglota, pero inexperto, pues el haber sido en dos ocasiones alcalde de Bogotá no significa que esté preparado para dirigir el país, así como la maternidad, según dijo alguien, no da sabiduría a la mujer, ya que de ser así las vacas por solo vivir pariendo serían sabias. Déjenlo solo en las nubes y aterricen ustedes.
Otro personaje que se destacó en la semana fue Shakira. ¡Qué destellante presentación en la inauguración del torneo mundial de fútbol en Johannesburgo, Suráfrica! Y para orgullo nuestro, orgullo nortesantandereano, la bella y universal cantante tiene raíces en uno de nuestros pueblos, puntualmente en Ábrego. En efecto, tal como lo recordó hace algún tiempo el excelente amigo y escritor Alfredo Barriga Ibáñez y pudimos reconstruirlo, esta es la ascendencia de Shakira: don José Natividad Torrado contrajo matrimonio con doña Mercedes Núñez, de los que nació Josefina Torrado Núñez, quien en el mismo Ábrego se enlazó en sagrado vínculo con Tomás Eduardo Ripoll; trasladados a Barranquilla, fruto de esta unión fue la hermosa Nidia del Carmen Ripoll Torrado de la que se prendó William Mebarak; de ellos procede Shakira Isabel.
El jueves 10, pasadas las once de la noche, cuando ingresaba con sus padres a su hogar en el barrio Quinta Oriental, le lanzaron ácido muriático en la cara y el busto a la joven María Fernanda Núñez Gutiérrez, investida como Señorita Cúcuta, y favorita para representar al departamento en el Concurso Nacional de Belleza en Cartagena. María Fernanda tiene ancestros de la provincia de Ocaña, propiamente de Convención. No deja uno de asombrarse de que haya malvados o malvadas para estas cosas, envidiosos o envidiosas, interesados o interesadas no se sabe aún en qué. Soy partidario de que en rechazo por la agresión y en solidaridad con la linda candidata el departamento no participe en el Reinado Nacional.
orlandoclavijot@hotmail.com
Cúcuta, 16 de junio de 2010.

domingo, 23 de mayo de 2010

CRONIQUILLA
LOS SIN CORBATA
Orlando Clavijo Torrado
¿Mucha personalidad o se las quieren dar? ¿Librepensadores o medio chiflis? ¿Informalidad, falta de clase o corronchos? ¿Atraso o revolución? ¿Resentidos o soberbios? Que entren psicólogos, antropólogos y sociólogos y estudien a los caudillos que no usan corbata.
Luis XVI transformó el pañuelo de unos soldados croatas en la corbata; en adelante, quien la luciera demostraba progreso, cultura y finura.
En la página web “Protocolo y etiqueta” se afirma que la corbata sigue siendo uno de los signos de elegancia por excelencia. Y añade: ”A principios del siglo XX Europa comienza a fabricarlas. Aunque muchos historiadores predecían la desaparición de la corbata (no tenía sentido llevar un “trozo” de tela al cuello), la corbata perdura hasta nuestros días. La corbata pasó a ser un signo distintivo entre las clases más acomodadas”. Hay quienes opinan que la corbata es una especie de certificado de buena conducta que permite el acceso a ciertos lugares.
La corbata sufrió la peor arremetida en los años sesenta del siglo XX por parte de los hippies. Para ellos eran más importantes el cabello largo, sus collares y símbolos, junto con sus consignas de amor y paz, y al tiempo que rechazaban la guerra del Vietnam, se alzaban en rebeldía contra todo lo establecido, por supuesto la ropa formal y la corbata. La marea anti-corbata pasó y ya en los años setenta la prenda se volvió a enseñorear del mundo.
Pero otra cosa distinta a “Protocolo y etiqueta” piensan varios jefes de Estado de Latinoamérica y algunos de Asia y África como Mahmud Ahmadineyad, de Irán, y Muamar Gadafi, de Libia, peligrosos terroristas, por cierto amigos íntimos del mandatario de un país vecino. Para los fundamentalistas árabes la corbata es la bandera de Satanás y del mundo occidental al que hay que barrer; todos los extremistas de los tres continentes la asocian con el imperialismo americano, y propiamente con la opresión según Evo Morales. (Sobre éste escribió Mario Vargas Llosa: “Su atuendo y apariencia, que parecían programados por un genial asesor de imagen, no altiplánico sino neoyorquino, han hecho las delicias de la prensa y elevado el entusiasmo de la izquierda boba a extremos orgásmicos.”) Sin embargo, es paradójico que la crema comunista, inspiradora de Chávez y compañía, como los hermanitos Castro y los mandatarios de China, Corea del Norte y Rusia, en todas las ceremonias usen primorosas corbatas. Aunque no se puede desconocer que el coronel retirado venezolano en ocasiones alterna el imperialista traje inglés con el uniforme militar. Igual ocurre con otro ex guerrillero presidente, Daniel Ortega.
¿Hay que cuidarse de los políticos que no usan corbata? El prestigioso escritor argentino Reynaldo Sietecase sostiene que “Un fantasma recorre América Latina. Un nuevo movimiento revolucionario avanza sobre la vieja política: Los Sin Corbata”.
Nombra, entre otros, al ex obispo Fernando Lugo, padre de muchas criaturas y gobernante del Paraguay, furibundo enemigo de la corbata. De don José – Pepe – Mujica, ex guerrillero tupamaro y hoy primer mandatario del Uruguay, menciona que antes de su posesión anunció que iba a seguir “la moda de los presidentes raros”.
No usar corbata no garantiza que te hagan presidente, leí por ahí. No sé si el comentario se refería a los escuderos de Mockus, Sergio Fajardo y Luis Eduardo –Lucho - Garzón, aunque vale aclarar que don Antanas sí se atavía con vestido completo y “corbata a la moda”. Sus compañeros son los que andan en mangas de camisa o buzo. Gustavo Petro, otro ex guerrillero, con todo y su izquierdismo es tan juicioso llevando corbata como los “niños bien” Juan Manuel Santos, Germán Vargas Lleras y Rafael Pardo.
Por fortuna, para alivio de esta Colombia agobiada y doliente, sus dirigentes peleados con la corbata sólo se ven salidos de tono en cuanto al tradicional estilo de vestir, pero nada más. ¡Hasta ahora! ¡Bendito sea Dios!

orlandoclavijot@hotmail.com

Cúcuta, 20 de mayo de 2010.

jueves, 20 de mayo de 2010

(PARA EL SEMANARIO LA PROVINCIA DE OCAÑA)

UNA LECCIÓN DE MONSEÑOR RODRÍGUEZ
Orlando Clavijo Torrado

En aquellos tiempos los maestros eran duchos en exigir que el muchachito se aprendiera de memoria los textos y que leyera de corrido. Recuerdo que un compañero tenía tal memoria que, recitando – sí, recitando, con sonsonete y todo – en clase de geografía los límites de la patria, decía sin inmutarse: “Colombia limita al Sur con Ecuador y Perú, pasa a la página 58…” El maestro toleraba aquello y no se le ocurría advertirle al geniecillo que esa letra pequeña y entre paréntesis no se leía en voz alta ni era obligatorio aprenderla. Se leía sin sentido, sin entender ni pío. Apuesto a que los maestros tampoco entendían.
Al menos, si ese día no llega el cura párroco a nuestra escuela urbana a dictar una breve charla, yo hubiera seguido repitiendo aquel bello poema, entusiasmado, es cierto, sin descifrar la trama y peor, el significado de las palabras claves. Se trataba de una fábula de Rafael Pombo, “La gallina y el cerdo”, de este tenor: “Bebiendo una gallina / de un arroyuelo, / a cada trago alzaba / la vista al Cielo / y con el pico / gracias daba a quien hizo licor tan rico // -¿Qué es eso? – gruñó un puerco, / ¿qué significa/ tan ridícula mueca? / Y ella replica: / -Nada, vecino. / La gratitud es griego / para un cochino. // Pero no hay alma noble / que no agradezca / hasta una gota de agua / que se le ofrezca; / y aun la gallina / siente la inagotable / bondad divina”.
Monseñor, con suma paciencia, nos fue explicando el episodio, y al llegar a las estrofas “la gratitud es griego para un cochino” todo se despejó en mi mente. ¡Clarinete! El griego, expuso el prelado, es una lengua muy difícil. Y él sabia por qué lo decía pues en la época en que se formó en el Seminario se enseñaba griego, latín y hebreo. ¡Ajá! Un cerdo no podía comprender la gratitud. Le quedaba “de parriba” asimilar un concepto semejante. ¡Qué sacudida la que le daba la ponehuevos al cabecibajito! ¡Qué mensaje tan hermoso el de la fábula! ¡Y qué sabiduría la del padre José Francisco Rodríguez Salazar – por entonces aún no tenía el grado de monseñor – y qué didáctica para hacer entender a unos chiquillos el poema!
Sigo sospechando que los maestros no lo habían entendido y se contentaban con que los discípulos lo repitiéramos como loros.
¡Gracias, monseñor Rodríguez, por esa maravillosa lección, que grabé para siempre en mi corazón de niño!
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Cúcuta, 17 de mayo de 2010.

domingo, 2 de mayo de 2010

martes, 20 de abril de 2010

CRONIQUILLA
LOS PECADOS DEL DEPARTAMENTO
Orlando Clavijo Torrado

A Carlos Saúl García Torrado no le importa que García Márquez le haya puesto por título a una de sus obras “Doce cuentos peregrinos” para bautizar su última producción “Historias peregrinas” y como subtítulo “Cuentos criollos”. Ya lo advirtió desde “Mis mejores anécdotas” que él no es escritor sino un labriego que se jubiló como chofer de los gobernadores del Norte de Santander, con sólo segundo grado de primaria, y que no tiene otra pretensión que salvar del olvido la cotidianidad picaresca que bulle en el palacio de la Cúpula Chata, de la que él fue testigo mudo pero atento.
Yo diría que en esta tercera obra suya – reitero, sin ninguna elevación literaria -, echa al agua a cuantos le quedaron faltando en las anteriores. Aquí no escatima en dar nombres. ¡Quién dijo miedo! El mismo revela sus tramposerías – como dicen hoy los muchachos – , romances y bajada de calzones a la que diera papaya, incluida una doncellita bachiller campesina a la que hizo suya antes de que pasara al lecho del gobernador, requisito sine qua non para ser nombrada maestra.
La corrupción en las esferas gubernativas es vieja; los políticos – con poquísimas excepciones - siempre se han aprovechado del erario y de los bienes del común. Se han enriquecido y se siguen enriqueciendo en poco tiempo, sin trabajar, a costa de los impuestos que paga el ciudadano, impunemente. De modo que este libro no debe llamar a escándalo sino a reflexión y creo yo que pese a su escaso valor literario sí es una constancia de lo podrido que es ese mundo, y, en cuanto a los particulares, de cuán poco cultivamos en nuestro Departamento la honradez y la lealtad. Y no falta la nota de humor: Sebastián, un burro semental de la Secretaría de Desarrollo del Departamento, murió como San Lucas. Entiendo que mentar a Lucas es un recurso para rimar con cucas.
En este manual de pilatunas narra García, entre muchas, la historia de aquel médico legista del departamento que les sacaba la dentadura de oro a los muertos y se la guardaba; cuenta desde cómo sobornó a un fiscal de tránsito hasta cómo supervivió, con la ayuda de una perra y alterando la contabilidad, robándole pollos a una patrona tacaña y explotadora. Su licencia de conducir la obtuvo gracias a que una amiga cocinera tenía una compañera novia del director departamental de Tránsito y en una rumba de los cuatro todo quedó arreglado. Gracias a Dios, dice, le iba bien en todos sus actos torcidos.
En aquellos lejanos años ya eran comunes los hoy llamados “falsos positivos”: se trataba de la muerte de ladrones merodeadores a manos de los dueños de bares, quienes los entregaban a la policía y ésta los presentaba como resultado de enfrentamientos entre bandas. Cornelio González armó varios carros con piezas robadas de la Colombian Petroleum Company de cuando era su trabajador. También robando, pero marranos, Antonio Mendoza compró un bus. El fundador de la empresa Trasan tampoco sale bien librado. Juanita Guerrero es recordada como la muchacha a la que el protagonista le hizo el mandado buscándola a tientas en la tercera cama de las diez que había en la habitación familiar del único hotel de Sardinata, en medio de sus hermanos cuchilleros.
Los indios motilones también salen a bailar aquí en una feria en Bogotá en la que nuestro héroe les fabrica un bohío, les prohíbe que hablen español, y mete gato por liebre con unas flechas. En ese ayer – como hoy - cosas rutinarias eran repartir cemento por cuenta de la gobernación en tiempo de campaña política y poner los carros oficiales al servicio de las fincas de los secretarios del despacho del Departamento y en otros menesteres ajenos al interés público.
Se le debe abonar a Carlos García Torrado su pintura con brocha gorda del alma del nortesantandereano, y su entereza al dar a conocer sin pelos en la lengua los pecados propios y ajenos, pero, en especial, de quienes manejan la cosa pública.
Sin duda que el relato de tanto relajo de algo ha de servir.
orlandoclavijot@hotmail.com
Cúcuta, 17 de abril de 2010.

miércoles, 31 de marzo de 2010

CRONIQUILLA
ANIMA AQUAE
Orlando Clavijo Torrado

Por los años sesenta del siglo pasado se empezó a hablar de la posible causa de una próxima guerra mundial: el agua. Pero es sorprendente que por esta época hace ochenta años un poeta ocañero se anticipara a todos los vaticinios y ya se lamentara por el agua ida y orara por su alma. Si resucitara Adolfo Milanés – no, mejor que no resucite -, su amargura sería inconsolable al contemplar nada más en su tierra los ríos Algodonal y Tejo exhaustos – como en su poema – y la gente pasando penurias y luchando porque el líquido llegue a sus casas para sobrevivir. ¿Y qué decir de nuestro emblemático río Pamplonita? Ante tanta desolación, nuestro admirado vate no resistiría. De seguro el felibre derramaría sobre el cántaro vacío todo un caudal de lágrimas al ver que no solamente el agua escasea sino que la poca que hay es costosa, que fue necesario establecer el “Día mundial del agua” para fomentar su cuidado, que en Colombia la ley establece sanciones para los derrochadores, y que en Venezuela un presidente aconsejó bañarse con la luz apagada, en manada y en dos minutos sin peligro de quedar cochino.
Definitivamente, ¡qué gran poeta y qué gran profeta era don Euquerio Amaya, digo Adolfo Milanés!
No divaguemos más y comprobemos el augurio leyendo su famoso poema, Anima aquae :
Sobre el lecho arenoso
de las fuentes exhaustas
rezo, ¡quien lo creyera!,
por el alma del agua.
Las fuentes se durmieron
rumorosas y mansas.
¿Qué sentirán los cántaros
por las fuentes exhaustas?
En mi espíritu enfermo
una tristeza canta.
¿Qué soñarán los musgos
por las fuentes exhaustas?
Y en mi interior
Una tristeza llora y canta,
Una tristeza ingenua.
¿Será el alma del agua?
orlandoclavijot@hotmail.com


Cúcuta, 31 de marzo de 2010.

lunes, 22 de marzo de 2010

CRONIQUILLA
VICEPRESIDENTES
Orlando Clavijo Torrado

Luego de la jornada electoral del pasado domingo 14 de marzo, “Colombia se tiñó de azul”, hubiera titulado en primera página El Siglo en otras épocas. Y si tuviéramos periódico conservador en el Norte de Santander, los titulares dirían “El corazón rojo de Colombia se volvió azul”, y “Triunfo absoluto del Conservatismo en el departamento”.
Como no hubo tales titulares, pasemos a otros azules. Si hay dos genuinos representantes de la oligarquía - aquella clase social tan odiada por los chavistas y sus afines extremistas - son Germán Vargas Lleras y Juan Manuel Santos, hoy aspirantes a ejercer la presidencia de la República. Empero, que sean de sangre azul no invalida sus méritos como extraordinarios patriotas, inteligencias superiores y cultos varones educados en los mejores centros universitarios nacionales, de Estados Unidos y Europa. (Recordemos que los últimos presidentes de sangre azul han sido Guillermo León Valencia y Alfonso López Michelsen).
Con todo, ellos, como todo el mundo, tienen derecho a posar de humildes e igualitarios. Y habrá quién les crea. Por mi parte, algo que me impide creerle al nieto del ex presidente Lleras Restrepo es su elitismo y su ego superinflado. Dentro de ese marco real, me parece sobreactuación suya esto de nombrar a la barranquillera doña Elsa Noguera De la Espriella como su posible vicepresidente; además, una payasada y una burla a todo lo que ella significa, pese a su corta estatura y limitación de locomoción, desventajas que no la amilanaron y por el contrario la encumbraron al nivel de los más brillantes economistas. ¡Hum! Ya soñó Vargas Lleras: con esta selección hago una carambola de dos bandas: conquisto los votos costeños y me echo al bolsillo a los minusválidos. ¡Cómo no! ¡Ya voy Toño! En buen romance una jugada semejante se llama utilización.
Igual sucede con Juan Manuel Santos. No puedo dejar de confesar que mi admiración por él se ha resentido, y que me ha sorprendido la escogencia de su compañero como vicepresidente. No me vengan con el cuento de que ahora se derrite por obreros como Angelino Garzón, y que tiene empatía con la izquierda. ¡Él, tan aristócrata, tan privilegiado! No me expliquen más: tácticas electorales, arrastrar al Polo Democrático, allanar el camino para el TLC, mostrarle al tío Sam que los sindicalistas y la oposición aquí son bien tratados, que Garzón viró a la derecha y que muy atrás quedó su Comunismo, etc., etc. ¡Ya! ¡Concordancia, señores! Uribe sí la tuvo al nombrar su vicepresidente, pero no tuvo ni elegancia, ni consecuencia ni gratitud con el Partido Conservador que se la jugó toda por él, y sobradamente se había ganado la vicepresidencia.
Acepto: ¡Esa es la política en nuestro país! Sin más comentarios.
Finalmente, la pregunta del millón: ¿El Registrador Nacional del Estado Civil estaba borracho? ¿Por qué bailaban sus subalternos y se paraban en la cabeza? ¿Hubo saboteo de quien tenía que presidir y honrar el acto más sagrado y sensible del elector?

orlandoclavijotorrado@yahoo.es

Cúcuta, 20 de marzo de 2010.

viernes, 12 de marzo de 2010

Para la revista Informativo V & C
LA DOCTRINA HONDURAS
Orlando Clavijo Torrado

En un principio se dijo que se trataba de un golpe de estado de los militares. Todas las naciones reaccionaron ante semejante acción de fuerza. El razonamiento fue simple: a un gobernante elegido por el sufragio popular no se le podía derrocar sin que ello implicara una afrenta a la democracia, a la constitución, a las leyes de Honduras y a los principios pregonados por la OEA. Luego se fue conociendo que Manuel Zelaya preparaba un referéndum contra toda consideración institucional y legal para ver de modificar la Constitución y prorrogar su mandato, posibilidad excluida expresamente como norma pétrea en la misma Constitución. Se filtró que las papeletas fraudulentas habían sido impresas por su amigo Hugo Chávez, presidente de Venezuela, al que pretendía emular. Se conoció también que la pretensión de Zelaya fue suficiente para que la justicia de su país le abriera un proceso por traición a la patria, para que la organización electoral rechazara prestarse para la maniobra, las Fuerzas Armadas abominaran del conato de violación de la Constitución, para que su mismo partido – el liberal - se manifestara en total desacuerdo, para que la Fiscalía General de la Nación y la Procuraduría General también condenaran la intentona y, para remate, fue suficiente para que el propio Congreso de la República determinara que ante tamaño atropello el dignatario quedaba fuera de la legalidad y debía ser depuesto.
El mundo no aceptó – y aún hay reticencia – tamañas raciocinios y decisiones y el sufrido pueblo hondureño fue condenado al ostracismo. Hoy, tales episodios se han convertido en la doctrina Honduras, que poco a poco va calando.
En Colombia no surtiría por cuanto un solo representante del Poder Público y político, concretamente la Corte Suprema de Justicia, anda detrás de la silla del presidente Uribe. Los demás poderes rodean firmemente al mandatario. En Venezuela, tampoco la doctrina Honduras tendría aplicación pero por razones al revés: el presidente Chávez controla todos los poderes, de manera que no existe quién lo cuestione. En Ecuador puede funcionar la doctrina Honduras por cuanto el señor Correa no cuenta con el beneplácito unánime de ningún poder, pese a que quiere instaurar el régimen chavista. En Bolivia tampoco podría tener acogida por las mismas razones al revés de las que tuvo Honduras: Evo Morales manipula todos los poderes.
En definitiva, la doctrina Honduras es aplicable en donde hay independencia de poderes, en donde la democracia no es una entelequia sino una realidad palpable.
Aunque ya Santo Tomás de Aquino había formulado en el siglo XIII la teoría de la rebelión contra la tiranía insoportable en el caso del abuso del poder por el príncipe, Honduras tiene hoy el mérito y la gloria de revolucionar y sacudir el viejo principio de irrevocabilidad del mandato de presidentes, considerados sacrosantos e intocables por el solo argumento de que fueron elegidos popularmente, si se convierten en violadores del mandato recibido. El Derecho Constitucional y el Derecho Internacional han recibido una nueva aportación de parte de un pequeño y empobrecido pueblo, pero digno y valiente.

Cúcuta, 1° de febrero de 2010.

martes, 9 de marzo de 2010

CRONIQUILLA
FAMILIAS EN DEJACIÓN
Orlando Clavijo Torrado

¿Qué pasó con las industrias autóctonas en nuestro departamento como los costales y las mochilas de fique, las esteras de enea o de ganchos o cortezas de tallo de plátano y los canastos y canastillas de bambú, de bejuco negro y bejuco camirí? ¿Será cierto que además de la competencia que les resultó con los plásticos, la pereza de los campesinos contribuyó también a que se extinguieran? Tanto que criticamos a los venezolanos porque se acostumbraron a que el gobierno los mantenga, y parece que caímos en lo mismo con programas como “Familias en acción”, uno de cuyos efectos negativos ha sido estimular la pereza. En un caso concreto me han referido por ahí que ya la gente no quiere asociarse en cooperativas para procesar y comercializar el fique en la tierra apropiada para ello como es Cucutilla, con el argumento de que para qué trabajan si con los 300 o 400 mil pesos que reciben mensualmente de “Familias en acción” comen y viven, sin joderse.
Un segundo ejemplo es Herrán, que era un pueblo líder en artesanías, principalmente en la elaboración de canastos de fibras vegetales. Se trata de otro patrimonio económico y cultural que se ha perdido; sólo queda la fama de los canastos herranenses. Todos los miembros de los hogares campesinos participaban en la faena, como lo ilustra esta anécdota: En cierta ocasión llegó un nuevo alcalde y lo primero que hizo el párroco, el padre Lucas Bautista, fue encomiarle ese espíritu laborioso de sus fieles del agro y la importancia de apoyar la industria local. “Voy a llevarlo, le dijo el cura, al mejor fabricante de canastos de toda la región”, y muy pronto las dos autoridades marcharon al sitio. Llegados allí, no encontraron sino al hijo menor del artesano. Lo interrogaron sobre el proceso de fabricación, cuánto demoraban, a cómo los vendían. El niño respondió:
- Mi padre trae los bejucos de aquel monte - y señaló a lo lejos. Bambú, bejuco verdinegro, o lo que encuentre.
Y continuó:
- Mientras mi papá está por allá, mi mamá aprovecha y le pone el culo a cuatro.
- ¿Qué palabras son esas, por Dios, muchacho? ¿Cómo hablas así de tu mamá? – le preguntó el sacerdote echándose la cruz. El chico le explicó tranquilamente:
- Es que mi papá deja listo el armazón y mi mamá se encarga de ponerles esto – señaló el fondo del canasto - y alcanza a poner cuatro por día.
Punto y aparte.
¡Si supieran los directores de los World Records Guinnes que en Cúcuta no es raro que un paciente permanezca hasta meses en una camilla antes de ser pasado a una habitación del hospital, y que a veces ello nunca ocurre y sale dado de alta o lo retiran ya cadáver! ¡Cuál será nuestro grado de subdesarrollo y cuál el desarrollo de los países industrializados que registran como un acontecimiento del otro mundo que Tony Collins pasara 77 horas y media en el pasillo del hospital Princesa Margarita en Swindon, Wiltshire, Gran Bretaña, en una camilla, antes de ser trasladado a una habitación! Media hora para ellos es una infinidad de tiempo y un atropello al ciudadano. Aquí, no Tony sino Toño, Juancho, María y José Dolores han vivido esa experiencia, y no se las pican ni figuran en el libro Guinnes.

orlandoclavijotorrado@yahoo.es


Cúcuta, 8 de marzo de 2010.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Para el Semanario La Provincia

OCAÑA, MÁS ALLÁ
Orlando Clavijo Torrado

Tan pronto transcurrieron las fiestas decembrinas, comprendidas en ellas “El desfile de los genitores” y los carnavales, envié a todos mis amigos de Internet las fotos correspondientes, por dos razones: valoro nuestra cultura y nuestra alegría, y quiero que sean renombradas en el mundo entero.
La verdad es que entre nosotros, a nivel de Ocaña y del área provinciana, Ocaña es cuna de personajes, alberga tesoros artísticos materiales, posee un patrimonio inmaterial invaluable, en fin, reúne inmensos méritos que le acreditan todos los honores, y por ello se los rendimos. Pero lo deseable es que sepamos y podamos proyectar fuera de la comarca todas las riquezas de que nos preciamos, es decir, que nuestro orgullo provinciano se convierta en orgullo nacional e internacional. Aún más: que no seamos famosos ante una o dos personas en nuestra patria o en el extranjero, o que ese orgullo se limite a las colonias de la provincia de Ocaña instaladas en los diversos puntos de la geografía nacional. ¡No! Que nuestra fama sea tan universal y tan estable como la fama de cualquier otra ciudad o cualquier otra celebración de donde sea.
Estas reflexiones me vienen a propósito de un comentario que recibí por correo de familiar de Bogotá.
Dice mi estimada corresponsal: “Miré su blog. Me parecen muy interesantes las crónicas que leí, porque se aprende a conocer las costumbres ocañeras. Interesante lo de las festividades y la gran cantidad de artistas que asistieron. ¡Qué chévere poder ir algún día! Imagino que hay muchas festividades de las que uno ni se entera porque en los principales canales de tv sólo nombran, por ejemplo, la Feria de Cali, el Festival Vallenato, la Feria de Manizales, el Festival de blancos y negros en Pasto, pero estas que usted nombra ahí no las conocía. Sería bien interesante que se dieran a conocer más a nivel nacional. Atraería mucho turismo”. Como se ve, la parienta muestra interés en venir por estas tierras, pero todavía no le han llegado al alma nuestra temporada navideña, la Semana Santa u otros eventos memorables, precisamente por esa falta de divulgación. En cambio, el Festival Vallenato sí la tiene conquistada. Vean los apartes finales de su mensaje: “¿Sabe primo? ¡Ojalá no me muera antes de ir a un Festival Vallenato! ¡Me encantaría muchísimo poder ir! Por ahí tengo una guacharaca pa´molestar cuando nos reunimos como le comenté en un correo pasado. En nuestras reuniones no pueden faltar “La brasilera”, “La casa en el aire”, “La Maye”, “La patillalera”, y por favor, “El testamento”. ¡Ay hombeeeeeeeee! ¡Uepa je!”
Entonces, ¡estamos notificados! Habrá que buscar los mecanismos y espacios para que nos conozcan más y no continuar encerrados en nuestro medio.
De ahí que sea un deber primordial divulgar con íntegra fuerza, en cuanto ámbito exista y con los dispositivos que tengamos a la mano o vislumbremos, nuestros valores de toda índole.

orlandoclavijotorrado@yahoo.es
3 de marzo de 2010.

sábado, 27 de febrero de 2010

CRONIQUILLA
EL PADRE MARIO HERNÁNDEZ MEDINA
Orlando Clavijo Torrado
Domingo 21 de febrero de 2010. Los conjuntos musicales desfilaban uno tras otro en la mañana en la iglesia San Juan Bautista del barrio Guaimaral: papayeras, duetos, violinistas, orquestas. Era algo impresionante. Todos querían brindarle la última serenata a su guía espiritual, a su amigo y a quien fue su párroco en las iglesias la Santísima Trinidad, Perpetuo Socorro, Las Angustias, San Martín de Tours, Torcoroma de La Libertad, y Guaimaral. Y a quien fue su capellán por largos años en la cárcel de mujeres y en la Normal María Auxiliadora, y su coordinador de disciplina en el Seminario Mayor. Desde el sábado en la noche en que se expuso el cadáver en el centro del templo, se habían sucedido las congregaciones religiosas y los laicos que encabezaban las oraciones. Entre tanto, una hilera interminable pasaba lentamente; todos querían contemplar por última vez el rostro del amado pastor. Algunos lloraban vivamente.
En la misa fúnebre, presidida por el señor obispo Jaime Prieto Amaya y concelebrada por una veintena de sacerdotes, los feligreses llenaron la iglesia y el atrio. Al final, entre un batir de banderines blancos y con el hermoso himno “Qué detalle, Señor”, el padre Mario Alberto Hernández Medina, dentro del ataúd de caoba cubierto por su estola, abandonó la última parroquia a la que había servido por cerca de cuatro años. Esa misma tarde sería sepultado en los Jardines La Esperanza. Había dejado una huella de amor, de respeto, de fe y de entusiasmo.
Cuando un orador dijo en la misa que no era día de duelo sino de fiesta porque entraba un alma al cielo, recordé esas mismas palabras que él pronunció en el sepelio de mi padre, palabras que en aquellos momentos me dieron gran fortaleza. Como buen pariente que era nos presidió bautizos, matrimonios, bodas de oro y funerales en la familia. Para la última noche del novenario de mi madre me pidió una foto de ella con sus hijos. Mario se tomó el trabajo de escanearla y de montarle una bella leyenda, “El día en que esté viejo”, y me la entregó en esa ocasión. La mandé enmarcar y la puse de adorno en mi alcoba.
El padre Mario también ejerció su apostolado en parroquias de Cali, Pasto, Barranquilla, Socopó (Venezuela), y Ocaña; en ésta fungió de profesor en el Seminario del Dulce Nombre en la postrera época en que los eudistas lo manejaron. Influyó notablemente en la orientación del joven Eulises Gutiérrez Clavijo para que abrazara el sacerdocio. “Chiche” logró su ideal, pero infortunadamente falleció pronto.
Su dolencia cardíaca era antigua, mas en octubre del año pasado comenzó su calvario de citas médicas, de aplazamientos, de falta de esto o aquello, y en enero, en que estaba programado un cateterismo que le hubiera salvado la vida, una nueva traba surgió. Comentaba alguien que si esto le hacen a un personaje, a un sacerdote afamado y querido por muchos, ¿qué le espera al pobre ciudadano anónimo? Ahora, a tantas indolencias y obstáculos para devolverle la salud y la vida a la gente los llaman el paseo de la muerte, y llega uno a preguntarse si el padre Mario Hernández fue otra víctima de tan infame práctica.
Apenas había cumplido 69 años, 40 dedicado al sacerdocio, ejercido en buena parte en este departamento que lo acogió como hijo suyo y al que él quiso con el alma, sin olvidar nunca su terruño de San José de Miranda.
Isolina, su hermana, y sus hijos, saben que compartimos su dolor porque también para nosotros Mario era el hermano cercano, el amigo, el consejero que no adornaba las cosas sino que las decía de frente, el sacerdote al que admirábamos y el contertulio de momentos de solaz. Ah, y Croniquilla pierde a uno de sus devotos lectores y comentadores.

orlandoclavijotorrado@yahoo.es


Cúcuta, 27 de febrero de 2010.
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miércoles, 10 de febrero de 2010

CRONIQUILLA
LA ROGATIVA
Orlando Clavijo Torrado

Alguien en Cúcuta o muy cerca mandó a cantar una rogativa. Para las generaciones de hoy que ignoran en qué consisten las rogativas los ilustro: son ritos que la Iglesia Católica tiene para pedir porque cesen las catástrofes, por ejemplo, la extrema sequía. El ceremonial es el siguiente: el sacerdote sale en procesión por las calles de la ciudad o del pueblo, acompañado de los fieles, e invoca leyendo del Ritual una lista de bienaventurados que deben rogar por nosotros – ora pro nobis, se respondía en latín -. A mí de niño me llamaban la atención y me provocaban risa los nombres de los mediadores celestiales que el cura nombraba con voz fuerte y vibrante: santos Sotero, Cayo y Agapito, ora pro nobis, santo Toribio, ora pro nobis, santos Ciriaco y Gotardo, ora pro nobis, santa Crescencia, ora pro nobis, santa Ágata, san Dositeo… Por nuestra parte le acomodábamos otros al santoral, como santa Goroveta, santa Cosiánfiara y san Tremebundo.
Es viejo el cuento aquel de los feligreses que azotados por un verano calcinante acudieron al párroco para que les oficiara una rogativa y al efecto le llevaron diez mil pesos. El presbítero examinó el dinero y los despachó de una: con esto no alcanza ni para los truenos. Porque si hay algo seguro es que después de una rogativa, que llueve, llueve. Cierto campesino de Ragonvalia me comentaba que hubo una temporada en que la canícula secó hasta la quebrada La Rascadora. El padre Cañas propuso celebrar la misa y arrancar la rogativa desde dicha quebrada. “Es que esto del calentamiento global - me decía con aire filosófico el hombre - ya estaba anunciado desde Mostradamus. Bueno, pero volviendo al tema de la rogativa – prosiguió mi amigo –, para que todo el mundo asistiera el padre le hizo bastante peritoneo” (quería decir perifoneo, y Nostradamus). La historia concluyó en que a los tres días se desató una borrasca que no paraba. Los parroquianos tuvieron que sacar el ramo bendito y quemarlo porque ya san Pedro se estaba pasando de maracas.
Dije al principio que alguien debió ofrecer una rogativa puesto que en la madrugada del martes 9 de febrero, contra todo lo esperado, cuando el pluviómetro instalado en la vereda Manzanares de Chinácota registraba el domingo 31 de enero dos meses exactos sin una gota, y a pesar de los treinta y tantos grados de calor que venimos soportando desde tiempo inmemorable, un refrescante y delicioso aguacero bañó este valle y aumentó en algo el caudal de los ríos Zulia y Pamplonita.
Es falso, entonces, que ante el calentamiento global no hay rogativa que valga. Los santos, con esos nombres tan raros y hasta graciosos, sí interceden ante el Altísimo para que no nos muramos de sed y de calor antes de mayo, mes en que según los meteorólogos vendrá atrasada la época de lluvia.

orlandoclavijotorrado.blogspot. com

Cúcuta, 9 de febrero de 2010.

jueves, 21 de enero de 2010

CRONIQUILLA
POR EL TERRUÑO (II)
Orlando Clavijo Torrado
¡Qué alegría disfrutar de la camaradería de personas que brindan su calor humano y su afecto, como todo ocañero! Encontrarme con Luis Eduardo Páez García – Lalo -, presidente de la Academia de Historia, y su esposa Martha Pacheco; con el presidente de la Corporacion cultural y artística “Desfile de los genitores” don Mario Javier Pacheco; con Carlos Jorge Vega, director del semanario y la radio virtual La Provincia ; con el gran Oscar Emilio Pallares Carrascal, defensor público; con Fernando Torrado de la Rosa, eminente médico, hijo del reconocido hombre público y notario por mucho tiempo Carlos Torrado Clavijo; con el compadre Víctor Reyes Álvarez, ex vicerrector de la Seccional de la Universidad Francisco de Paula Santander, su esposa Emperatriz y sus hijos; con el presidente del concejo el estimado primo José Fernel – Chepe - Peñaranda Torrado; en el Agua de la Virgen con otro primo que se desborda en efusión, Pedro Barriga Peñaranda, y con toda su sobrinada y la primamenta; en Ábrego con el director de la Casa de la Cultura el historiador José de la Cruz Vergel Jaimes; con antiguos compañeros de estudio en el Seminario del Dulce Nombre como monseñor Leonel Pineda Guerrero; con amigos que viven acá en Cúcuta y nos encontramos allá cual cumpliendo una cita sagrada como el señor fiscal seccional Jorge Angarita Carrascal, Ramón Castilla Pérez, de la Procuraduría General, Rafael Pino, de la Fiscalía General, Luis Durán Antolínez, ex procurador de Ocaña, Pepe Zúñiga y su esposa Mirian! Y paremos ya la lista porque es de no acabar.
Termino este recuerdo con un hermoso trozo de la oración pronunciada por monseñor Pineda el reciente 14 de diciembre, día conmemorativo de la fundación de Ocaña, pieza que cierra con un verso del inmortal José Eusebio Caro. “Te pido, Señor, por la Ocaña del futuro que, minuto a minuto, se va volviendo presente, para que siga siendo la luz para Colombia de tal manera que todos vuelvan hacia ella sus ojos como en los días de la Gran Convención. Te pido, Señor, por las nuevas generaciones para que se apropien de nuestro compromiso ante la patria y no se dejen vulgarizar y envenenar por la droga, para que no permitan que asesinen sus legítimos sueños a cambio de falsos espejismos. Señor: que las nuevas generaciones de ocañeros y ocañeras, a ejemplo del ínclito ocañero José Eusebio Caro, griten a toda Colombia con su palabra y con su quehacer cívico, social y cristiano: ´Ocaña, tierra encantada de placer, de amor: ¡Ufano estoy de que mi patria seas!´ Amén”.
orlandoclavijot@hotmail.com
http://orlandoclavijotorrado.blogspot.com

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Cúcuta, 18 de enero de 2010.

domingo, 17 de enero de 2010

CRONIQUILLA
POR EL TERRUÑO (I)
Orlando Clavijo Torrado

Ocaña, con sus conciertos que arrancan el 14 de diciembre – los cantantes Silvestre Dangond y Juancho de la Espriella abrieron las fiestas -, el “Desfile de los genitores” el 29 de diciembre y sus carnavales del 4 al 6 de enero, se está posicionando como un magnífico destino turístico. ¡Si se pudiera traer a Cúcuta y ojalá mostrar en otras ciudades el magnífico Desfile!
A lo largo de las festividades navideñas y las carnestolendas Ocaña se llenó de música interpretada por las mejores orquestas y conjuntos. La lista es larga: Pipe Peláez, Gilberto Santa Rosa, Poncho Zuleta, Jorge Celedón, Jorge Oñate, Los Betos y Alan García, para citar sólo algunos. A última hora faltó la Billos Caracas Boys. En Ocaña se “juega a los carnavales”. Consiste en arrojarse confeti, antiguamente maicena y “bolis” o agua en bolsas, lo que quedó abolido y prohibido, y ahora espuma. Me divertí mucho viendo a mis nietos enfrascados en batallas de tarros de espuma en los parques. En esta ocasión, como en las anteriores, apenas entrando a la Ermita nos coronaron con un baldado de agua. ¿Qué hicimos? Reírnos del más mojado. “¡Pa qué sos bobo de no subir el vidrio del carro a tiempo”! Mariana – mi nietecita – siempre es la “afortunada”. Se la tienen “chocheca”. Hace tres años, siendo un bebé de brazos, la cubrieron de espuma en la calle del Dulce Nombre; ahora que habla hasta por los codos, la dejaron muda con la lavada.
Hablando de destinos turísticos, además de los conocidos como La Playa de Belén, está surgiendo con fuerza otro: Ábrego, en el que vertiginosamente se construyen centros de recreación familiar de piscinas con modernos toboganes que quién sabe si no los poseen Cúcuta ni Ocaña. Hay que verlos para admirarlos. También allí por fin están promocionando el sector de Piedras negras, una maravilla natural que es obligado visitar. Estas rocas inmensas teñidas de negro por una mano desconocida, que se confunden con meteoritos o rezagos del mar al retirarse hace milenios de años, se hallan situadas en el área rural, muy cerca de la población.
No vale ninguna excusa para no ir a estos destinos en la temporada navideña o en cualquier tiempo. Así usted no tenga allegados o no conozca a nadie, la gente lo recibe como un viejo amigo, y lo van tratando de vos con confianza. (Aunque quedó el gracejo, si era cierto que la gente del pueblo preguntaba: ¿Cuándo vinitis?) Entonces, si en ese ambiente de familiaridad disfrutan naturalmente los extraños, ¿qué decir de quienes allí tenemos parientes y amigos de infancia? ¡Doy testimonio firme de ello!
Continúa.
orlandoclavijot@hotmail.com
http://orlandoclavijotorrado.blogspot.com

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Cúcuta, 13 de enero de 2010.

Datos personales

Mi foto
Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado