martes, 20 de abril de 2010

CRONIQUILLA
LOS PECADOS DEL DEPARTAMENTO
Orlando Clavijo Torrado

A Carlos Saúl García Torrado no le importa que García Márquez le haya puesto por título a una de sus obras “Doce cuentos peregrinos” para bautizar su última producción “Historias peregrinas” y como subtítulo “Cuentos criollos”. Ya lo advirtió desde “Mis mejores anécdotas” que él no es escritor sino un labriego que se jubiló como chofer de los gobernadores del Norte de Santander, con sólo segundo grado de primaria, y que no tiene otra pretensión que salvar del olvido la cotidianidad picaresca que bulle en el palacio de la Cúpula Chata, de la que él fue testigo mudo pero atento.
Yo diría que en esta tercera obra suya – reitero, sin ninguna elevación literaria -, echa al agua a cuantos le quedaron faltando en las anteriores. Aquí no escatima en dar nombres. ¡Quién dijo miedo! El mismo revela sus tramposerías – como dicen hoy los muchachos – , romances y bajada de calzones a la que diera papaya, incluida una doncellita bachiller campesina a la que hizo suya antes de que pasara al lecho del gobernador, requisito sine qua non para ser nombrada maestra.
La corrupción en las esferas gubernativas es vieja; los políticos – con poquísimas excepciones - siempre se han aprovechado del erario y de los bienes del común. Se han enriquecido y se siguen enriqueciendo en poco tiempo, sin trabajar, a costa de los impuestos que paga el ciudadano, impunemente. De modo que este libro no debe llamar a escándalo sino a reflexión y creo yo que pese a su escaso valor literario sí es una constancia de lo podrido que es ese mundo, y, en cuanto a los particulares, de cuán poco cultivamos en nuestro Departamento la honradez y la lealtad. Y no falta la nota de humor: Sebastián, un burro semental de la Secretaría de Desarrollo del Departamento, murió como San Lucas. Entiendo que mentar a Lucas es un recurso para rimar con cucas.
En este manual de pilatunas narra García, entre muchas, la historia de aquel médico legista del departamento que les sacaba la dentadura de oro a los muertos y se la guardaba; cuenta desde cómo sobornó a un fiscal de tránsito hasta cómo supervivió, con la ayuda de una perra y alterando la contabilidad, robándole pollos a una patrona tacaña y explotadora. Su licencia de conducir la obtuvo gracias a que una amiga cocinera tenía una compañera novia del director departamental de Tránsito y en una rumba de los cuatro todo quedó arreglado. Gracias a Dios, dice, le iba bien en todos sus actos torcidos.
En aquellos lejanos años ya eran comunes los hoy llamados “falsos positivos”: se trataba de la muerte de ladrones merodeadores a manos de los dueños de bares, quienes los entregaban a la policía y ésta los presentaba como resultado de enfrentamientos entre bandas. Cornelio González armó varios carros con piezas robadas de la Colombian Petroleum Company de cuando era su trabajador. También robando, pero marranos, Antonio Mendoza compró un bus. El fundador de la empresa Trasan tampoco sale bien librado. Juanita Guerrero es recordada como la muchacha a la que el protagonista le hizo el mandado buscándola a tientas en la tercera cama de las diez que había en la habitación familiar del único hotel de Sardinata, en medio de sus hermanos cuchilleros.
Los indios motilones también salen a bailar aquí en una feria en Bogotá en la que nuestro héroe les fabrica un bohío, les prohíbe que hablen español, y mete gato por liebre con unas flechas. En ese ayer – como hoy - cosas rutinarias eran repartir cemento por cuenta de la gobernación en tiempo de campaña política y poner los carros oficiales al servicio de las fincas de los secretarios del despacho del Departamento y en otros menesteres ajenos al interés público.
Se le debe abonar a Carlos García Torrado su pintura con brocha gorda del alma del nortesantandereano, y su entereza al dar a conocer sin pelos en la lengua los pecados propios y ajenos, pero, en especial, de quienes manejan la cosa pública.
Sin duda que el relato de tanto relajo de algo ha de servir.
orlandoclavijot@hotmail.com
Cúcuta, 17 de abril de 2010.

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Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado