PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA”
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LA PROMESA
Orlando Clavijo Torrado
El muchacho se encontraba realmente enfermo. Aquí, en Ocaña, los médicos no habían adelantado mucho en su recuperación. Sus miembros inferiores no le respondían, y así la vida se tornaba azarosa; ni qué pensar en regresar a la vereda a trabajar. La madre estaba desesperada. No había más remedio que acudir a Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma.
Madre e hijo hicieron varias peregrinaciones muy de madrugada al cerro bendito. Por el camino viejo. Con gran sacrificio y mucha devoción, con la fe más viva, con la esperanza cierta de la curación. Y el milagro se hizo. El mozalbete volvió a caminar correctamente, con agilidad, con libertad, con vigor.
El hermano que había viajado al país de Chávez, un dictador militar de último cuño, en busca del metal contante y sonante que allá se conseguía más fácilmente que en Colombia, se llenó de dicha por la noticia sin igual, y lo invitó a que se entrevistaran en Cúcuta para festejar.
Según reportó el diario de la capital nortesantandereana, los dos hermanos, más un primo, se encontraron en el poblado de La Parada, junto a la frontera de los dos países. Abrazos vienen, abrazos van. ¡Qué alegría! ¡Cómo te ves de bien! ¡Es un verdadero milagro! Y a vos, ¿cómo te ha ido por Venezuela? ¡Bien, requetebién! Tené cuidado, no sea que te acusen de paramilitar y de que querés matar a Chávez, y si te va bien te encierran, te dan una paliza y te deportan, y si no, Dios nos libre, te asesinen como a otros compatriotas que se fueron a buscar por allá lo que no se les ha perdido. ¡Despreocupate, hombre, que no me va a pasar nada! Pensemos en otra cosa, en tu sanación increíble, y vamos a celebrar a lo grande, a lo bien, en un sitio chévere, con música… ¿bolegancho también?...No, bobo, qué bolegancho sino trago del bueno, y viejas. Vení, vamos a Rumichaca, en donde dicen que hay muñecas de rechupete, que hacen strip-tease, y de pronto te cogés una.
No estaban lejos del burdel. Antes se animaron con unos aguardientes y al anochecer ingresaron allí. Nunca este campesino había visto aquello, luces de colores que iluminaban el techo y la pista y arrojaban penumbras propicias, como las calles retorcidas de Ocaña, para el acto malicioso, música estrepitosa que no permitía escuchar al vecino, y mujeres con ropa diminuta bailando alrededor de un tubo.
De repente irrumpió un grupo de hombres armados que se dirigió a la mesa en donde libaban nuestros paisanos, y abrió fuego contra ellos. Los jóvenes venidos de Venezuela cayeron mal heridos y el labriego que había recobrado la salud gracias a la Torcoroma, quedó muerto. No había razón para el ataque; al parecer, los sicarios obraron confundidos.
La madre recordaba cómo le rogaba a su hijo que para qué se empeñaba en viajar sin necesidad alguna. El hermano sobreviviente no podía con la culpa de haber llevado a su hermano menor a celebrar en un putiadero un milagro de la Virgen.
orlandoclavijotorrado@yahoo.es
25 de octubre de 2010.
lunes, 25 de octubre de 2010
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- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario