sábado, 27 de agosto de 2011

PARA “IMÁGENES” DE LA OPINIÓN

EL SUTE, PARTE DE LA HISTORIA DE CÁCHIRA
Por Orlando Clavijo Torrado
Aquella estatuilla elaborada en cerámica, de 28 centímetros de alto, me llamó la atención. Representa a un hombrecillo deforme, con los ojos saltones y la roja lengua expuesta; su cabello cano, semicubierto por un sombrero raído; viste una ruana repleta de remiendos y un pantalón corto de igual surtido; los sufrimientos y el dolor han tallado su feo rostro. Los pies miran a lados opuestos, uno hacia afuera y otro hacia adentro. Está en actitud de marcha apoyado en un tosco bastón de tallo seco (él mismo pulía, sin otras herramientas que sus manos y uñas, una rama para fabricarlo). Su figura evoca al Jorobado de Notre Dame, magistralmente caracterizado en la película.
La “cerámica” se encuentra entre los adornos de la sala que mis anfitriones - mi cuñado Hernando Rincón Reyes y mi hermana Edilia – Yiya – escogieron para su casa en Bucaramanga. Mi cuñado es oriundo de Cáchira y de allí viene la predilección por el personaje. Con su información y los datos que me suministraron otros cachirenses como Juan Mendoza Flórez y Héctor Morinelly Flórez reconstruí la trayectoria vital del protagonista.
Dicen que pueblo que se respete tiene su bobo. ¿Habrá en Colombia un monumento al bobo del pueblo? Antes que todo, entendamos qué es el bobo del pueblo. Es aquel individuo, hombre o mujer, humilde, servicial, en ocasiones demente, otras extravagante, las más de las veces sordomudo, cojo, bizco, en fin, minusválido, pero siempre querido, terror de los niños y al tiempo su deporte y ocasión de gozadera cuando lo hacen rabiar y lo provocan para que los corretee y les lance piedras y garrotazos fallidamente. En otros tiempos, por bobo del pueblo se conocía a todo cristiano raro por su traza, por sus dichos, forma de vivir y, comúnmente, objeto de risas y bromas. Hoy, la figura como tal desapareció. Podía haber uno o más bobos; en las poblaciones pequeñas bastaba con un solo bobo, mientras que había unos cuantos en las ciudades, sin que signifique que éstas estuvieran llenas de bobos. (Aclaremos que en todas partes abundan los bobos electores de los vivos que al final los defraudan). En Cúcuta fueron famosos Carlos Julio, la loca María, Elisa, Siete Machos y Carevieja. En Pamplona, el bobo del carbón con su jauría detrás. En Ocaña, Colinos, El Armadillo, Carlota la media rota, Alejo Castro, Juan Panochas, Jupajupa, Paba el chivo, Peyo, La Pispicia, El Cagao y la pareja de esposos Rufina y David. En Ábrego, Marcos Páez, Alejandro Mogollón (que vivió 100 años), Joaquín Manzano, Atanasio, Vita la surrucuca, El Zorro y Felipe Jiménez, el de los famosos bandos leídos en cualquier trozo de papel y nacidos de su revuelta imaginación, como este: “bando tercero jural, bien pa ustedes señores, las mujeres que se bañen bien la paloma..”
En el mismo Cáchira, con Sute hacían el conjunto de bobos Tatareto, Planchita y Pedro Pipas, quien inmortalizó la frase “siento la cabeza como una camorrera de pollos”. Estos personajes pintorescos se nombran en una canción cachirense.
De algunos de esos rasgos participaba nuestro héroe. ¿Su nombre? No, su sobrenombre, puesto que pocos sabían el primero: todo el mundo lo conocía como el Sute.
¿Qué es un sute en nuestro lenguaje nortesantandereano? El hermano Rodulfo Eloy (Ramiro Pinzón Martínez) en su obra La ensaladilla en el folclor nortesantandereano define así a los sutes: ”Además del sentido oficial de enclenques, señalado por el Diccionario, es un nombre genérico de los niños pequeños, sean enclenques o no; un sute es equivalente a un pelado (pelao) en otras partes”. Vale también por persona subdesarrollada físicamente, desvalida y, por su propia apariencia, insignificante socialmente y hasta despreciada. Llamar a otro “pobre sute” constituye una ofensa grave pues da igual que llamarlo un don nadie.
Empero, respondamos la pregunta ¿algún pueblo en Colombia le ha hecho un monumento a su bobo? Yo no tengo datos al respecto, por lo que sostengo – salvo prueba en contrario – que Cáchira, en nuestro departamento Norte de Santander, es el único pueblo que ha homenajeado a su personaje típico. El Sute, como el páramo de Guerrero, las cascadas y lagunas, encarna el sentido de pertenencia de los cachirenses. Tan cierto que su funeral fue apoteósico; no se quedó un alma en casa por acompañar a su bobito muerto.
En Cáchira sólo dos eminentes servidores habían merecido la consagración del bronce: el padre Luis Eduardo Montagut Torrado, a quien se levantó una estatua en el atrio de la iglesia, y el dirigente político Miguel Durán Durán, cuya memoria perpetúa un pequeño busto frente al hospital que lleva su nombre. Al poco tiempo del deceso del Sute la ciudadanía clamó por honrarlo de la misma forma que aquellos doctos e influyentes varones. Todos contribuyeron para la elaboración de una estatua, la que fue colocada en un principio al final del mismo atrio pero un alcalde decidió que ese no era el sitio adecuado y la trasladó a la entrada del pueblo en donde hoy se encuentra, a manera de bienvenida. Réplicas de la estatua se venden en tiendas de artesanías de Bucaramanga y Cáchira en materiales tan disímiles como porcelana, madera y cerámica. El Sute también ha inspirado almanaques y fotografías de souvenirs.
Hermenegildo – o Hermeregildo, como pronuncia el pueblo – o Merejo- Acevedo nació el 14 de abril de 1899, de la unión de Valentina Acevedo y caballero desconocido, atribuyéndose la paternidad a Leopoldo Reyes, de quien es seguro que le sirvió de padrino con su esposa Crisanta Mora. Se nombran como abuelos maternos a Marcos N. y Genara Celis. Fueron sus hermanos Socorro, José del Carmen, Leopoldo, con similares deficiencias que el Sute, y Silvino, mayordomo de don Daniel Mora Reyes, de los mayores finqueros de Cáchira.
El Sute sí nació como el Niño Jesús, en unas pobres y humildes pajas. La choza estaba ubicada en el sitio El Saladito, perteneciente a la finca Santa Rosa, en donde luego se fundó el barrio San Miguel Arcángel. Es tradición que al ver lo que había parido, una criatura con las piernas sueltas y trastocadas y sin paladar, la madre sufrió un shock, del que la sacó la partera quemando plumas de gallina y dándole a inhalar el humo. En contadas oportunidades no pronunciaba sino las palabras “joda”, “salan”, “aguja” y “me voy pal Guayabo”; emitía sonidos como ga, gu, go, bufaba y a veces parecía que cantaba. No llegaba a los 1.60 metros de estatura.
La infancia del Sute transcurrió en la finca Las Lagunas, en la vereda Ramírez, hoy propiedad de Héctor Ramírez. Esta vereda Ramírez es de gran renombre por estar allí el latifundio La Hacienda, cuyo epicentro es una casona del siglo XIX, de paredes pisadas de un metro de espesor, con amplias habitaciones, corredores y sótanos como mazmorras. La legendaria Hacienda constituye la propiedad más extensa en el contorno como que abarca los municipios de Cáchira, Villacaro y Arboledas; su dominio comprende también las fincas Los Pozos y Sardinata, propiedad del doctor Germán García Durán, ex embajador en el África, y de doña Aura, residente en Bogotá, hija natural del doctor Miguel Durán Durán, casada con don Miguel Vásquez, ya fallecido, enlace del que nacieron tres hijas; propiedad, igualmente, de los Durán Durán, de los Barco Vargas, de la familia Cuadros, del insigne poeta Jorge Gaitán Durán, trágicamente desaparecido, y de su hermano Eduardo, hoy residente en los Estados Unidos, quien fue ministro de Agricultura (en una visita que hice a La Hacienda durante unas vacaciones universitarias encontré en un sótano un pergamino que la alcaldía de Pereira le concedía como reconocimiento por sus servicios a la ciudad. ¡Oh paradoja! ¡Con cuánto cariño y entusiasmo le otorgarían tal distinción - ¿o sería pura zalamería ? - , y véanla a donde fue a parar, a una caja de cartón rota y sucia!). A La Hacienda solían llevar en los asuetos escolares al futuro presidente de la República Virgilio Barco Vargas, siendo un niño, como un pequeño rey, impecablemente vestido, sin permitirle que se metiera al potrero a mirar el ganado ni oler la boñiga.
Volvamos a la vida del Sute. Sólo a los 17 años vino a conocer Cáchira; allí se amañó y nunca más regresó al campo. Entonces, se convirtió en el parroquiano más popular. Los muchachos le hacían señas con los puños de algo rodando, por imitar el movimiento de sus pies, lo que lo enfurecía. Dormía en las bancas de la iglesia, o en donde la noche lo sorprendiera, pero su casa preferida era la de Campo Elías Sepúlveda. Cuando por los achaques de la vejez quedó imposibilitado para errar por las calles, la alcaldía municipal le proporcionó un albergue en el mismo sitio ocupado después por Telecom. Su equipaje consistía en un atado de escobas confeccionadas con ramas de ayuelo – una planta de tierra fría - , ropa que destrozaba y cobijas a las que la mugre volvía pardas. Abastecía al pueblo de escobas y si nadie salía a recibirlas se daba mañas para entrarlas por los solares o por algún lado. Pantalón que le regalaban era pantalón recortado por él, remendado con aguja de coser costales de fique y adornado con cabuyas. Nunca se despojaba de su ruana, también llena de remiendos, como se dijo. Vivía de la caridad pública; las monedas que le regalaban las llevaba a su hermano Silvino. Pero les colaboraba a las señoras en labores domésticas como barrer, moler el maíz para las arepas y tostar el café.
Nadie como el Sute para arrimarle fuego a los voladores: ahí estaba en todos los festejos y nunca sufrió un percance con la pólvora. Mujer con minifalda recibía su regaño; algunas pícaras muchachas cruzaban las piernas delante de él para verlo bufar de la rabia, aunque sí gustaba de tocarles las pantorrillas y echarse a reír. Tomaba el baño en el río Cáchira y en el caño de Chorreritas y se rasuraba la barba con candela de cigarrillo. Recogía cuanto papel había en el suelo y lo quemaba. Su lugar preferido en el templo era el confesionario. Consciente de lo que hacía, se reía a gusto cuando comenzaba a soltar sonoros pedos (o peos, como dice en nuestro medio desde el analfabeta hasta el más culto) en plena celebración de la misa. En veces se sentaba en la última banca, con el mismo propósito, por lo cual la gente lo dejaba solo. En una ocasión en que no se pudo elegir reina de las fiestas, los chistosos del lugar, entre ellos Antonio Acevedo (Curtes) y Víctor Gama, emborracharon al tontico, lo vistieron de rey y colorines, por carroza le fabricaron una zorra o carreta pues él le tenía pavor a los carros, y así lo pasearon por el pueblo.
El Sute contó con todas las contemplaciones para el final de su existencia. En la casa de propiedad municipal asignada por el alcalde Optimio Velandia recibía los cuidados de una enfermera dispuesta permanentemente. Murió de un infarto cardíaco a los 85 años el 9 de julio de 1984. Desde aquel día empezó su gloria, cultivada como al más querido y recordado de los cachirenses.



viernes, 19 de agosto de 2011

CRONIQUILLA
LOS TRESCIENTOS AÑOS DE LA VIRGEN MORENA DE OCAÑA
Orlando Clavijo Torrado

A la medianoche de este lunes 15 de agosto un poderoso relámpago iluminó a toda Ocaña; el trueno que le siguió nos aterrorizó. En vano esperamos una gran tormenta. A esa hora el ícono original de Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma era trasladado a la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en el barrio La Primavera, dispuesto para su llevada al cercano estadio Hermides Padilla al día siguiente. ¿Una señal del cielo?
Poco antes de las cuatro tarde del 16, cuando los nazarenos conducían la imagen al parque “29 de mayo”, se desató también una tempestad eléctrica en seco. Algunos dijeron que la lluvia que cayó, o era demasiado tenue o no sintieron que los mojara. Otros aseguraron que habían visto danzar al Sol. Yo no lo vi, no me consta el fenómeno. Pero, verdaderamente electrizante y emotiva fue la misa campal oficiada en dicho parque por el carismático padre Ciro Antonio Quintero Sepúlveda, rector del santuario conocido como Agua de la Virgen, lugar de su presencia. Con esta eucaristía, al final de la cual tres mil voces le cantaron a María el happy birthday, se cerraron los actos conmemorativos. Se comentó de muchos milagros en ese día, el gran día evocador de la aparición en la montaña de Torcoroma hace tres siglos. El Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez Maldonado, viajó a cumplir una promesa de treinta y cinco años atrás.
El estadio albergó siete mil feligreses para la misa solemne de la mañana concelebrada por el Cardenal Primado monseñor Pedro Rubiano Sáenz, el Nuncio Apostólico arzobispo Aldo Cavalli y una docena de obispos. Allí estaban el Defensor del Pueblo, el Procurador General, representantes de la Cancillería de la República con el encargo de condecorar la sagrada estampa, el senador Manuel Guillermo Mora a quien vimos comulgando muy compuesto, diputados del departamento, alcaldes de la provincia, el candidato a la alcaldía de Ocaña y ex personero municipal Jesús Antonio Sánchez Clavijo, en fin, decenas de personajes públicos de la vida local, departamental y nacional, pocos ataviados como lo requería la ocasión, con saco y corbata, y la mayoría folclóricos. En ese aspecto, las mujeres, como siempre, se distinguieron por el buen gusto y la elegancia.
La profunda fe hacia la Virgen de Torcoroma, la veneración en todas las iglesias de la ciudad y las manifestaciones de esa religiosidad contagiosa por tanta convicción y entusiasmo, están fuera de toda comparación. Ello generó creatividad y arte como las exposiciones en el museo Antón García de Bonilla y el árbol del parque “29 de mayo”, éste aprovechando un viejo tronco en el que colocaron una bella réplica de la imagen; el sitio se convirtió en obligado para tomar fotos y videos. En el museo - a cargo del presidente de la Academia de Historia de Ocaña, el dilecto amigo Luis Eduardo Páez García y su digna esposa Martha Pacheco de García - , se exhibieron todas las publicaciones, novenas y objetos relativos a la llamada Virgen morena y Virgen vegetal. Si bien esta exposición merecía elogios, uno se quedaba sin palabras al entrar al salón que representaba al árbol en donde se dio la misteriosa germinación. Imagínense, amables lectores, este escenario: una suerte de bosque encantado, con festones que cuelgan del techo, una suave luz azul y música clásica de fondo. Al centro se halla el árbol con una pequeña perforación en rectángulo a cada costado para mirar hacia dentro la imagen, como en un efecto de tercera dimensión. El espectáculo es sencillamente hermoso. Me explicó el doctor Páez que estos artilugios obedecen a una modalidad de la arquitectura en boga en Europa conocida como arquitectura efímera. La obra se debió a la experta mano de la arquitecta española Luisa Caravaca, casada con el ocañero Moisés Enrique Urbina Patiño.
En resumen, no hay que decir sino que el homenaje a la Virgen de Torcoroma fue multitudinario, digno y bien organizado. ¡Felicitaciones a todos los cooperadores!
En memoria del acontecimiento sugiero que se llame “Tricentenario de la aparición” a alguna institución, edificio, barrio o calle de Ocaña.
Para quienes tuvimos el privilegio de concurrir a él constituye el recuerdo más gratificante y una verdadera bendición.

orlandoclavijotorrado.blogspot.com

Cúcuta, 19 de agosto de 2011.

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Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado