miércoles, 12 de octubre de 2011

CRONIQUILLA
El alcalde del Chochecal
Orlando Clavijo Torrado

En estos días previos a la elección de gobernadores, alcaldes y concejales, viene a propósito el recuerdo de un episodio plenamente verídico que viví en Ocaña. Ocurrió no hace mucho. Un pariente me preguntó con cierta ironía – sangripesado, decimos allá - si El Chochecal – nombre ficticio de un pueblo de la misma provincia – era municipio, tenía concejo y alcalde. Por supuesto que él sabía que sí, pero es de aquellos que aún consideran “camperos” – como en los viejos tiempos - a todo el que no haya nacido alrededor de la plaza “29 de mayo” de Ocaña. Con su interrogante me dio oportunidad para despacharme sobre el sempiterno tema de la corrupción.
- Claro que El Chochecal es municipio, con sus correspondientes concejo y alcalde – le respondí. Y para que se pique, le cuento que ser alcalde del Chochecal es mejor que ser alcalde de Ábrego, de Ocaña, y aún más, de Cali, Medellín, Barranquilla o Bogotá.
- ¿Me está mamando gallo o qué? – reviró medio bejuco.
- Se lo demuestro – le repliqué en tono suavezón. El alcalde de Bogotá quizá devengue por emolumentos quince o veinte o treinta millones de pesos mensuales, no sé, mientras que el alcalde del Chochecal apenas, teóricamente, gana dos millones, mas, en la realidad, se pone el sueldo que sus ansias le dicten. El alcalde de Bogotá tiene a la prensa encima, a un concejo vigilante y a todas las entidades investigadoras terminadas en ía – Fiscalía, Contraloría, Procuraduría, Defensoría, Curaduría – en tanto que el alcalde del Chochecal no tiene quien lo ronde.
- No entiendo del todo – dijo el otro - . Pues resulta – continué explicándole - que el presupuesto anual del Chochecal es de cuatro mil millones de pesos, un presupuesto desproporcionado para un municipio tan pequeño, en donde no hay donde invertirlo, pero el hombre se da sus mañanas para hacerlo.
- ¿En dónde?
- En su cuenta bancaria, con participación de algo para los concejales y el personero que le apañaguan todo. La fórmula es conocida en Colombia: se inventa obras y realiza contratos, de los que saca lo mandado por la corrupción, el treinta por ciento. Únicamente tomando tres mil millones para los supuestos contratos, el alcalde obtiene novecientos millones por año, pero aún restando lo que les reparte a los que chupan con él de la ubre municipal, frescamente puede meter en su carriel quinientos millones, vale decir que su sueldo mensual le queda en $ 41.666.666, lejos del que recibe el presidente de la República. En su período de gobernante el abnegado servidor público se embolsicará tres mil seiscientos millones de pesos. ¡Una lotería! ¡O el baloto!
- Ya comprendo. Tiene usted razón.
Vi que mi contertulio se quedó pensativo. Tuve la impresión de que estaba acariciando la idea de ir al Chochecal, más con el propósito de lanzar su candidatura a la alcaldía que con el de comer chocheco, el más humilde de los plátanos, de estrato uno, pero gustoso, que allí se produce en abundancia hasta para exportación. Y creo que no estaba errado cuando me preguntó si el alcalde de ese momento era de ahí.
-No – le respondí.- Allá hace años que los alcaldes son de afuera.

orlandoclavijotorrado.blogspot.com

Cúcuta, 12 de octubre de 2011.
CRONIQUILLA
El alcalde del Chochecal
Orlando Clavijo Torrado

En estos días previos a la elección de gobernadores, alcaldes y concejales, viene a propósito el recuerdo de un episodio plenamente verídico que viví en Ocaña. Ocurrió no hace mucho. Un pariente me preguntó con cierta ironía – sangripesado, decimos allá - si El Chochecal – nombre ficticio de un pueblo de la misma provincia – era municipio, tenía concejo y alcalde. Por supuesto que él sabía que sí, pero es de aquellos que aún consideran “camperos” – como en los viejos tiempos - a todo el que no haya nacido alrededor de la plaza “29 de mayo” de Ocaña. Con su interrogante me dio oportunidad para despacharme sobre el sempiterno tema de la corrupción.
- Claro que El Chochecal es municipio, con sus correspondientes concejo y alcalde – le respondí. Y para que se pique, le cuento que ser alcalde del Chochecal es mejor que ser alcalde de Ábrego, de Ocaña, y aún más, de Cali, Medellín, Barranquilla o Bogotá.
- ¿Me está mamando gallo o qué? – reviró medio bejuco.
- Se lo demuestro – le repliqué en tono suavezón. El alcalde de Bogotá quizá devengue por emolumentos quince o veinte o treinta millones de pesos mensuales, no sé, mientras que el alcalde del Chochecal apenas, teóricamente, gana dos millones, mas, en la realidad, se pone el sueldo que sus ansias le dicten. El alcalde de Bogotá tiene a la prensa encima, a un concejo vigilante y a todas las entidades investigadoras terminadas en ía – Fiscalía, Contraloría, Procuraduría, Defensoría, Curaduría – en tanto que el alcalde del Chochecal no tiene quien lo ronde.
- No entiendo del todo – dijo el otro - . Pues resulta – continué explicándole - que el presupuesto anual del Chochecal es de cuatro mil millones de pesos, un presupuesto desproporcionado para un municipio tan pequeño, en donde no hay donde invertirlo, pero el hombre se da sus mañanas para hacerlo.
- ¿En dónde?
- En su cuenta bancaria, con participación de algo para los concejales y el personero que le apañaguan todo. La fórmula es conocida en Colombia: se inventa obras y realiza contratos, de los que saca lo mandado por la corrupción, el treinta por ciento. Únicamente tomando tres mil millones para los supuestos contratos, el alcalde obtiene novecientos millones por año, pero aún restando lo que les reparte a los que chupan con él de la ubre municipal, frescamente puede meter en su carriel quinientos millones, vale decir que su sueldo mensual le queda en $ 41.666.666, lejos del que recibe el presidente de la República. En su período de gobernante el abnegado servidor público se embolsicará tres mil seiscientos millones de pesos. ¡Una lotería! ¡O el baloto!
- Ya comprendo. Tiene usted razón.
Vi que mi contertulio se quedó pensativo. Tuve la impresión de que estaba acariciando la idea de ir al Chochecal, más con el propósito de lanzar su candidatura a la alcaldía que con el de comer chocheco, el más humilde de los plátanos, de estrato uno, pero gustoso, que allí se produce en abundancia hasta para exportación. Y creo que no estaba errado cuando me preguntó si el alcalde de ese momento era de ahí.
-No – le respondí.- Allá hace años que los alcaldes son de afuera.

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Cúcuta, 12 de octubre de 2012.

miércoles, 5 de octubre de 2011

CRONIQUILLA
CIUDAD CONQUISTADA
Orlando Clavijo Torrado

“Ya se fueron, ciudad, tus caballeros, /que eran nobles, valientes y cristianos, /y te invadió una turba de villanos, / que son todos terribles pistoleros//. Hablan en nombre de tus claros fueros, /y presumen de ser tus ciudadanos; / han manchado tus timbres castellanos/y ahuyentaron tus viejos escuderos//. Pareces una villa conquistada /en medio de esa gente desalmada /que te trata con saña y con rencor, //en medio de esa gente sin blasones /que está lista a ganar las elecciones /que aconseje el señor gobernador”. (Marco A. Carvajalino Caballero, poeta ocañero).
Le pregunté a un entendido en la materia por qué a la alcaldesa de Cúcuta le otorgaban en otros lugares – menos aquí mismo – condecoraciones por su trabajo social si la ciudad presentaba sus calles deterioradas, el desorden reinaba en el tránsito y era evidente la falta de autoridad en todos los aspectos. El amigo me explicaba que se toma como social atender a las gentes más necesitadas, de ahí que repartir mercados entre los pobres se consideraba una gran labor social (pan para hoy, hambre para mañana). El resto no importa. Lo mismo se aplica para el gobernador, al que en misteriosos cenáculos lo sitúan entre los mejores del país (a propósito, me llegó una hoja en que ciudadanos de Bucarasica invitan a un plantón frente a la gobernación en protesta por la promesa incumplida de pavimentar el tramo de carretera que va de La Sanjuana a la cabecera municipal. Aluden allí a una cifra de dos mil ochocientos cincuenta millones de pesos para la obra, que se esfumó).
Bueno: lo cierto es que con las pésimas experiencias, llegó la hora de rectificar y elegir a mejores dignatarios. En cuanto al trono de la Cúpula Chata, dos fuertes candidatos se disputan el honor de ocuparlo: de un lado, Juan Alcides Santaella, ex gobernador, conservador de tiempo completo, de linaje distinguido, un hombre recto y transparente y, de otro, Edgar Díaz Contreras, con mucho arraigo en la clase humilde de donde proviene, oriundo del inmenso conglomerado humano que en los últimos años está poniendo gobernador y alcalde de Cúcuta, la ciudadela de Juan Atalaya, en donde cursó su bachillerato al lado del actual gobernador ( cuentan que en esos tiempos pertenecían a la Juco- Juventud comunista -), su compañero también en el concejo de Cúcuta, ambos colaboradores cercanos del ex alcalde Ramiro Suárez. En otra Croniquilla analizaba cómo la brújula está marcando de nuevo hacia el centro y sureste de Cúcuta (candidaturas de Juan Alcides Santaella para la gobernación y de Gregorio – Goyo- Angarita, Andrés Cristo y Donamaris Ramírez para la alcaldía de la capital del departamento), después de apuntar por más de una década por las periferias del norte y el occidente (Ramiro Suárez, La Libertad, Pauselino Camargo, María Eugenia Riascos y William Villamizar, Atalaya, alcaldes, los primeros, y el último, gobernador, respectivamente).
A mí, sinceramente, slogans que maltraten el idioma y den el mensaje a infantes y jóvenes de que así se habla bien, nada más que por populacherismo, no me gustan ni aplaudo, como el de “Por un Norte pa lante”. Estimo que, de ese modo, al menos en cultura lingüística, vamos “pa tras”. En consecuencia, ya mi voto para gobernador está cantado. Ahora, si tuviera mi cédula inscrita en Ocaña lo haría por muchas justas razones por su ex personero municipal Jesús Sánchez Clavijo, o Pecas.
Aún es tiempo de ir escogiendo. Que esa escogencia sea por el rescate del vergonzoso atraso y la penuria del departamento y la desastrosa situación de esta urbe, y de aquellos municipios que fracasaron en la elección anterior.
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Otrosí: Están construyendo en Cúcuta unas torres imponentes y hermosas, mas quizá por el supermodernismo las barandas exteriores e interiores son mínimas, con gran riesgo para grandes y chicos, particularmente para éstos. Señores arquitectos: suban la altura de las barandas e instalen vidrios protectores u otros elementos, y eviten tragedias como la de la niña Laura Manuela Páez Bueno que cayó de un décimo pésimo; así también se blindarán de futuras demandas. Por tal motivo no permití que un hijo mío, con niños pequeños, tomara un apartamento de aquellos, repito, elegante y fino, pero peligroso.
orlandoclavijotorrado.blogspot.com

Cúcuta, 5 de octubre de 2011.

Datos personales

Mi foto
Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado