sábado, 28 de abril de 2012

PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA” LA ENCRUCIJADA SEXUAL Orlando Clavijo Torrado Se tiene por cierto que a los cinco años ya la criatura ha definido su tendencia sexual, y, por ende, marca de una vez sus preferencias de acuerdo a su conformación anatómica: la niña buscará las muñecas y el maquillaje, y el niño preferirá jugar con carros, trompos y pistolas. Sin embargo, en estos tiempos la adolescencia debe sufrir una segunda definición pero ya no por cuenta de su cuerpo sino de las ideas en boga, de las modas, y un sinfín de influencias. Ahora todo es unisex; el cabello largo, las moñas, los aretes y pirsins no son exclusivos de las mujeres; agréguese a esto una prédica que sataniza el matrimonio heterosexual para que el joven llegue a creer que da igual ser varón o hembra así tenga características morfológicas contrarias (ver mis artículos al respecto en La Opinión, “Ángeles y Ángelas”, del 28 de julio de 2009, y “Hombre con hombre, mujer con mujer”, del 31 de agosto de 2011). Estudios serios reconocen que no es gratuito el uso generalizado hoy en día de tratamientos como niños y niñas, ciudadanos y ciudadanas, presas y presos, y algunas formas ridículas como oyentes y oyentas, feligreses y feligresas, músicos y músicas, sicarios y sicarias, detectives y detectivas. En todo ello, bajo el pretexto del rescate de la mujer y las minorías, hay una filosofía, un propósito y un mensaje subliminal para acabar con las diferencias sexuales, el matrimonio heterosexual, las creencias religiosas y otras manifestaciones tradicionales y respetables de la sociedad. He visto la confusión en que andan muchachos de uno y otro sexo, que son invitados virtualmente a convertirse en homosexuales y lesbianas. Ahí cabe nuestra intervención orientadora como padres y abuelos, con inteligencia y cordura pero también con firmeza. Había un cuento antiguo de cierto caballero que visitó a Londres por el año de 1950 y observó que el homosexualismo estaba proscrito y se sancionaba legalmente. En 1960 regresó y ya vio que el mismo vicio era permitido por lo que decidió nunca más volver por temor a que ya fuera obligatorio. Pues acá está ocurriendo que la prohibición y la vergüenza pasaron de moda y hoy por hoy se celebra cuando el individuo – o la individua, palabra que vale emplear aquí también - confiesan su aberración sexual – por muchos tecnicismos y eufemismos que se le cuelguen no es otro su nombre - , se les felicita por su valentía, y se les invita a seguir adelante. En esencia, para la Iglesia Católica, si la persona nace con la anormalidad, ella no tiene la culpa y no comete pecado pues se trata de desórdenes genéticos, pero sí lo comete cuando ejerce el apetito carnal y se aprovecha de su condición. San Pablo predicó que los homosexuales van al infierno. “Derechito”, habría dicho si hubiera sido colombiano. Entonces, a ponerles atención a nuestros niños y adolescentes para que no se desvíen de lo que la naturaleza sabiamente les trazó, y sean así hombres completos y mujeres –valga la redundancia- auténticamente femeninas. El Señor los hizo Adán y Eva, hombre y mujer. ¿Cómo va a ser posible que por un malentendido modernismo él se llame Stella y ella Armando? ¡Por Dios! orlandoclavijotorrado.blogspot.com 28 de abril de 2012

domingo, 22 de abril de 2012

PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA” EL MATONEO Orlando Clavijo Torrado Toda la vida ha existido lo que ahora se llama el “matoneo” o violencia o acoso escolar. Siempre hay en el colegio el alumno que se cree con derecho a hostigar a los demás, a arrebatarles sus loncheras o sus lápices, apoyado en que es más alto, más acuerpado, o simplemente más listo. Sus víctimas son reconocidas: el tímido de la clase, el pequeño, el flacuchento, el intelectual o nerd. Este problema nunca había merecido atención y solo en la actualidad se han emprendido campañas tendentes a desterrarlo, acudiendo a manifestaciones públicas, conferencias de especialistas y charlas con los estudiantes para concientizarlos de que todo se puede resolver con el diálogo y la tolerancia. Ello me parece excelente. Los de mi generación no tuvimos ni asomo de comprensión por parte de padres y maestros cuando debíamos afrontar a un encaramador de esos. Uno, reinaba el lema de los progenitores, particularmente para los varones, de “defiéndase como pueda que para eso es hombre” y, dos, cómo vencer la prevención de ir a poner la queja ante los profesores porque de saber el matón que el mártir andaba en esas, los epítetos de nena o llorón no se los rebajaba. Aclarando que el ejemplo que voy a presentar no se debe imitar, pues los métodos modernos son de un todo los aconsejables para contrarrestar el matoneo, únicamente quiero significar cómo nos tocaba en el pasado solucionar embrollos semejantes. Se trata de mi experiencia en el Seminario Menor del Dulce Nombre de Ocaña. Entre los juegos que practicábamos había uno fuerte llamado “guerra” en que dos grupos, anotados en un papel para hacer el seguimiento, trataban de eliminarse tirándose una bola maciza de caucho; quien no agarrara en la mano la pelota que el contendor le lanzaba con toda su fuerza y permitiera que le tocara otra parte del cuerpo, quedaba muerto y excluido del combate; un pelotazo por lo general dejaba moretones; de recibirse el golpe en el estómago, el derrumbamiento en estado de asfixia era seguro; ahí quedaba el chico en el piso retorciéndose del dolor. Otra variedad, pero no en contiendas de bandos sino en son de broma, consistía en utilizar unas pelotas inmensas de material más suave pero igualmente contundentes. Pues bien: ocurrió que cierto compañero me tomó ojeriza, sin razón alguna, a pesar de que virtualmente nos preparábamos para ser santos sacerdotes. El sujetico ese se confabulaba con otro malandro, éste se hacía junto a mí sin que yo lo advirtiera, y cuando aquel lo llamaba para que saliera a recibir el pelotazo, se quitaba, de modo que el pobre Orlandito era el aporreado inmisericordemente. Mi victimario era espigado y yo un enano a su lado; aunque no era robusto sí tenía más carnes que las mías; y como posaba de bravo, por mi natural pacífico, no me arriesgaba a desafiarlo. Ya me había dado cuenta que los impactos con la pelota pequeña o con el balonzote no eran casuales sino intencionales. En términos de la provincia, me la tenía chocheca. Esto, reflexioné, tengo que zanjarlo de una vez por todas, de modo que no obstante mis desventajas, no sé de dónde saqué coraje en aquel momento en que estando distraído sentí el testarazo en un costado, y como un resorte salté sobre él y le apliqué tal trompada que en seguida le brotó un chichón, muy bonito por cierto. Nuestros educadores vinieron de inmediato; al herido lo llevaron a la cocina en donde las muchachas le adobaron las hinchadas sienes con sal y tajadas de papa cruda, y a mi me citaron ante el prefecto de disciplina; éste me regañó a su gusto y al final me habló del perdón incluso para los que nos daban pelotazos; ¡cómo no! ¡ya voy Toño!, le contestaba yo para mis adentros. ¡Santo remedio! El ofensor, luego de aquel percance, me buscó para que hiciéramos las paces. Hoy, transcurridos tantos años, somos colegas en la profesión, compañeros en la Academia de Historia del Norte de Santander, amigos de verdad, aunque alguna vez me recordó en broma: me debe una. Apenas me sonreí. A éste - pensé - ¿acaso le quedó gustando que le moldeara aquel precioso turupe en nuestra época de infancia? orlandoclavijotorrado.blogspot.com 20 de abril de 2012

jueves, 19 de abril de 2012

CRONIQUILLA LA LIBERTAD DE UBLIME Orlando Clavijo Torrado Esto se volvió una gozadera. Me refiero al desatino de Shakira en Cartagena al cantar el himno nacional delante de los presidentes en la Cumbre de las Américas. No cesan de llegar por Internet y al teléfono móvil chistes que brillantes cerebros se ingenian, como el de Piedad Córdoba exclamando: “¡Hp, se nos olvidó Ublime en la selva!”, o aquel más malicioso del novio de la diva: “¿Quién es Ublime? ¿Algún machucante que tuviste en Barranquilla?” El autor de los montajes descubrió a un ciudadano colombiano con el nombre de Ublime y colocó su cédula en la red. Yo, en un momento de desocupado pero no tanto como los que cranearon las situaciones para burlarse de nuestra máxima estrella internacional, quise comprobar si realmente ella había dicho “la libertad de Ublime” y oí el audio; en efecto, así cantó. Pero sus asesores empeoraron la cosa y la instaron a cantar para su página web, y agregó otra embarrada: “la libertad de sublime”. La cosa no paró allí: en una clara demostración de que Shakira dominará provocativamente el movimiento de sus caderas pero no el himno de Colombia, alteró el verso “en surcos de dolores”, por “el surco de dolores”. Me muero por verle el surco a Dolores, comentó un amigo jocoso. Una de mis nietas, de cinco años, canta “el surco de olores”, y todavía no es Shakira. Ahora, todo intérprete debe usar la lógica en sus tonadas, y entenderlas. Porque si a uno le dan la letra de un himno que contenga disparates – por ejemplo, esta que circula por celular “¡oh Gloria, Irma y Cecilia!, ¡oh Julio el inmortal!, en Sucre están Dolores, Javier, Herminia y ya “, todos amigos de Ublime - al punto se da cuenta que se trata de una mamadera de gallo, que carece de seriedad y solemnidad y, además, sin ninguna acepción. Por otro lado, ¿qué es ublime? Nada. Tal vocablo no existe. Yo creo que el asunto no se resuelve sosteniendo que cualquiera se equivoca, y que a ella, nuestra mejor embajadora, ese error merece disculpársele. No. Justamente, por ser quien es, está obligada a aprenderse el himno nacional. Esto me recuerda- como decía el cómico Hebert Castro – que hace seis años escribí una serie de cuatro columnas tituladas “Claves para entender el himno nacional”, destinada a alumnos de primaria y bachillerato, y cuál sería mi sorpresa cuando indagué a varios profesionales por el significado de “inmarcesible” y me contestaron que lo ignoraban, que esa palabra no estaba en el lenguaje corriente, de donde concluí que de pronto mis claves no eran solo para niños y adolescentes. Shakira pertenece a la generación en que ya se había abolido la historia patria del pensum oficial, ahora refundida en una materia llamada Sociales, en la que medio embadurnan a los estudiantes. En octavo grado – el antiguo tercero de bachillerato – algo les hablan de Nariño y los Derechos del hombre, del 20 de julio y el General Santander, y, como es de esperar, nada se les queda, sino revoltillos y confusiones – Simón Bolívar descubrió a América el día de la batalla de Boyacá luchando al lado de Cristóbal Colón - . Los de mi era – como nos llama la gente joven - en quinto de primaria ya nos habíamos leído completa la Historia Patria de Henao y Arrubla. Según la Internet, muchos artistas renombrados, a los que han puesto a cantar el himno de su país – incluido uno de Estados Unidos – han hecho el oso. Por consiguiente, en adelante, los organizadores no se deben confiar en la fama de los escogidos, sino que les es preciso examinarlos para comprobar que lo saben y exigirles ensayar como si estuvieran en la propia ceremonia, a fin de evitar ridículos como el que protagonizó nuestra insigne compatriota. Menos mal que lo suyo fue solo metida de pata, y no metida de putas como los escoltas del presidente Obama en el hotel Caribe. orlandoclavijotorrado.blogspot.com 19 de abril de 2012

viernes, 13 de abril de 2012

PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA”

GRAMALOTE: MÁS PASADO QUE FUTURO
Orlando Clavijo Torrado

A los pocos días del hundimiento del centro urbano del municipio de Gramalote el primer mandatario de la República viajó al lugar, contempló los escombros y conmovido se comprometió a reedificarlo, con un diseño mejor que el antiguo de manera que el nuevo Gramalote sería mil veces mejor, mediante una reconstrucción nunca vista y ejemplar para toda Colombia; algo maravilloso.
Cuando yo oí y leí ese discurso pensé para mis adentros, repitiendo la canción: palabras, palabras, palabras; ¡qué capacidad de engaño la de estos políticos!
Si algunos le creyeron al señor presidente Juan Manuel Santos, los respeto, pero yo no.
Por azar - digamos así para no revelar más detalles - tuve acceso a una información privilegiada de uno de los miembros de la comisión enviada desde Bogotá para estudiar el terreno y rendir el informe sobre cuál era el sitio adecuado para la refundación. Mi confidente me dio el nombre: la vereda Pomarrosa. Pero - agregó - se trata de una finca extensa que el gobierno debe comprar o expropiar, con una pata que le sale al cojo: al dueño o a los dueños, pues al parecer existe una sucesión, se les puede abrir la agalla y pedir el precio que se les antoje. Hay más - me confió mi fuente -: es mucho el platalón por invertir para abrir carretera, instalar redes eléctricas, alcantarillado, un acueducto dispendioso por la distancia a la toma, sin contar con el trazado y pavimentación de calles y edificación de viviendas particulares, iglesia, escuelas, colegio y despachos oficiales. (En estos días los gramaloteros expresaron, con toda razón, que no podían dejarlos sin hospital). La oferta del gobierno últimamente se acerca a los cien mil millones de pesos, cifra que, pese a sonar asombrosa, es una bicoca frente a los costos del colosal proyecto.
Me arriesgué a fungir como ave de mal agüero y escribí el 20 de febrero de 2011 un artículo para la revista dominical Imágenes del diario La Opinión que titulé “Perspectiva juridico-política de Gramalote”. En resumen, cuestiono la legalidad de la existencia del municipio de Gramalote después del desastre y la validez y la erogación a cargo del departamento y la nación al mantener empleados que no tienen territorio ni población concretos sobre los que les sea posible ejercer sus funciones. Quizás el cura fue el único que quedó con oficio pues aunque sea a lomo de mula anda tras sus almas diseminadas por los campos.
¿Cómo va hoy la gestión para reconstruir a Gramalote, dieciséis meses después de aquel fatídico 16 de diciembre de 2010? La respuesta está en la impaciencia de los gramaloteros asentados en Cúcuta y Santiago, principalmente, que ya se aprestan a lanzarse a bloquear carreteras y calles y a marchar a Bogotá a pie, una vez agotado cuanto medio de súplica había y escépticos frente a tantos estudios profundos y asignaciones de partidas en el papel. Eso sí, una oficina encargada del asunto funciona en Cúcuta; no he averiguado cuántos burócratas se echan aire allí ni sus sueldos.
Dejemos este tema en punta. Ojalá no sea cierto lo que me decía hace poco un damnificado: a Gramalote le mamaron gallo.
orlandoclavijotorrado.blogspot.com
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13 de abril de 2012.
PARA EL SEMANARIO "LA PROVINCIA DE OCAÑA"


EL VÍA CRUCIS DE CHÁVEZ
Orlando Clavijo Torrado

Todos vimos el Jueves Santo a un presidente Hugo Chávez, a punto de llorar, al pie de la imagen de Jesús Nazareno en una parroquia de su natal Barinas pidiendo que la corona de espinas recayera sobre su cabeza, sin importar la sangre que tuviera que verter, y que el Crucificado le endosara todos sus dolores, pero que no se lo llevara pronto pues tenía muchas metas por cumplir en favor del pueblo venezolano. Decían las noticias que el comandante marxista se había confesado. Días antes este hombre desafiante y todopoderoso reveló que Jesús al oído le había aconsejado que no hablara más de muerte sino de vida. Recuérdese que por muchos años Chávez salió a gritar para que las muchedumbres repitieran: ¡Patria socialista, revolución o muerte!, lema que desde que le apareció la grave dolencia cambió por ¡Patria socialista o revolución! simplemente.

¿Qué pasó con el Chávez que insultó al papa, al cardenal primado, a toda la clerecía venezolana y al catolicismo, amenazó con cerrar templos, crear una religión revolucionaria bolivariana - para lo cual ya contaba con algunos curas renegados - y se burló del mismo Jesucristo?

Bien: como Dios no quiere que el pecador perezca sino que se arrepienta y viva, y ante los negros presagios que se ciernen sobre el pintoresco personaje, debería rectificar tantos desaciertos y atropellos cometidos durante doce años. Por ejemplo, cuando no hace sino persignarse e invocar a Nuestro Señor y a la Virgen Santísima ante todo el mundo y ante su mismo padre político Fidel Castro, conocido por su ateísmo, realizaría lo mejor si ordenara retirar de las escuelas y colegios las cartillas en donde enseñan que Dios no existe sino el padre proveedor y jefe amado Hugo Chávez, y prohibir el adoctrinamiento con ejercicios como pedirles a los pequeños estudiantes que miren qué hay sobre el pupitre - el que los profesores han despojado de todo - , cierren los ojos y los abran cuando sobre el pupitre les han puesto libros, cuadernos, lápices, panes y leche, diciéndoles que el dios Hugo Chávez puso todo aquello, y que todos lo alaben y lo veneren. En una palabra, revindicar a la niñez y a la juventud, que no han recibido otras enseñanzas que de irreligiosidad, de odio contra los Estados Unidos como causante de todas las desventuras, y contra los opositores, de lucha de clases, y de falso patriotismo - en las clases de historia y geografía se desprecian a los héroes colombianos y se tergiversan los linderos fronterizos -.

Ahora que lo vemos tan contrito, humilde como cualquier ser humano herido por una enfermedad mortal, lejos de su arrogancia de otros tiempos, descontrolado, acobardado y verdaderamente aterrorizado ante la inminencia de su final terrenal, le creeríamos que su acercamiento al credo en que nació, creció y fue educado, es verdadero y no pantallazos si diera muestras inequívocas de arrepentimiento, oportunamente, pues de no hacerlo ya no dejaría sino una impronta de dolor, división, resentimiento, engaños y frustraciones para sus compatriotas, un nefasto recuerdo.

Esperamos, además de su recuperación - pues como cristianos no podemos regocijarnos por sus padecimientos - que prometa que si Dios le diera una nueva oportunidad sobre la tierra, comenzaría de nuevo guardando absoluto respeto al periodismo, a la libre empresa, a la democracia y a la separación de los poderes públicos, y sin persecuciones contra nadie, por ningún motivo, ni religioso, político, económico o social.


orlandoclavijotorrado.blogspot.com

6 de abril de 2012.

Datos personales

Mi foto
Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado