domingo, 21 de diciembre de 2014

LA OBSESIÓN DE APARECER

CRONIQUILLA LA OBSESIÓN DE APARECER Orlando Clavijo Torrado En el artículo “El concepto de servidor público” de la doctora Mariela Vega de Herrera, en Ámbito Jurídico del 8 de diciembre de 2014 al 11 de enero de 2015, expresa algo que viene como anillo al dedo en el tema: “El servidor público no es, como pareciera que lo entienden algunos, un ciudadano de mayor categoría, sino apenas el puente que permite articular el poder estatal con las necesidades colectivas, y por ello es su deber comportarse con el decoro y la humildad propios de la virtud republicana. La ostentación de los símbolos con inadecuada utilización del poder y la arrogancia en el ejercicio funcional son expresiones que niegan el concepto de servidor público. “Infortunadamente la opinión ha visto con asombro que algunos funcionarios se ocupan mucho más de usufructuar privilegios que de resolver las demandas propuestas por una ciudadanía desconcertada y por eso, para mal de la democracia y del Estado de Derecho, se enseñorea la desconfianza colectiva y se debilita la fe en las instituciones”. ¿Acaso la doctora Vega pasó por Cúcuta y comprobó con sus propios ojos la egolatría de nuestras primeras autoridades administrativas? Como dicen por ahí, hasta en la sopa encuentra uno los nombres del gobernador y del alcalde de la capital del departamento. Ya saben a cacho. En estos días, hasta en los ejemplares de las novenas de aguinaldo distribuidas por la diócesis de Cúcuta y por el diario La Opinión. Como si confundieran Navidad con vanidad. No se sabe por qué la obsesión particularmente del alcalde D. Ramírez de que su nombre se vea por todas partes. Quizá presume que de esa forma no será olvidado. Entretanto, no se puede ocultar la vergüenza de las calles llenas de huecos, de los basureros que pululan, de las aceras y calzadas invadidas por 2.500 vendedores ambulantes o “especialistas en ventas callejeras”, de las esquinas sin semáforos, de la inseguridad general, de los mil espacios públicos sin alumbrado, de las alcantarillas destapadas, cúmulo de males que hacen de Cúcuta una ciudad sin Dios y sin ley, atrasada y sin ninguna buena figuración en el ámbito nacional. Y el departamento, no anda mejor. Sobre todo, sin carreteras. Los gobernantes piensan que serán recordados por los folletos de autoelogio y las placas y el bombo que se den o les den sus empleados y no por sus buenas obras. ¡Tamaña equivocación! Si la gestión de un gobernante se evidencia como correcta no tiene necesidad de estar restregándole a la gente en la cara su nombre. Eso fastidia, hostiga. Ahora, si el gobernante es mediocre, sí es justificado el temor de ser pronto borrado de la memoria colectiva. De otro lado, el gobernante debe tener presente que no le hace ningún favor al ciudadano por ejecutar lo elemental de sus funciones, por cumplir con sus deberes. Ello no son regalos suyos, ni dádivas, ni concesiones, gestos generosos o buen corazón, ni es ser más humano – como lo predica el alcalde Petro de Bogotá - , ni ser solidario. Sería igual que los padres le agradecieran a los hijos por estudiar cuando es obligación de estos hacerlo, o que la familia le agradeciera al papá por trabajar para mantenerla cuando a eso se comprometió moral y legalmente. Lo sabe Perogrullo: para administrar la ciudad y el departamento – y administrar bien - fue que los eligieron, con presupuesto y equipo burocrático que los ayuden. Los gobernantes megalómanos obran como si la plata la sacaran de sus billeteras, cuando palpitan la convicción y la malicia de que ellos no vacían sus bolsillos para darle al pueblo sino que por el contrario salen de sus mandatos con estos llenos. Señores: más que obsesionarse por aparecer, obsesiónense por hacer. orlandoclavijotorrado@yahoo.es …….. 21 de diciembre de 2014

jueves, 18 de diciembre de 2014

LA TARJETA DE NAVIDAD

Para el semanario La Provincia LA TARJETA DE NAVIDAD Orlando Clavijo Torrado Decía en anterior columna que sobrevive de las tradiciones navideñas el tamal o hayaca, aunque también se salvan la natilla y los buñuelos. Pero hay otro elemento que también se extinguió: el mensaje navideño escrito, que asumía dos formas: la tarjeta o el telegrama; en uno u otro se expresaba el consabido saludo y deseo de feliz Navidad y próspero Año Nuevo. La desaparecida empresa de telecomunicaciones, Telecom, presentaba un formato de telegrama adornado con motivos propios de la época, con un mínimo sobrecosto. Las tarjetas navideñas eran en muchas ocasiones verdaderas obras de arte. Los paisajes preciosísimos, los repujados, los colores brillantes, las figuras finas, las hacían dignas de colección. No enviar tarjeta o telegrama de Navidad a los familiares y amigos o a quien había de agradecérsele o recordársele por un favor o algo especial, era mal visto. Enviar tarjetas navideñas además de protocolo social constituía una obligación moral. Las tarjetas o telegramas recibidos adornaban el árbol de Navidad. A la tarjeta física la reemplazó la tarjeta virtual. En los buscadores de Internet hay una inmensa variedad para escoger, con música incluida, sin duda lindas, mas para guardar solamente en la memoria electrónica – que pocos hacen - o para borrarlas inmediatamente – que es lo más corriente - . He visto que por excepción son las parroquias las que envían una tarjeta física junto con la programación de las misas y el sobre para depositar la ofrenda navideña. Entonces, no resta sino esperar las tarjetas virtuales de los contactos en el correo electrónico. ¡Ah!, y esperar las de un gremio que no puede faltar: el de los gobernadores, alcaldes, senadores, representantes, diputados, concejales y aspirantes a subirse al curubito que lo hacen cumplidamente por estas fechas y se gastan mensajes en los periódicos y en vallas colocadas en calles y carreteras. ¡Qué gesto de bondad y gratitud para con sus electores! Creen que el pueblo les come cuento. Ni en Navidad descansamos de los políticos. Están más metidos que los buñuelos y la natilla. Les parece que es a ellos a quien llamamos cuando cantamos “ven no tardes tanto”. No señores, es al Niño Jesús. Confunden Navidad con vanidad. En fin, que poco a poco se van evanesciendo las tradiciones hermosas. El modernismo no perdona y barre con lo que encuentra a su paso. Particularmente, con lo que toca con la sensibilidad, con el romanticismo y el idealismo. Entonces, la tarjeta navideña entra a formar parte de los museos, de los álbumes familiares de gentes viejas, de los recuerdos y las evocaciones. ¡Cómo quisiéramos que volvieras, bella tarjeta navideña! orlandoclavijotorrado@yahoo.es ……. 17 de diciembre de 2014

jueves, 11 de diciembre de 2014

¡PEATÓN, A LA ACERA!

CRONIQUILLA ¡PEATÓN, A LA ACERA! Orlando Clavijo Torrado Es verdad que la situación económica se puso dura como nunca. Por ello, en nuestras calles ya de por si atestadas el conductor se enfrenta a una nube de desempleados en busca de unas monedas. El tragafuegos apenas tiene los segundos mientras cambia el semáforo para demostrar su habilidad. O aquel sumamente gracioso que hace de negra nalgona y tetona tiene que aprovechar tal mínimo tiempo para bailar al son de unas maracas. Igual ocurre con el que maneja los cuchillos, o con el saltimbanqui, o con el malabarista, o el vendedor de frutas o la muchacha que deja las cajitas de cicles junto al espejo derecho. Distráigase usted un momento y tendrá encima a un limpiador de vidrios sin que tenga chace de decirle que el cristal está limpio y no necesita más trapo ni agua. Ante semejante caos en las calles, tanta obstaculización y tanta invasión de personas que no debieran estar allí, no hay autoridad que haga respetar el derecho a la libre, ágil y segura circulación de los automotores. Por supuesto que uno no está en contra del derecho al trabajo de todo el mundo – aunque esas actividades no clasifican como trabajo y ni siquiera para informales o para subempleos según estudios especializados – sino en contra de quienes violan las normas de convivencia ciudadana y los derechos de los demás asociados en las vías públicas. También, por supuesto, los inválidos – ciegos, sordomudos, paralíticos, etc. - merecen toda la solidaridad y comprensión y cero discriminación, pero tampoco se debe tolerar que abusen de su condición lanzándose a pedir limosna entre los carriles de la calzada. Ellos son peatones, óigase bien. Y los limitados para movilizarse también son peatones, no automovilistas aunque anden en carritos con motores adaptados. Insisto particularmente en éstos que se arriesgan a que de pronto no sean visibles y sufran un atropellamiento en el cual no solo ellos llevarían la peor parte sino una no menos gravosa el inocente conductor a quien se le atravesaron. No es justo ni legal que un minusválido cualquiera ocupe las calzadas. La policía está en la obligación de llevarlos a las aceras. Como se ve, el conductor tiene que sortear a toda suerte de invasores en la vía – sin mencionar a los osados motociclistas de motos colombianas o socialistas venezolanas - . ¡Pobre conductor, desprotegido de toda autoridad y solo confiado en la ayuda de Dios Padre para llegar indemne a su destino! De este enjambre amenazador y asediante al único que defiendo es al que hace de negra porque el artista se ubica en la isla en el cruce de la avenida Diagonal Santander con calle 11, a un lado del semáforo, sin ocultar este. Su disfraz y su actuación fugaz son sensacionales. Los demás intrusos deben ser retirados del específico espacio de las arterias públicas por donde solo les es permitido transitar a los carros. orlandoclavijotorrado@yahoo.es …….. 28 de noviembre de 2014

miércoles, 10 de diciembre de 2014

UN SOBREVIVIENTE: EL TAMAL

Para el semanario La Provincia UN SOBREVIVIENTE: EL TAMAL Orlando Clavijo Torrado Con la fiesta de la Inmaculada Concepción – 8 de diciembre - y su víspera el 7 en que se prenden luces frente a las casas en honor a la Virgen, por lo que la gente lo llama el Día de las velitas, también se prenden las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Esto es, que ya entramos en forma en la etapa más gozosa del año. Hoy los supermercados ofrecen innumerables productos alimenticios con atractivos empaques de dibujos navideños – Papá Noel, estrellas, campanas y figuras del pesebre – y con supuesto sabor navideño – pan navideño, galletas navideñas, el pavo para la cena de Navidad – todo lo cual, ya listo para servir ya que no se requiere sino calentar, desplazó a las viandas preparadas por la madre en el hogar: la mazamorra de cortar – como se llamaba en toda la provincia de Ocaña - o natilla, los buñuelos y la conserva o dulce de papaya. En aquellos tiempos en que no había neveras la mazamorra se guardaba en un cajón, bien envuelta en tela, y la madre sacaba aquel inmenso disco compacto para repartirlo por tajadas según un orden en los días de la Novena de Aguinaldos y en la Nochebuena. Los buñuelos se echaban en una bolsa también de tela y luego se depositaban en un tarro. La conserva sí permanecía en la cocina en una gran olla. Pero falta un cuarto manjar: el tamal o hayaca. Ese cuarto plato sí no ha sucumbido a la modernidad. Sobrevive glorioso y continúa presente en la mesa navideña, anunciándose con su olor que se esparce tan pronto se empieza a abrir su envoltorio de hojas de plátano sancochadas. Es el propio aroma de la Navidad. Navidad sin tamales no es Navidad. Como siempre, Dios ha sido muy misericordioso con la pobre humanidad agobiada y doliente – para recordar a la antigua Novena de Aguinaldos – pero más en aquellos tiempos en que no había prohibición para quemar pólvora, pues en muy pocas ocasiones se producían estragos en las personas. Todos los chicos nos llenábamos los bolsillos de totes, fulminantes, cebollitas y bengalas, saltábamos, nos caíamos y recochábamos, a pleno sol, y pese a ser una bomba de tiempo ambulante nunca nos ocurrió un percance. Hoy, por el contrario, entre más restricciones y más cuidados, más accidentes se presentan. No se sabe en dónde está el misterio, cómo explicar esto. Al quitar la pólvora para acompañar las misas de aguinaldo también se le quitó un elemento de alegría a la temporada. No falta quien quiera descubrir en tales reglas la mano de ciertas doctrinas, como la masonería, bajo un pretendido amor a los semejantes. Mientras tanto, que sigan sonando “Los cincuenta de Joselito”, “Faltan cinco pa’ las doce”, todo el repertorio de Guillermo Buitrago, y aquella viejísima melodía titulada “24 de diciembre” cantada por Lucy Figueroa que comienza así: “Llegó diciembre con su alegría, mes de parrandas y animación, en que se baila de noche y día, y es solo juergas y diversión…”. Y que se oigan los verdaderos villancicos – Tuntaina, Zagalillo, Noche de paz, Una pandereta suena – no importa que se cuelen los falsos como “Mamá, ¿dónde están los juguetes?”, y “El reno Rodolfo de la nariz roja”. Al respecto, repito lo que dije en otra columna hace un tiempo: que tengo mis reservas contra “Mamá… ” pues no concibo a una madre tan perversa que le niega el regalo de Navidad a su hijo y le carga la culpa al inocente Niño Dios porque presuntamente éste se dio cuenta de que el pelado la había embarrado durante el año. ¡Qué villancico puede ser eso! ¡Bienestar Familiar debía intervenir y quitarle el muchachito a la vieja! Pero, volviendo al protagonista de este artículo, el tamal, ¡loor a su majestad, a su rico sabor y embriagador aroma, y que perdure por los siglos de los siglos, amén! orlandoclavijotorrado@yahoo.es orlandoclavijotorrado.blogspot.com ………… 10 de diciembre de 2014.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

UN VILLANCICO OLVIDADO

Para el semanario La Provincia UN VILLANCICO OLVIDADO Orlando Clavijo Torrado En mi lejana infancia oí un lindo villancico cuya letra, al pasar el tiempo, busqué insistentemente. Solo retuve la primera estrofa y algo del coro. En una columna como ésta hace dos años expresé que quisiera tener esa letra y por fortuna una lectora – a quien mucho agradezco - me respondió diciendo que su padre cantaba aquel villancico y que había recordado la letra, la que me copió. Nadie lo ha subido a la red, de modo que dudo que se pueda encontrar por Internet. Por simple nostalgia no quise deshacerme de algunos long plays no obstante la aparición y el dominio de los discos compactos o CDs y luego de las memorias o USB (los viejos nos apegamos a los cachivaches). Para que me siguieran sirviendo mandé a arreglar el arrumbado equipo de sonido. Ocurrió entonces que en la anterior Navidad me dio por mirar los viejos y grandes discos de acetato y me llevé tamaña sorpresa al encontrar el tan rastreado villancico. Comprobé que se trata de la misma canción, cuya letra completa me suministró mi amable lectora. . ¡Por Dios! ¡Tanto buscarlo y lo tenía en mis manos! Es un disco producido por “Sónico” llamado “Serenata de diciembre, villancicos”. El año de edición es desconocido. Contiene siete cantos por cada lado. Por el lado A trae los siguientes: Ay Manolito (popular), Ea pastores (bambuco popular), Lucerito (A. Beltrán -cmf-) (cmf indica que se trata de un sacerdote claretiano), Navidad pobre (H. Guzmán - cmf), Pastores venid (popular), Serenata (H. Guzmán – cmf), y Campanitas (Rueda). Por el lado B trae estos: Nochebuena (G.Timor), Brincan y bailan (popular), Mirad Pastores (A. Urdaneta), El aguinaldo (popular), Festejemos al Niño (V. Falco), Oh pajarillos (canción de cuna), y Canción de amor (I. Canarias). Brincan y bailan lo modernizaron y es el actual Los peces en el río. Esta es la letra del hoy ignorado villancico: ¡OH PAJARILLOS! -I- Oh pajarillos que voláis por el bosque/ del cielo azul cantando aquí bajad./ Venid y ved al niño hermoso y chiquito, / que sonriendo entre la cuna está. Coro: Allá en los montes, hay fría nieve,/ Aquí en tu cuna, suave calor. /¿Por qué sonríes? / ¿Por qué no duermes? / Ro ro mi niño, duerme mi amor. / -II- Una manzana si te duermes mi niño, / roja y bonita yo te voy a dar; / cierra esos ojos que los ángeles bellos, / si es que te duermes quieren hoy velar. / Coro: Allá en los montes, hay fría nieve, / aquí en tu cuna, suave calor. / ¿Por qué sonríes? / ¿Por qué no duermes? / Ro ro mi niño, duerme mi amor. En estos tiempos hay tantas cosas por rescatar. Qué bueno que por esta época decembrina rescatemos los villancicos olvidados, de bellas melodías y mensajes tiernos y poéticos. Así también iremos reconstruyendo los valores perdidos que nos aseguran una vida en paz. orlandoclavijotorrado@yahoo.es …………… 3 de diciembre de 2014.

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Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

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50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado