domingo, 27 de agosto de 2017

¿QUO VADIS, FRANCISCO?

CRONIQUILLA ¿QUO VADIS, FRANCISCO? Orlando Clavijo Torrado ¿Cuál es, realmente, el propósito de la extraña presencia del Pontífice Romano en Colombia desde el 6 al 11 de septiembre? Todo indica que la inspira el espíritu Santos. Las pruebas están a la vista: 1) el 23 de agosto de 2016 el Sumo Pontífice dio declaraciones alentando a los colombianos para que votaran por el Si en el plebiscito, y halagó de esta forma: “Yo prometo – dijo en una rueda de prensa – que cuando este acuerdo sea blindado por el plebiscito y el reconocimiento internacional, estaré en Colombia para enseñar la paz”; 2) la Conferencia Episcopal Colombiana, siguiendo la exhortación del Vicario de Cristo, mandó que en todos los púlpitos se predicara a favor del Sí; 3) el 16 de diciembre de 2016 el presidente Juan Manuel Santos, con toda su familia, visitó al papa en el Vaticano; dos meses antes había ocurrido el plebiscito, con la derrota del Sí, de modo que los pactos habaneros no habían sido blindados por el pueblo; imposible que el Santo Padre no lo supiera; 4) el 12 de mayo de 2017, el mandatario voló a Portugal en pos de una entrevista con Su Santidad; de allá trajo la confirmación de que vendría a Colombia, a darle el espaldarazo a la paz; 5) y la prueba final y contundente: en estos días el vicepresidente exgeneral Oscar Naranjo lo confesó abiertamente a todos los medios de comunicación: el papa Francisco viene a apoyar los pactos del gobierno con las Farc. Es verdad que mucha gente está alborozada pero otra mucha no lo está. En las redes sociales abundan los mensajes en contra por los altos costos de la visita. Centenares se oponen por ver la clara intención ideológica a favor de las Farc. Otros miles, católicos firmes, seguidores del doctor José Galat Noumer, presidente del canal Teleamiga y director-propietario de la universidad La Gran Colombia, rechazan la visita, porque no reconocen a Francisco como papa. Aducen documentos y declaraciones para sustentar su tesis de que una mafia de purpurados obligó a Benedicto XVI a renunciar para imponer al argentino Jorge Mario Bergoglio. Al pobre doctor Galat lo tiene en salsa la Conferencia Episcopal Colombiana para excomulgarlo. Es la piedra en el zapato y el que les está aguando la fiesta. No solo en Teleamiga sino en Facebook – que a mí me conste – a Francisco lo llaman antipapa, el Anticristo, pro musulmanes radicales, prosemitas, pro matrimonio gay, proluteranos – que incluso le va a erigir una estatua a Lutero en el Vaticano -, proambientalistas, profeministas, pro dictadores comunistas, pro y pro y pro de cuantos movimientos antagónicos tradicionalmente de la iglesia católica existen. Cada quien enarbola el lema que le parece y que le sirve de escudo para todo. El presidente Santos escogió el de la paz. Muchos países que desprecian la democracia se tildan democráticos. Al papa Francisco le dio la ventolera de la misericordia, con la que dice y hace cosas que dejan a unos encantados y a otros muertos de la furia. Nos enseñaron que la mentira es pecado. Entonces, el papa Francisco no puede venir a bendecir un tinglado de mentiras urdido desde La Habana. El pueblo colombiano acepta que venga a propiciar la unión alrededor de la verdad y la justicia y la misericordia para todos, especialmente para las víctimas, y no admite que venga a profundizar la división política que nos agobia, ni a exaltar la paz con impunidad, ni a otorgarle misericordia solamente a los victimarios. orlandoclavijotorrado@yahoo.es 26 de agosto de 2017.

jueves, 24 de agosto de 2017

UN HOTEL CINCO ESTRELLAS - II pARTE-

UN HOTEL CINCO ESTRELLAS II Parte Por Orlando Clavijo Torrado Almas generosas socorren al asilo. Algunas personas les regalan racimos de plátano y yuca, ahuyamas – vimos una tan enorme de un peso de treinta kilos -, frijol, arveja y hortalizas. El buen corazón de Wilson Peñaranda Torrado se encarga de suministrar los guantes quirúrgicos para cada mes. Tengo entendido que el municipio de Ábrego aporta de su presupuesto una gruesa suma. La cómoda camioneta en la que pasean a los inquilinos, particularmente por Ocaña, Ábrego y sus alrededores, la donó al ancianato un país europeo. Con todo, sostener una institución semejante, con servicios de tal calidad, cuesta un dineral, del que escasamente disponen sus directivos. Por consiguiente, toda ayuda que se entregue allí es muy apreciada. No hace falta decir las bendiciones que se derivan para cada uno por nuestra colaboración con los treinta ancianos recluidos allí, casi todos sin familia, y algunos, enfermos mentales. A ello invito a mis lectores En el asilo suena gratamente la música de cuerda. En efecto, Ramón es un buen intérprete de la guitarra. Nos contaron por ahí que enamora a “las muchachas” con sus canciones y éstas se reúnen a escucharlo; solo una nos dijo con un gesto despectivo que no le gustaban sus serenatas. Por nuestra parte nos unimos a sus cantos, y como ejecutó algunos merengues movidos, mi esposa y yo ensayamos a bailarlos, con aleteos y saltos, lo que produjo la alegría y la risa de los viejitos. Justamente se trataba de eso. Llegó la hora de la cena. Entre todos se fue pasando la voz: “¡al comedor!”. Un fraile presidió la oración y en ese momento también llegó la hora de nuestra despedida. No querían que los dejáramos y para amortiguar un poco la nostalgia les prometimos volver pronto. Nos despedimos de abrazo de uno por uno, con la satisfacción de cumplir una obra de caridad y de haberles proporcionado un rato de contento. Nuestra próxima escala era en la casa de una familia amiga de Uriel, en cuya cocina elaboran las mejores arepas de Ábrego. Y hacia allá nos encaminamos. orlandoclavijotorrado@yahoo.es ... 4 de agosto de 2017.

miércoles, 16 de agosto de 2017

UN HOTEL CINCO ESTRELLAS

PARA EL INFORMADOR, DE OCAÑA

UN HOTEL CINCO ESTRELLAS
UN HOTEL CINCO ESTRELLAS

I Parte
Por Orlando Clavijo Torrado

El sábado 15 de julio de este maravilloso año de 2017, en las horas de la
tarde, tuve la oportunidad de visitar en Ábrego una institución de la que tenía noticias, pero no un conocimiento cierto. Trina Navarro, de 95 años, la última de una raza  de   longevos, tía abuela  de   mis primos, era nuestro  principal objetivo. Ella, todavía lúcida y con fuerzas, reside en el asilo de ancianos.
Íbamos   una   alegre   “patota”:   mis apreciados   primos   Uriel   y   Jenny Peñaranda Torrado, Astrid Vergel, esposa de Uriel, Martha Flórez, mi cuñada, mi esposa Myriam, y yo. Todo corrió por cuenta de Uriel, que ya antes nos había   invitado   en  Ocaña   a  almorzar  en   el  restaurante   “Los  recuerdos   de Anascanio”, famoso sitio ahora restaurado y al que no había vuelto desde mis lejanos   años   de   juez   promiscuo   del   circuito   de   Ocaña,   cuando   ésta   era cabecera de distrito judicial y tenía Tribunal Superior.
El asilo es central, ubicado a pocas cuadras del parque Bolívar. En el
corredor principal lucen los retratos al óleo de los fundadores por los años 70 del siglo pasado, entre ellos el de monseñor Leonel Pineda Guerrero, en ese tiempo rozagante y en la flor de la edad.
El hospicio está dirigido y servido por tres frailes de una poco conocida
comunidad religiosa, que visten un hábito semejante al de los franciscanos. Son tres jóvenes de aspecto humilde, de pronto campesinos, que disponen para su vivienda y descanso de un pequeño apartamento, separado de la casona, bien dotado, en compensación, pienso yo, al trabajo duro que desarrollan pues sus obligaciones van desde conseguir recursos, comprar o pedir y acarrear los víveres, hasta los menesteres de la cocina, el  comedor, la huerta, los servicios, el aseo de las instalaciones y muebles – todo muy pulcro, organizado y digno - y, principalmente, la atención de la salud  espiritual y corporal de los abuelos, con amor y humanidad.
La casa es amplia, de corredores, alcobas y salones confortables, plantas
y flores por doquier, casi un hotel cinco estrellas, en donde se respira una
placidez que invita al relax. Mejor no pueden estar allí los abuelos. 

orlandoclavijotorrado@yahoo.es
27 de julio de 2017.



Datos personales

Mi foto
Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado