miércoles, 28 de marzo de 2018

LA GARRAPATA

CRONIQUILLA LA GARRAPATA Orlando Clavijo Torrado El doctor Pablo Emilio Ramírez Calderón publicó en este diario hace unos días un interesante artículo que tituló “Lo perfecto es enemigo de lo bueno”. En esencia decía cómo antes los médicos, que carecían de los recursos técnicos de hoy, daban con la cura de muchos males sin que el paciente tuviera que gastar tanto dinero en cartapacios de exámenes sofisticados y días y días de espera de los resultados. Aunque la historia que voy a referir es distinta pero por algún lado parecida, pues el modernismo y las mañas a veces se dan la mano, el doctor Pablo Emilio, calificado galeno del departamento, caritativo y humano, estudioso de la historia, hombre culto y atildado escritor, me hizo acordar de la siguiente, en realidad un viejo cuento – de seguro que él lo sabe – sobre el labriego que acudió al médico pueblerino para que le remediara una dolencia en un oído. El facultativo le practicó un lavado y le formuló una pomada y algunas grageas. El paciente se fue aliviado y agradecido. Pero con frecuencia regresaba a que el matasanos le repitiera la receta. Dicho maestro tenía un hijo, al que envió a la capital de la república a que estudiara su misma profesión. Pasados los años el muchacho volvió al caserío con el flamante título de médico general y cirujano. Su progenitor le cedió el lugar y el mozalbete se instaló en el antiguo consultorio, con la respectiva placa reluciente en la pared de entrada. Muy orondo y estrenando un cómodo sillón, esperaba estrenar también enfermo. ¿Y adivinen quién le llegó de primero? Justamente el campesino del oído adolorido. En la noche hijo y padre comentaron las incidencias del día. El joven le contó orgulloso que ya había atendido a su primer paciente y que se trataba de un campesino que tenía en un oído una garrapata bien afianzada. “El asunto fue muy fácil –le dijo – Con unas pinzas le retiré el animalejo”. El papá saltó de su silla. “¡Cómo fue a hacer eso!” – le reprochó. “¿Hice algún procedimiento mal, padre?” – le respondió asustado el bisoño. “¡No, pendejo! ¡Es que esa garrapata fue la que me dio para mandarlo a usted a estudiar y para mantener la familia!” orlandoclavijotorrado@yahoo.es 28 de marzo de 2018.

martes, 20 de marzo de 2018

EL COLOMBIANO EJEMPLAR

CRONIQUILLA EL COLOMBIANO EJEMPLAR Orlando Clavijo Torrado “Toda la obra de la educación no es más que una superación ética de los instintos”. Gregorio Marañón. La alharaca con las construcciones para la educación no es más que populismo y demagogia. Se trata de la educación en el verdadero sentido de la palabra. La educación de la que se deriva lo mejor, como lo demostró el rey Salomón quien no le pidió a Yahvé riquezas, ni bienes, ni gloria, ni la cabeza de los que le odiaban, ni longevidad, sino sabiduría y conocimiento. Y el Señor le concedió lo pedido, sabiduría y conocimiento, y le añadió riquezas y bienes y gloria, tales como no las tuvieron ninguno de los reyes anteriores ni las tendrá nadie en adelante. El Libertador lo comprendió desde el principio y así lo expresó en el Congreso de Angostura: “La educación popular – dijo - debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del congreso. Moral y luces son los polos de una república. Moral y luces son nuestras primeras necesidades”. Y recalcó: “Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción…” El propósito de los docentes debe ser el de formar un colombiano ejemplar. No un genio, pero sí alguien despierto; no solo una persona buena sino justa; no un gentleman, pero si alguien aseado y digno; no un santo, pero nunca un tramposo; no un moralista, pero sí un individuo correcto; no un melindroso, pero sí alguien de trato considerado; no un fundamentalista ambientalista, pero sí un normal cuidador de la naturaleza. Con todo, el mejor curso de educación es el ejemplo. Por supuesto, el buen ejemplo. Sé que en algún pueblo nuestro los alumnos veían a cierto maestro borracho los sábados y domingos, envalentonado desafiando a la policía cuchilla en mano durante el día y al atardecer ya tendido en los andenes, engrudado como un puerco; el lunes siguiente se presentaba a dictar clases sin sonrojo alguno. Tal vez los muchachos aprenderían de él a sumar y restar, pero no civismo. La educación no consiste en saber matemáticas sino en obrar con ética en todos los comportamientos. Los políticos, es claro, no tienen ninguna ética. Por falta de esa verdadera educación el actual gobierno se burló del pueblo al presentarle un folleto de 37 páginas, en letra pequeñita, para que lo leyera en pocos días y lo aprobara en el plebiscito del 2 de octubre de 2016. Considérese que, si la mayoría del pueblo ni lo leyó, ni lo entendió, ¿cómo lo iban a poner en esa disyuntiva? A la señora que nos plancha la ropa en casa, por ejemplo, ¿cómo le iban a preguntar si aprobaba o no, con el único argumento de que el Si era la paz y el No era la guerra? ¡Tal vez nunca en Colombia la clase política se ha aprovechado tan descaradamente de la ignorancia del pueblo! Si éste se hallara bien instruido, o siquiera gozara de sentido común, ni sería analfabeta – es analfabeta también el que sabe leer, pero nada comprende -, ni sería irracional. José Eusebio Caro, el único genio que han engendrado nuestras breñas nortesantandereanas, atribuía los desastres de la nación “al detestable sistema de educación”. Admirables son los megacolegios, los inmensos campus, las aulas y salones con las más avanzadas técnicas, las becas a granel, y las matrículas y transportes escolares gratuitos, pero lo que más importa es imprimirles al niño y al joven en su conciencia, en su alma y en su intelecto, una verdadera educación. orlandoclavijotorrado@yahoo.es … 19 de marzo de 2018.

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Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado