lunes, 14 de junio de 2021
EL PADRE TULIO Y LUIS EDUARDO LOBO
(Artículo para la revista virtual Horizontes Culturales que dirige Luis Eduardo Páez García, presidente de la Academia de Historia de Ocaña, edición especial en homenaje a los dos compañeros de la Academia fallecidos recientemente).
EL PADRE TULIO Y LUIS EDUARDO LOBO
Por Orlando Clavijo Torrado
Aun no nos reponíamos de la muerte de Guido Antonio Pérez Arévalo cuando sobreviene la del padre Tulio Grimaldo Sánchez y en seguida la de Luis Eduardo Lobo Carvajalino, los tres enraizados en Ocaña y su provincia, y los tres distinguidos intelectuales, vinculados a la Academia de Historia de Ocaña; Guido y Lobo también asociados a la Academia de Historia de Norte de Santander.
Con Tulio compartí las aulas del Seminario Menor del Dulce Nombre, de Ocaña, bajo la dirección de los beneméritos padres eudistas. Desde allí eran claras muchas de las virtudes por las que después sería ampliamente conocido: su aptitud para la música, su voz potente para la oratoria y la declamación, su esmero en dominar el latín, y la propensión a la literatura.
El padre Tulio Grimaldo era uno de los últimos exponentes de la iglesia tradicional, aquella que usaba la lengua latina en las liturgias y aquella del ceremonial imponente que hasta una vez por poco hace convertir a un poeta francés al catolicismo cuando vio pasar frente a su ventana una procesión del Corpus Christi. Ah, y aquella de la sotana permanente, de los hermosos púlpitos, de los confesionarios, de las barandas del comulgatorio y de la profusión de imágenes sagradas en los templos. En un encuentro que tuvimos en la casa cural de su natal Río de Oro no me ocultó su nostalgia por todo aquello que se perdió, pero no por culpa del Concilio Vaticano Segundo como se ha dicho sino por la mala lectura e interpretación de los documentos de tal evento.
Ahora, unas palabras sobre Luis Eduardo Lobo.
Al hablar de sus orígenes, vida y milagros – como él decía – su humildad era patente. Con mucha naturalidad refería la pobreza de su familia y de sus años de estudio, y cómo su padre los sostenía con una casera fábrica de cotizas, arte que él aprendió muy bien.
Tampoco tenía inconveniente en contar, con gratitud, que las becas que obtuvo, así como todos sus cargos, se los debía a los conservadores, y propiamente, en sus comienzos, al doctor Lucio Pabón Núñez. “El doctor Pabón – comentaba – no reparaba en que yo fuera liberal del barrio El Carretero; siendo uno ocañero tenía asegurado lo que iba a pedirle”.
El doctor Lobo Carvajalino dedicó largo tiempo a la educación, llegando a ocupar las rectorías de la Universidad Industrial de Santander – UIS -, de Bucaramanga, y de la Universidad Francisco de Paula Santander, de Cúcuta. Su afición por la lectura lo llevó a escribir particularmente sobre el paisaje bucólico ocañero, sus poetas y su entorno social. Quería reflejar aquel sentimiento que le acompañaba por su terruño, de cuyo gran amor no queda la menor duda.
A mí me admiraba - y le alababa en mis adentros - su testimonio de fe como católico, sin prejuicios ni temor o respeto humano, cuando comulgaba en todas las misas de protocolo por algún acontecimiento académico u otro motivo. Creo que es otro valor para agregar a su catálogo de méritos.
En suma, Tulio Grimaldo Sánchez y Luis Eduardo Lobo Carvajalino, mirados en su dimensión de humanistas, solo pueden ser catalogados como verdaderos luchadores por la cultura.
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11 de junio de 2021
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Datos personales
- Orlando Clavijo Torrado -
- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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