miércoles, 29 de mayo de 2013

PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA” LAS PROSTITUTAS Por Orlando Clavijo Torrado En la columna pasada hablaba de la ingenuidad que nos cobija en aspectos sexuales a los viejos frente a los niños y jóvenes de hoy. Pues bien: una amiga, María Teresa, me contaba un simpático episodio que le ocurrió en la época de estudiante en su pueblo, en los dorados años entre la niñez y la adolescencia. La inocencia suya y la de sus condiscípulos – mujeres y varones – de no más de trece años, era mayúscula. Hablamos de treinta y nueve años atrás, esto es, relativamente hace poco, en que se supone que ya la malicia se había extendido por todas partes. Aquel pueblo, sin embargo, era quizá de las pocas excepciones. Aunque también las niñas descubrieron más tarde que una de sus compañeras estaba sumamente avanzada no solo en conocimientos sino en prácticas carnales pues le encontraron un papel en donde el noviecito le decía que la esperaba donde siempre para hacer fuqui fuqui. Por cierto que se llamaba Alba Pureza. Debía armarse un sainete para representarlo en el salón de actos del colegio en un día patrio. María T se encargó de escribir el libreto, escoger los artistas y vestirlos, y preparar el escenario. Lo más gracioso que se le ocurrió fue mostrar a unas mujeres que se pavoneaban con largas y anchas faldas, desparpajadas y atrevidas con un pequeño escote, tal como lo había visto en las novelas gráficas que estaban de moda. Cuando la madre la vio atareada le preguntó cómo se iba a llamar la obra, y la hija le respondió rápidamente: Las prostitutas. - Si, Las prostitutas – apoyaron los demás integrantes del elenco. -¡Virgen Santa! - La señora se echó varias cruces. - ¿Por qué ese nombre? ¿Ustedes saben qué es una prostituta? - ¡Claro!- replicaron todos en coro. - ¿Qué es? - Demasiado simple – contestó Roberto, que tomó la vocería para demostrar el dominio del tema ante la matrona. Una prostituta es una mujer que se pinta mucho los ojos y usa un escote. La buena ama de casa no pudo contener la risa. - ¿Ustedes han visto una prostituta en su vida? - No señora, jamás. María T dice que salen en las novelas. Nuevas risas de la doña ante tamaña ingenuidad de los chicos. - Muchachos – les dijo. Una prostituta es una mujer que vende su cuerpo. ¿Entienden? Todos respondieron que sí pero en realidad no habían entendido ni pío. En vista de ello, la señora les explicó que una verdadera dama no compartía el lecho sino con su marido legítimo y que las que se acostaban con cualquier hombre por recibir plata o por simple placer eran prostitutas. María T recuerda hoy su asombro porque tales cosas sucedieran. - ¿Y cuáles son las putas? - Son las mismas. -¡Ah! ¿Y en el pueblo hay prostitutas? Que yo sepa, no – dijo la buena señora. Y por último – añadió – esa es una palabra fea, vulgar, pecaminosa, al igual que todo lo que termine en uta como el groserísimo hijuep... por lo que deben ir a confesarse. María T y sus compañeros nunca se habían sentido tan manchados. Por ello corrieron todos a buscar al padre Bautista para confesarle que habían usado la palabra prostituta muchas veces, pero él en lugar de reprenderlos se echó a reír y los felicitó por ser tan puros de corazón y castos de cuerpo en una época en que ya la lujuria se estaba apoderando del mundo. orlandoclavijotorrado.blogspot.com 29 de mayo de 2013.

miércoles, 22 de mayo de 2013

PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA” EL TERCER SEXO Y EL FUERTE Por Orlando Clavijo Torrado Estábamos en reunión hogareña, íntima, amena, informal. Yo monté una pierna sobre otra, como siempre lo he hecho, cuando mi nieto mayor me llamó la atención: abuelo, no montes carabina de esa manera porque así lo hacen los maricas. ¿Qué qué? – protesté. Si así lo hacía mi papá, mi abuelo y todos los hombres de mi estirpe; tomen las fotografías de los periódicos y verán que así se sienta el presidente Obama cuando recibe a personajes en la Casa Blanca, y así se sientan los presidentes de Colombia. O al menos, la gente de mi edad, concedí. Y no hay sospecha de que alguno sea maricón. Realicé un sondeo rápido entre los jóvenes de la familia, incluido un sobrino nieto adolescente, para conocer si era cierto el concepto expresado por mi nieto. El sobrino nieto lo confirmó: si, tío, los maricas son los que se sientan así; el que no es, se sienta montando una pierna sobre otra pero haciendo un cuatro. Quedé sorprendido. ¿Qué habrán pensado quienes me han visto sentarme echando carabina en la forma tradicional? ¿Que soy del otro equipo?, me empecé a preguntar. Que después de viejo ¿se me torcieron los cables? ¡Ahora sí que estamos bien: estas nuevas generaciones imponiendo unos criterios y unas concepciones absurdas! En definitiva, salí perdedor, porque todos los miembros jóvenes de la familia le dieron la razón a mi nieto. En adelante he tenido que mentalizarme para no ir a sentarme como estaba acostumbrado toda la vida; procuro hacerlo, acatando la opinión de ellos, como los hombres, como los machos. ¿Ah? ¡Y yo pensando que me sentaba como un macho! ¡Estas modas modernas! – comenté en desquite. ¿Qué me dicen de eso de andar mostrando los muchachos los calzoncillos, los bóxers, con los pantalones casi sobre la ingle? Aunque defendieron la moda, también me revelaron algo que yo, en mi infinita inocencia, ignoraba. Me explicaron que en las cárceles – pero todo se originó en una cárcel de los Estados Unidos - quien muestre la mitad de los calzoncillos está enviando un mensaje: necesito hombre; ¿quién quiere ano?; ¡aquí está el mío a la orden! ¿En qué otra cosa estoy atrasado? – les pregunté. En la manera de aplaudir, me respondieron. Y a continuación me ilustraron sobre los diversos estilos de aplaudir, masculino y femenino. Antiguamente todo el mundo aplaudía golpeando una palma sobre la otra verticalmente. ¡No! Hoy, esa forma, que antes era unisexo, se les permite solamente a las mujeres. Los hombres deben aplaudir colocando una mano sobre la otra haciendo una cruz. Esa es la forma varonil. Por supuesto que los floripondios imitan a las mujeres. ¡Uf! Entonces, compañeros varones, ¡a cuidar nuestra forma de aplaudir! ¡Vaya! ¡Vaya! ¡Las cosas que le enseñan a uno los niños y los jóvenes! ¡Y a estas alturas del partido! orlandoclavijotorrado.blogspot.com 22 de mayo de 2013

martes, 14 de mayo de 2013

PARA EL SEMANARIO LA PROVINCIA DE OCAÑA EL MARRANO Orlando Clavijo Torrado La muchacha venía de un pueblo. Tenía diecisiete años. Su rostro moreno lucía el color encendido del sol de clima frío. En Colombia, aunque se viva en el casco urbano de un municipio pequeño a todos los habitantes los distingue un aire campesino. Para terminar el bachillerato se matriculó en el colegio departamental femenino, cerca al cual residía. Cuando salía de clases caminaba pocas cuadras para llegar al restaurante en donde tomaba los alimentos. Los autobuses que servían la ruta del pueblo a la capital tenían su paradero allí. La madre de la joven frecuentemente le enviaba algún dinero con los choferes de confianza, y éstos, como todo aldeano desconfiado y misterioso, la llamaban aparte y le deslizaban furtivamente en la mano empuñada el recado. Cualquiera que hubiera presenciado el episodio sin saber más allá no podía menos que imaginar que Marina – así se llamaba – asechaba a los choferes para recibirles plata maliciosamente. Justamente, uno de los comensales del restaurante, que vio aquello en varias ocasiones, se formó una podrida y falsa idea de Marina. Por ello, cierto día fue a esperarla a la puerta del colegio. Ella se extrañó de que aquel señor prácticamente desconocido pues poco se había fijado en él, gastara semejante galantería. Le dijo que venía a acompañarla al restaurante. Ella le agradeció, pero ante su insistencia, con la inocencia que traía de su pueblito, se dejó acompañar. El trayecto era muy simple y corto: llegar a la esquina de la derecha y voltear por la avenida hacia abajo tres cuadras. Sin embargo, el hombre le propuso otro camino: subiendo dos cuadras, cruzando tres y bajando cinco. Marina le dijo que el restaurante estaba a la vista y no le hallaba la razón para dar tamaño rodeo. Entonces él le explicó que se trataba de que anduvieran un poco y así hacer más hambre. Ella aceptó. Cuando se habían alejado cerca de cinco cuadras del colegio el tipo se detuvo frente a un hotelucho, y la invitó a que entraran. Ella, pese a su ingenuidad y a la frescura del campo que aún respiraba, comprendió el propósito y le va asestando un sonoro arepazo acompañado de un fuerte reproche: ¡Aquí traerá usted a su madre! Se sintió humillada por el infame y se echó a llorar. Acertó a pasar un amigo de su padre el que al verla en tal amargura se interesó por saber qué le había ocurrido. Ella le relató todo y le señaló al ofensor, que aún no se había distanciado demasiado. El buen amigo corrió detrás del otro, lo llamó: ¡oiga, marrano, espere!, lo alcanzó pronto y de una trompada lo derribó. Al saber los transeúntes el motivo de la paliza, todos contribuyeron a castigarlo, unos con una patada por el trasero o por donde le cayera, otros con un puñetazo en la boca, quien con un garrotazo, unas mujeres lo mechonearon, otras le propinaron carterazos o zapatillazos por la cabeza, otras lo escupieron, sin que nadie se quedara sin mentarle la madre o descargarle los epítetos más gruesos, de modo que es de suponer que a aquel marrano no le quedaron ganas en adelante de faltarle al respeto a una señorita, por más sencilla y humilde que fuere. orlandoclavijotorrado.blogspot.com 14 de mayo de 2013.

sábado, 4 de mayo de 2013

CRONIQUILLA LUZ, VERDAD Y VIDA Orlando Clavijo Torrado Por carambola yo vine a terminar el bachillerato en el colegio de Santander de Bucaramanga. Lo había comenzado en Ocaña, en el Seminario del Dulce Nombre, pero los padres eudistas – a los que mucho agradezco por la formación humanística – decidieron que por mirar mucho, cuando me tocaba de acólito, a las lindas niñas que iban a comulgar, la vocación no me alcanzaba para sacerdote; entonces llamaron a mi padre y me entregaron porque el muchachito estaba corrompido. Así llegué al colegio privado Virrey Solís, de Bucaramanga, pero dado que otros parientes cursaban sus estudios en el colegio de Santander y yo quería estar junto a ellos, me trasladé allí. Este exordio es para contar que los graduados de 1961 ya cumplimos las bodas de oro, y que el próximo pasado 14 de abril tuvimos el Primer Encuentro de Egresados. El compañero más ilustre, Horacio Serpa Uribe, que favoreció generosamente al plantel cuando ejerció la gobernación de Santander, no asistió por compromisos contraídos anteriormente. El espacio de esta columna no permite relatar con amplitud el variado programa del Encuentro de santanderinos (así nos llamamos los hijos del casi octogenario plantel). Digamos que empezó a las 8 y 30 de la mañana con la celebración de la eucaristía oficiada por tres sacerdotes egresados del colegio. (A propósito, allí supe que monseñor Isaías Duarte Cancino, el obispo de Cali sacrificado por las Farc, era santanderino, que del colegio han salido más sacerdotes que de ningún otro de Bucaramanga, y que del Glorioso también es egresado uno de los altos científicos de la Nasa actualmente). Yo llegué temprano para la inscripción y recibo de la credencial. Un compañero de la promoción de 1951, con 82 años de edad y la meta fijada en los 100 años, fue el primero a quien saludé. Su amabilidad y señorío son maravillosos. Brevemente me contó su vida y milagros, reflejados en la creación de una de las más grandes empresas nacionales, con más de trescientos empleados: la fábrica de filtros Partmo. Se trata de Álvaro Duarte Mora. Su devoción por el colegio es tal que sostiene una revista que tituló “Excelsior 51 – Vocero de la Fundación Santanderina 1951” y patrocina el periódico Horizontes, cuya página literaria dirigía este humilde escritor por aquellos lustros. Siempre han sido el faro moral e intelectual del Santander estas virtudes: lux, veritas et vita (luz, verdad y vida). Por los años 1970 se convirtió en mixto. Me refería un ocasional amigo que el colegio vivió una época de decadencia por el desorden y el libertinaje, pero no hace mucho la rectoría de los padres salesianos lo sacó del desprestigio, y hoy, gracias al reverendo padre Germán Romero Cifuentes – quien regentó el colegio Salesiano de Cúcuta según me contó él mismo –, lo volvió a posicionar entre los mejores de Bucaramanga y del país a base de disciplina, exigencia para educandos y educadores y auténtico compromiso cristiano. Inauguramos la emisora virtual “Profesor José Fulgencio Gutiérrez”, se eligió la junta directiva confirmando a Álvaro Duarte como presidente e incorporando por primera vez en ella la cuota femenina representada por dos distinguidas exalumnas y el aporte de la mocedad con un bachiller del año pasado. Se cerró el certamen con broche de oro, o mejor, con broche de lechona tolimense, la intervención de la Banda Sinfónica del colegio, las monerías del compañero Gustavo Afanador o “Piporro”, las anécdotas y las fotografías con el padre rector, con todos los asistentes y hasta de las aulas en donde el profesor Palomino nos enseñaba latín, el rector - médico Alejandro Villalobos Serpa – que era sordo, nos dictaba Ética, el padre Pinilla nos formaba en Religión con el texto del padre Faría, el profesor Godofredo Caballero, en matemáticas, en fin. Parecía que no hubiera pasado el tiempo. ¡Todos tan juveniles, tan alegres y traviesos como antes! orlandoclavijotorrado.blogspot.com Cúcuta, 2 de mayo de 2013.

miércoles, 1 de mayo de 2013

PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA” PROFESIÓN: DESPLAZADO Por Orlando Clavijo Torrado -¿Propiamente, en qué trabaja usted? – De desplazado. Este fue el inicio del diálogo entre un periodista y un individuo que andaba de casa en casa tras una ayuda echando el cuento de un supuesto desplazamiento. El sagaz entrevistador le preguntó que si había acudido a la entidades del gobierno encargadas de auxiliar a los desplazados y el otro le respondió que sí pero que estuvo de malas pues un sapo lo delató. El colombiano se aprovecha de todo. Hace años conté en un artículo sobre una señora amiga que me pidió mi colaboración con el fin de conseguir un panfleto de amenazas para enviárselo a un hijo en Estados Unidos a quien iban a expulsar porque se le había vencido todo: visa, seguro, licencia de trabajo y otros documentos. Hasta ese momento supe que la gente se inventaba tal truco para hacerse al estatus de refugiado, lograr que los trasladaran a otro país – principalmente Canadá, Costa Rica y Suecia – y vivir a costillas de las Naciones Unidas. Uno no entiende, entonces, si es que somos muy ingeniosos o, mejor, una manada de tramposos. Igual está ocurriendo con los desplazados. El gobierno nacional, como las Naciones Unidas y los suecos y los suizos, se deja meter los dedos a la boca y permite que lo desangren económicamente. Que así como son de grandes sean pendejos los extranjeros, vaya y venga, pero no se justifica que el gobierno nuestro se pase de ingenuo. A no ser que sus funcionarios estén con el chanchullo. En realidad, abundan las familias a las que unos grupos violentos de izquierda o de derecha los corrieron de su hábitat. Empero, con el rótulo de desplazados se han colado sinvergüenzas, vagos y maleantes, los que a diferencia del hombre de la entrevista mencionada arriba, sí han obtenido inmensos beneficios del gobierno. Existen casos de personas que emigraron hacia Canadá, por ejemplo, en bandada familiar – justamente algunas de la provincia de Ocaña -, y allá viven de lo lindo, con casa, carro y beca, y es vox populi el de cierta señora de un pueblo de tierra fría beneficiada por el gobierno con suficiente dinero como para comprar lujosa casa en la ciudad y educar a sus hijos hasta graduarlos en universidades privadas. El gobierno no averigua, o se hace el de la vista gorda. Esos falsos desplazados se joden en los que sí lo son porque ya la ciudadanía está maliciosa, incrédula, y muchas veces no los toma en cuenta, desconfía de ellos y hasta los discrimina. Y como detrás de las leyes que pretenden favorecer a los relegados se ocultan intereses partidistas, su causa se torna inefectiva. En resumen, el tema de los desplazados obliga a un tratamiento con mucha seriedad, con gran objetividad y extrema responsabilidad. Todos los grupos políticos y bandas armadas de cualquier ideología deben sacar las manos del asunto. El dolor y la tragedia de los verdaderamente desplazados merecen respeto y, de parte del gobierno, el apoyo para que recuperen lo que perdieron un día a sangre y fuego. orlandoclavijotorrado.blogspot.com 30 de abril de 2013

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Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado