miércoles, 1 de mayo de 2013
PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA”
PROFESIÓN: DESPLAZADO
Por Orlando Clavijo Torrado
-¿Propiamente, en qué trabaja usted?
– De desplazado.
Este fue el inicio del diálogo entre un periodista y un individuo que andaba de casa en casa tras una ayuda echando el cuento de un supuesto desplazamiento. El sagaz entrevistador le preguntó que si había acudido a la entidades del gobierno encargadas de auxiliar a los desplazados y el otro le respondió que sí pero que estuvo de malas pues un sapo lo delató.
El colombiano se aprovecha de todo. Hace años conté en un artículo sobre una señora amiga que me pidió mi colaboración con el fin de conseguir un panfleto de amenazas para enviárselo a un hijo en Estados Unidos a quien iban a expulsar porque se le había vencido todo: visa, seguro, licencia de trabajo y otros documentos. Hasta ese momento supe que la gente se inventaba tal truco para hacerse al estatus de refugiado, lograr que los trasladaran a otro país – principalmente Canadá, Costa Rica y Suecia – y vivir a costillas de las Naciones Unidas. Uno no entiende, entonces, si es que somos muy ingeniosos o, mejor, una manada de tramposos.
Igual está ocurriendo con los desplazados. El gobierno nacional, como las Naciones Unidas y los suecos y los suizos, se deja meter los dedos a la boca y permite que lo desangren económicamente. Que así como son de grandes sean pendejos los extranjeros, vaya y venga, pero no se justifica que el gobierno nuestro se pase de ingenuo. A no ser que sus funcionarios estén con el chanchullo.
En realidad, abundan las familias a las que unos grupos violentos de izquierda o de derecha los corrieron de su hábitat. Empero, con el rótulo de desplazados se han colado sinvergüenzas, vagos y maleantes, los que a diferencia del hombre de la entrevista mencionada arriba, sí han obtenido inmensos beneficios del gobierno. Existen casos de personas que emigraron hacia Canadá, por ejemplo, en bandada familiar – justamente algunas de la provincia de Ocaña -, y allá viven de lo lindo, con casa, carro y beca, y es vox populi el de cierta señora de un pueblo de tierra fría beneficiada por el gobierno con suficiente dinero como para comprar lujosa casa en la ciudad y educar a sus hijos hasta graduarlos en universidades privadas. El gobierno no averigua, o se hace el de la vista gorda.
Esos falsos desplazados se joden en los que sí lo son porque ya la ciudadanía está maliciosa, incrédula, y muchas veces no los toma en cuenta, desconfía de ellos y hasta los discrimina. Y como detrás de las leyes que pretenden favorecer a los relegados se ocultan intereses partidistas, su causa se torna inefectiva.
En resumen, el tema de los desplazados obliga a un tratamiento con mucha seriedad, con gran objetividad y extrema responsabilidad. Todos los grupos políticos y bandas armadas de cualquier ideología deben sacar las manos del asunto. El dolor y la tragedia de los verdaderamente desplazados merecen respeto y, de parte del gobierno, el apoyo para que recuperen lo que perdieron un día a sangre y fuego.
orlandoclavijotorrado.blogspot.com
30 de abril de 2013
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