domingo, 11 de enero de 2015
CONCHA DE MORROCOY
CRONIQUILLA
CONCHA DE MORROCOY
Orlando Clavijo Torrado
El miércoles 7 de enero se producía el ataque en París contra la revista Charlie Hebdo, publicación de izquierda que ridiculiza mediante caricaturas a Jesucristo, Alá, Mahoma, Buda y demás valores religiosos, y a figuras como el papa y otros personajes públicos, obviamente nunca a los de su ideología, aunque ello no justifica la barbarie. Tres terroristas musulmanes daban muerte a tiros a doce personas, entre ellas los directivos de la publicación y algunos de los mejores caricaturistas de Francia.
De inmediato, en rechazo hubo concentraciones multitudinarias no solo en la capital sino en toda la nación y en distintas ciudades del mundo. (Para el domingo 11 fueron convocados varios jefes de Estado a una marcha encabezada por el propio presidente Francois Hollande). Y así ha ocurrido cada vez que en una ciudad europea los terroristas golpean de manera letal. La opinión pública se dispara como un resorte, de modo que los agresores quedan notificados de que su acción fue reprobada. De otro lado, la policía actúa con una celeridad que nosotros por acá desconocemos. De hecho, a las pocas horas tenían identificados a los extremistas y en menos de cuarenta y ocho horas eran dados de baja.
Qué diferencia con nuestro país. O, mejor, qué indiferencia en nuestro país. Un sinnúmero de guerrillas arremete sangrientamente contra sus compatriotas desde hace tiempo. Desde 1964, las Farc y el Eln, el Epl desde 1968 y el M19 desde 1974 hasta 1991, año en que se desmovilizó a condición de que se convocara una Asamblea Nacional Constituyente, lo que efectivamente logró. Salvo las manifestaciones de hace unos años contra las Farc, la pasividad ha sido la constante. Colombia se resignó a padecer sin protestar.
Tal vez por esa concha de morrocoy, como decía mi padre, que adquirimos los colombianos, se explica que el gobierno de Santos les agradezca y los premie porque nos dejen vivir en paz.
El mundo entero reacciona indignado y acompaña hoy en su dolor a Francia. En cambio, quizá merced a que en Colombia los asesinatos y secuestros se volvieron comunes y aceptados, nadie la acompaña. Y es que en aquellas tierras una sola muerte violenta se considera un salvajismo.
En Norte de Santander, tales grupos intransigentes segaron la vida de hombres representativos y sus servidores como Argelino Durán Quintero, Jorge Cristo Sahium y Eustorgio Colmenares Baptista, de Álvaro Arévalo y los hermanos Fuentes Trigos en Ocaña y del alcalde de Ábrego, Carlos Julio Torrado, hace 25 años; el 18 de marzo de 2014 fue degollado por las Farc el mayor de la Policía Nacional Germán Olinto Méndez Pabón, natural de Mutiscua. La lista sería interminable. ¿Quién salió a protestar? Nadie. ¿En dónde hubo centenares o miles desfilando para repudiar los crímenes? En ninguna parte. En el caso del mayor Méndez Pabón, un puñado de parientes y amigos lo hicieron en su patria chica.
Aquí los desfiles son de cada quien enterrando a sus muertos.
orlandoclavijotorrado@yahoo.es
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9 de enero de 2015.
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- Orlando Clavijo Torrado -
- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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