jueves, 7 de mayo de 2015

ACUSADO DE BRUJERÍA

Para el semanario La Provincia UNA HISTORIA DE MI PADRE: ACUSADO DE BRUJERÍA Orlando Clavijo Torrado Cuando mi padre compró aquella hacienda en la vereda La Azulita dejó allí a los antiguos medianeros, una familia de apellido Serrano. Mi padre no paraba de elogiarlos como gente noble, honrada, trabajadora, humildes y callados. La finca estaba situada en la alta montaña, en clima frío. A pesar de ello, se cultivaba allí café, que era el producto fuerte y de subsistencia y ganancia. También se levantaba ganado ovino y algunos pocos bovinos. Dada la distancia de la finca, a la que se llegaba en aquel tiempo a caballo tras una jornada de cuatro horas, sólo podía visitarla dos veces al año, ya que la visita implicaba una estadía de tres días, término suficiente para hacer un buen recorrido y resolver asuntos de cercas, pastos, abonos, cuadre de cuentas, etc. No puede negarse que en esas visitas los Serrano atendían espléndidamente, con los platos campesinos más deliciosos, a su patrono. Además de que éste les guardaba estimación y confianza, las circunstancias de tiempo y lejanía lo obligaban a recibir sin ningún reparo el producido que según ellos le correspondía, principalmente, de las cosechas de café, y, en cuanto a los animales, el reparto dependía aún más de su buena fe. O, en otras palabras, mi padre se fiaba en que la porción que le daban era la justa. Quizá el verse amo y señores de la finca y sin control permanente influyó para que a los Serrano los tentara el diablo. La primera manifestación ocurrió unos años después de adquirido el fundo, cuando mi padre cumplió una de las visitas reglamentarias. En esa ocasión, observando los potreros encontró bultos de café escondidos, tapados con hojarasca. Su malicia lo inspiró a inspeccionar disimuladamente diversos sitios, llevándose la sorpresa de que hasta debajo de las camas de los vivientes había más bultos de café camuflados. Con el tacto que le era característico pero con franqueza les manifestó su extrañeza y su repudio por una conducta semejante. Los Serrano, lejos de mostrarse avergonzados y arrepentidos, se hicieron los gatos bravos. Mi padre tuvo que regresar poco tiempo después ya que los aparceros se rehusaban a entregar partes de cosechas de café y de crías de ganado, en una clara rebeldía y desafío. Él era un hombre pacífico pero no albergaba ninguna cobardía. Viajó solo, como siempre, rechazando el acompañamiento que algunos guapetones de la vereda le ofrecieron. Tan pronto llegó a la finca captó la antipatía de los hombres de la familia. A regañadientes, la señora de la casa prendió el fogón y le calentó el avío. En la misma noche de su llegada no le brindaron la cama en la habitación que le tenían destinada sino que le advirtieron que si quería dormir debía hacerlo en la sala, en el suelo, sobre un cuero de vaca. El aceptó reposar allí y se tendió, y de repente los hombres sacaron los machetes, y empezaron a reprocharle, dando vueltas a su alrededor, que si sus hijos estaban lombricientos era por su culpa, por un mal que les había puesto, por una hechicería que les había hecho. “Usted es un brujo, los quiere matar”, le gritaban mientras golpeaban el piso con las armas. Estaba perdido en aquel momento, ante sujetos energúmenos, que no admitían razones, ni ofrecimientos de que les enviaría purgantes y vitaminas. No halló entonces más que replicarles que si lo querían matar que lo mataran ya. Epílogo de la historia: quedó en evidencia la intención de los Serrano: apoderarse de la finca, y en efecto lo consiguieron. Sin embargo, como mi padre era un ser bondadoso, Dios lo trató igualmente con inmensa bondad: sin ser potentado pero con suficiente para vivir, aquella finca no le hizo falta, y que sepamos hasta ahora, la familia usurpadora nunca progresó. orlandoclavijotorrado@yahoo.es …….. 7 de mayo de 2015.

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Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

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50 años del Diario La Opinión

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cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

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Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

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Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

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Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

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NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

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COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

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COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

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Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

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29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

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Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado