sábado, 16 de febrero de 2013
CRONIQUILLA
¿VAMOS PA LANTE O PA TRAS?
Orlando Clavijo Torrado
Realmente uno no sabe qué califican los señores encargados de evaluar, por ejemplo, el desempeño de los gobernadores, para que al de nuestro departamento lo ubiquen en el 11º puesto entre los 32, concretamente, para que le otorguen una posición tan alta. Mientras exista una carretera como la de Cúcuta – Ocaña en tan pésimas condiciones, y mueran conciudadanos allí, no es posible éticamente que alguien sea acreditado como buen gobernante. Ello es un insulto a la inteligencia y al buen criterio de los nortesantandereanos. Las firmas comerciales de sondeos y análisis que pregonan datos semejantes nos creen bobos; faltan, además, al deber de descubrirle al mandatario la verdad, aunque suponemos que esa mentira no se la cree ni el mismo jefe seccional. Y no solo se raja el gobernador en vías públicas: mientras no se combatan contundentemente los violadores de la ley de toda laya; mientras continúe la inmoralidad en la contratación; mientras sea normal que los alcaldes no asistan en sus municipios y vivan en Cúcuta, al igual que sus demás burócratas; mientras haya escuelas sin maestros, ni pupitres, ni materiales de enseñanza; cero puestos de trabajo; centros de salud del departamento que no funcionen o funcionen mal; en fin, mientras exista tanto desgreño administrativo, y poco importe si el departamento en general sea moderno, rico y confortable o no, progrese o se retrase, un gobernador jamás puede ser llamado buen gobernador.
Son más objetivas y claras las personas encuestadas entre el 18 y el 21 de enero del presente año por una firma local al calificar al gobernador con 2,34 en la escala de 1 a 5, en su gestión del 2012, en contra del amañado concepto de los caballeros bogotanos del Centro Nacional de Consultoría y CM&, los que definitivamente se pifian y pretenden embaucarnos y ningún beneficio nos prestan elevando a noticia nacional una valoración fantasiosa. Y que el mismo fundador del movimiento “Un Norte pa lante” (léase en buen castellano “Un Norte para adelante”) y administrador de empresas Edgar de Jesús Díaz diga que se ha mantenido en estos 13 meses en el puesto 10º por agenciar en pro del desarrollo, es otro amargo engaño. Justamente, en la segunda semana de este mes hubo enérgicas protestas porque Santander se nos volvió a meter al rancho a través de su seccional de Comfenalco para “censar y, posteriormente, reconstruir 2.722 viviendas para los damnificados de la ola invernal de 2010 y 2011” (editorial de La Opinión del jueves 14 de febrero de 2013), pasando por encima de sociedades y profesionales nuestros. ¿Qué traduce ello? Simple falta de entereza y de diligencia de quienes fueron elegidos para administrar esta gran empresa que se llama Norte de Santander.
La opinión pública está reversando en cuanto estimó que nunca se les había dado oportunidad a las gentes de Atalaya, por ser de estrato pobre, y había sonado su hora, para que llegaran al palacio de la Cúpula Chata y a la Alcaldía Mayor de Cúcuta. Tomaron el turno y vaya fiasco el que ha sufrido la susodicha opinión. La escogencia del abogado Donamaris Ramirez Lobo, de estrato alto y apellidos de postín, se barruntó que era una solución para la ciudad capital, luego de tres administraciones de escándalos y desorden, mas el desencanto pronto cundió. La calificación de 2,09, tan vergonzosa como la del gobernador, apenas corresponde al estado deplorable de la urbe, con Unidades Básicas de Salud cerradas, servidores municipales y profesionales contratados a través de las tramposas OPS (orden de prestación de servicios) sin que se les pague, calles destrozadas, escuelas maltrechas, despelote en las vías por cuenta de la falta de autoridad y de reglamentos, miles de desempleados, la inseguridad reflejada en atentados y asesinatos frecuentes, y el caos entronizado sin que nadie responda. Sería un insensato quien se atreva a puntuar a este alcalde entre los sobresalientes, como pasó con su antecesora a la que una revista de Bogotá le dio el título del mejor alcalde de Colombia, galardón sin duda pagado por ella, como pagados por sus subalternos aduladores fueron los pendones que colgaron en los postes publicitando el falso logro.
¿Qué queremos? Que ni desde aquí ni desde ninguna otra parte nos sigan vendiendo la falsa idea de que tenemos los mejores gobernantes.
Ahora, como a éstos aún les queda un tramo de mandato, pueden enmendar la plana y de pronto conquistar de verdad ese esquivo y honorífico diploma.
¿Qué han significado hasta ahora los eslogans “Un Norte pa lante” y “Cúcuta para grandes cosas”? Cada uno saque sus conclusiones.
orlandoclavijotorrado.blogspot.com
Cúcuta, 15 de febrero de 2013.
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