jueves, 1 de agosto de 2013
NATALICIO DEL LIBERTADOR
CRONIQUILLA
NATALICIO DEL LIBERTADOR
Orlando Clavijo Torrao
Quiso el Consulado de Venezuela en nuestra ciudad que la conmemoración del 230º aniversario del natalicio del Libertador se realizara en Chinácota, en el parque en donde se levanta la estatua del héroe. El suscrito fue designado orador de orden en representación de la Academia de Historia de Norte de Santander. Estas fueron mis palabras:
“Después de la caída de la primera República de Venezuela Simón Bolívar se refugió en Curazao. El, que había nacido rodeado de riquezas, allí se encontraba sin dinero, sin amigos ni ayuda alguna. Su equipaje fue sometido a embargo pues había quedado debiendo los gastos que demandaron sostener la tropa que defendió a Puerto Cabello. No le quedaban sino los botones de la camisa que eran de brillantes, el anillo de su matrimonio y unas cuantas joyas de herencia familiar. No dudó en vender este patrimonio para comprar un barco provisto de algunos elementos de guerra - cañones viejos, sobre todo -. De Curazao, con unos pocos compañeros, emprendió el viaje a Cartagena de Indias a donde llegó el 14 de noviembre de 1812. Contaba con 29 años de edad.
Abundan en la vida del Libertador estos gestos de magnanimidad y de desprendimiento por el amor a la independencia de nuestras naciones. “Jesucristo, don Quijote y yo somos los tres grandes majaderos de la historia”, reflexionaba con amargura. Y en verdad, la historia universal no registra un místico de la libertad como él. Cuando muchos prefirieron seguir gozando de un estatus sin afanes ni complicaciones frente a los dominadores españoles, él estuvo desde temprano atento para acudir a sumarse a la revolución como cuando supo desde sus posesiones en Aragua de la constitución de una Junta de Gobierno en Caracas el 19 de abril de 1810. De la Junta hacían parte su tío Feliciano Palacios y su cuñado Fernando Toro.
¡Cómo quisiéramos que la vida completa de Simón Bolívar fuera recordada y admirada por todos nuestros compatriotas, porque sin duda no ha habido hombre de su dimensión en estos lares nacido después de 1783! Es un lugar común decir que genios no nacen todos los días, pero hoy la frivolidad que se ha apoderado de nuestra cultura no distingue siquiera lo que es un genio.
Uno hace un sondeo rápido entre estudiantes de secundaria y es penoso el resultado: pocos conocen qué significa el simple nombre de Simón Bolívar, menos qué se celebró el 20 de julio, y de Francisco de Paula Santander no tienen ni idea. Un niño de 12 años le contestó textualmente a una amiga a quien le pedí colaborarme en la encuesta: “¡Ju! ¡Si busca su dirección, por aquí no vive¡”; un muchacho de 15 años le dijo que su papá tenía un compadre llamado Simón, y de pronto se tratara del mismo; mi nieto mayor respondió a mi solicitud de que averiguara entre sus compañeros del colegio qué sabían sobre el Padre de la Patria: “Abuelo: si me pongo en eso me la montan”.
Si bien aceptamos entusiasmados el desarrollo en muchos aspectos que se están presentando, sobre todo en el orden tecnológico - para nuestra comodidad, bienestar y mejor calidad de vida -, el olvido de los valores fundamentales y éticos y con ello el reconocimiento y la veneración hacia nuestros próceres, dentro de la cultura ligth que se está imponiendo, revela paradójicamente que se está gestando una pobreza espiritual de nuestros conciudadanos cada día mayor.
En Colombia, por los años 70 del siglo pasado se dio una reforma trascendental en la educación – dicen que por consejo de una misión alemana - que implicó eliminar, recortar o fusionar con otras cátedras como las de religión, urbanidad y educación cívica, y limitar las horas de clase de historia y geografía.
Los de mi generación tuvimos la suerte de conocer, escudriñar, saborear y sentir la palpitación de la patria en la cátedra bolivariana que se dictaba en el último año de bachillerato. Yo tuve el privilegio de recibir la enseñanza del propio autor del libro así titulado, Cátedra bolivariana, don Juan de Dios Arias, en el colegio de Santander de Bucaramanga.
Actos como el presente en honor a quien hace 230 años vio la luz del mundo en Caracas, nosotros, un puñado de colombianos y venezolanos, lo hacemos con corazón agradecido y con el orgullo de sabernos sus hijos en la libertad.
Con él también queremos llevarles el mensaje a nuestros compatriotas de todas las edades de que jamás podemos dejar extinguir el fuego del amor y de la exaltación a un hombre tan eximio y tocado por la chispa divina, el más grande entre los grandes de nuestros próceres, el Libertador de América, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, el primer presidente de Colombia y de Bolivia en toda su historia”.
orlandoclavijotorrado.blogspot.com
1º de agosto de 2013
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Datos personales
- Orlando Clavijo Torrado -
- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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