lunes, 22 de septiembre de 2014
LA VUELTA...PERO AL BOLSILLO
Para La Provincia
LA VUELTA...PERO AL BOLSILLO
Orlando Clavijo Torrado
Corría el año 1963. Y poco antes de que se corriera la Vuelta a Colombia apareció por Ragonvalia un joven que se presentó como Arnulfo Montoya, un as del ciclismo, y ni más ni menos que sobrino del renombrado Carlitos Montoya. Nadie le pidió ningún documento de identidad, así que todo el mundo se comió el cuento. Llegó con la promesa de que correría por el pueblo que lo patrocinara, de modo que si los ragonvalenses querían ser famosos y que estuvieran en la boca de los grandes locutores del momento, Carlos Arturo Rueda C. y Alberto Piedrahita Pacheco, ahí tenían la oportunidad con él.
El muchacho les dijo que para demostrarles su habilidad sobre la bicicleta permanecería veinticuatro horas pedaleando en círculo por el parque principal sin descansar y sin bajarse un minuto.
A las doce del día comenzó su propia maratón a gran velocidad. Los alumnos del colegio Santo Niño de Atocha y de las escuelas urbanas le hicieron barra. Al caer la tarde y la noche los animadores se turnaron para que en ningún momento el ciclista se encontrara solo. Las chicas eran las más entusiastas en aplaudirlo. Respetables señoras del pueblo le prepararon bocados que el hombre recibía casi que por el aire ya que, como se expresó atrás, giraba raudamente. En verdad el tipo resistía hora tras hora pedaleando fuertemente sin disminuir el ritmo, lo que de por sí causaba admiración. ¡Oiga!, pero más causaba admiración el que nunca se apeara del aparato a satisfacer sus necesidades fisiológicas. ¿Cómo hará para aguantar las ganas?, se preguntaban boquiabiertos los parroquianos. No faltó quien lo vigilara a ver si era que en un descuido se bajaba de la bicicleta y se dirigía al inodoro. Pero no. El tipo no se escapó nunca. Parecía sobrehumano. E incansable. ¡Y qué agilidad para agacharse y, andando a tal velocidad, recoger las monedas que le lanzaban!
Exactamente al mediodía siguiente, cuando el reloj del templo daba las doce campanadas y desde los parlantes del palacio municipal sonaba el himno nacional, el corredor terminó su hazaña. Dignatarios oficiales, muchachada y pueblo en general rodearon al héroe, lo abrazaron, lo besaron y vitorearon. Dos preciosas damitas le entregaron un ramo de flores. Los presidentes de los dos clubes locales, el Social y el Deportivo, por poco se dan trompadas en la disputa por el honor de agasajar al personaje. El concejo aprobó de inmediato una partida deportiva con destino al campeón.
En fin, que el ciclista recibió felicitaciones, homenajes y suficiente dinero para que marchara seguro a representar a Ragonvalia en la Vuelta a Colombia próxima a iniciarse.
Antes de partir les recomendó a sus hinchas que estuvieran pendientes de las transmisiones radiales. Se acordarían, les aseguraba, de la magnífica actuación en la Vuelta de Arnulfo Montoya.
Principió el certamen y los ragonvalenses pegaron el oído a sus radios. Y nada que el tal Arnulfo Montoya era mentado entre los corredores.
Todavía están esperando que su patrocinado envíe un saludo “a mi gente de Ragonvalia”. Parece que de allí salió a Cucutilla o Arboledas a hacer otra vuelta, pero la vuelta al bolsillo de los mensos.
Eso sí, que era un gran velocipedista no se podía negar.
orlandoclavijotorrado@yahoo.es
22 de septiembre de 2014.
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- Orlando Clavijo Torrado -
- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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