jueves, 11 de diciembre de 2014
¡PEATÓN, A LA ACERA!
CRONIQUILLA
¡PEATÓN, A LA ACERA!
Orlando Clavijo Torrado
Es verdad que la situación económica se puso dura como nunca. Por ello, en nuestras calles ya de por si atestadas el conductor se enfrenta a una nube de desempleados en busca de unas monedas. El tragafuegos apenas tiene los segundos mientras cambia el semáforo para demostrar su habilidad. O aquel sumamente gracioso que hace de negra nalgona y tetona tiene que aprovechar tal mínimo tiempo para bailar al son de unas maracas. Igual ocurre con el que maneja los cuchillos, o con el saltimbanqui, o con el malabarista, o el vendedor de frutas o la muchacha que deja las cajitas de cicles junto al espejo derecho.
Distráigase usted un momento y tendrá encima a un limpiador de vidrios sin que tenga chace de decirle que el cristal está limpio y no necesita más trapo ni agua.
Ante semejante caos en las calles, tanta obstaculización y tanta invasión de personas que no debieran estar allí, no hay autoridad que haga respetar el derecho a la libre, ágil y segura circulación de los automotores.
Por supuesto que uno no está en contra del derecho al trabajo de todo el mundo – aunque esas actividades no clasifican como trabajo y ni siquiera para informales o para subempleos según estudios especializados – sino en contra de quienes violan las normas de convivencia ciudadana y los derechos de los demás asociados en las vías públicas.
También, por supuesto, los inválidos – ciegos, sordomudos, paralíticos, etc. - merecen toda la solidaridad y comprensión y cero discriminación, pero tampoco se debe tolerar que abusen de su condición lanzándose a pedir limosna entre los carriles de la calzada. Ellos son peatones, óigase bien. Y los limitados para movilizarse también son peatones, no automovilistas aunque anden en carritos con motores adaptados. Insisto particularmente en éstos que se arriesgan a que de pronto no sean visibles y sufran un atropellamiento en el cual no solo ellos llevarían la peor parte sino una no menos gravosa el inocente conductor a quien se le atravesaron. No es justo ni legal que un minusválido cualquiera ocupe las calzadas. La policía está en la obligación de llevarlos a las aceras.
Como se ve, el conductor tiene que sortear a toda suerte de invasores en la vía – sin mencionar a los osados motociclistas de motos colombianas o socialistas venezolanas - . ¡Pobre conductor, desprotegido de toda autoridad y solo confiado en la ayuda de Dios Padre para llegar indemne a su destino!
De este enjambre amenazador y asediante al único que defiendo es al que hace de negra porque el artista se ubica en la isla en el cruce de la avenida Diagonal Santander con calle 11, a un lado del semáforo, sin ocultar este. Su disfraz y su actuación fugaz son sensacionales. Los demás intrusos deben ser retirados del específico espacio de las arterias públicas por donde solo les es permitido transitar a los carros.
orlandoclavijotorrado@yahoo.es
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28 de noviembre de 2014
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- Orlando Clavijo Torrado -
- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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