jueves, 18 de julio de 2013
PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA”
¿CAMPESINOS?
Orlando Clavijo Torrado
Ya quedó en un lejano pasado – aunque para algunos de nosotros no han pasado tantos años – la escena de aquel labriego que en la tarde regresaba del surco o del cafetal, se sentaba en el corredor de la casa, recibía una taza de café de su mujer, tomaba el tiple y entonaba canciones nostálgicas antes de consumir la última merienda del día, recogerse con toda su familia, rezar el rosario y entregarse al descanso en el sencillo lecho. El padre Rafael García Herreros en su libro de cuentos describe con maestría tan hermoso cuadro bucólico en el relato “Agua, para bañarnos las manos”.
Se nos reprochará que tales son sueños románticos pues hoy es una verdad de Perogrullo que el mundo en pocas décadas ha evolucionado, y mucho. Que las costumbres, las ideas, las modas, el trato personal, las religiones, nada ha escapado al cambio, ni el clima siquiera.
Nadie se hubiera figurado en semejantes tiempos a un campesino en la noche fabricándose un antifaz, planeando qué carretera iba a bloquear, preparando bombas molotov, metiendo en la mochila granadas de mano, y afilando el machete para atacar al otro día a los escuadrones antimotines. En aquellas épocas el campesino respetaba a las altas autoridades, escuchaba y acataba a los curas y la sola invocación divina era suficiente para que se quitara el sombrero y se sosegara. Hoy los que posan de campesinos miran a un vicepresidente de la República con desprecio e insolencia, expulsan a un general de la Policía Nacional de la llamada mesa de diálogo - ¡diálogo entre unas autoridades legítimas y unos supuestos campesinos beligerantes! -, rechazan a cuanto ministro de Estado les envía el presidente, ignoran al obispo de Tibú, y destituyen de hecho al gobernador del departamento y a los once alcaldes pues en absoluto son obedecidos en la vasta región llamada Catatumbo sembrada de coca, en donde los negociantes de ésta son los mandamases por la fuerza de las armas. Y lo grave de todo es que el presidente Santos “se las dejó pulsear” - para traer la expresión que se usa en el campo significando que a un varón nadie le puede tocar los testículos así como así o de lo contrario pierde su hombría -.
Recuerdo en las dos ocasiones en que desempeñé secretarias en la gobernación del departamento las visitas de auténticos campesinos al gobernador, principalmente, con aquella nobleza y humildad que casi les impedía hablar, exponiendo las peticiones para que les arreglaran un camino o un puente artesanal, les levantaran una escuela o les pusieran el acueducto veredal. ¡Ni imaginar que llegara alguno educado en Rusia diciéndose campesino, con dominio de varias lenguas, y postulando pliegos de soluciones en términos que no cualquiera entiende a no ser que sea sociólogo o politólogo de una sofisticada escuela! ¡Aquellos eran de verdad campesinos, con su orgullo de serlo, sin complejos ni resignación, con su dejo propio, con sus palabras rudas y sus frases incoherentes por la timidez pero francas y directas!
Por fortuna, ya se tienen noticias originarias de la zona agitada por la guerrilla de las Farc, de que la mayoría de campesinos auténticos se la están jugando por ser libres y no dejarse intimidar para asistir a los bloqueos de carreteras, incendiar domicilios particulares, oficinas publicas y carros como ocurrió en Tibú, secuestrar a toda una región, o atacar a la fuerza pública y perpetrar desmanes y atemorizar a la población como sucedió en Ocaña y aún continúa en Tibú.
¿Para reclamar por sus derechos y necesidades nuestros campesinos verdaderos obran así? ¡Nunca!
Finalmente, digamos que este será otro triste capítulo de violencia de la historia de Norte de Santander iniciado el 10 de junio de 2013 por falsos campesinos.
orlandoclavijotorrado.blogspot.com
17 de julio de 2013.
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- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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