miércoles, 11 de septiembre de 2013
¿QUIÉN MÁS?
PARA EL SEMANARIO LA PROVINCIA DE OCAÑA
¿QUIÉN MÁS?
Orlando Clavijo Torrado
En verdad Colombia no debería llamarse el país del Sagrado Corazón sino de los Sagrados Paros porque es sagrado que todos los días haya un paro de algo. Con todo, vamos bien. Descansamos de los bloqueos a todas las carreteras del país por los campesinos, indígenas y transportadores – no pararon los avicultores y los ganaderos que sin embargo resultaron afectados - y ahora los maestros o pedagogos entran en un paro nacional que al parecer se levanta este jueves. (Recuerdo que el humorista Montecristo propuso una vez hacer un paro contra los paros).
No sé si alguien lleve la estadística de los paros laborales que se producen en el país anualmente. ¿Quién se llevaría la medalla de oro en el campeonato de hacer paros? Realmente importa saber, por conceptos como manejo presupuestal de la nación, pérdidas o ganancias de las empresas y los trabajadores, horas de trabajo en receso, producción, conquistas salariales y beneficios sociales, atraso o progreso en la actividad sometida a la parálisis, aumentos o disminuciones en las cajas o en los bolsillos, etc., cuál es el gremio que más para, por qué, y si hay razones políticas o reivindicaciones ajenas a ellas porque me contaron de un sindicato de una empresa ligada con la energía en Cúcuta que en alguna oportunidad no tuvo otro motivo de protesta que el haberles servido en la comida dos días seguidos jugo de mango. Me lo refirió la nutricionista contratada para atenderles el menú. Los del cuento son ciertamente unos trabajadores muy privilegiados a los que un grupo político les daba orden de no dejar un semestre sin siquiera hacer una huelga por mantener el músculo de lucha activo. Empero, mirándolo bien, paraban por joder.
No hay duda de que cuando uno es estudiante de colegio o universidad le gustan los paros. Claro, por capar clases. El anuncio del líder en la asamblea en el patio de que “nos vamos a paro indefinido” nos caía de perlas para ir al cine, a la piscina, sacar a la novia o simple y dulcemente, para dormir, dormir y dormir. Hoy no es distinto. Los alumnos están felices con el paro de sus profesores: además de no tener que levantarse más temprano, pueden jugar en el computador y chatear horas enteras. Como todos sabemos, ¡qué difícil es hacerles entender que primero está el estudio y luego la tablet, el ipod, el BlackBerry y demás artefactos!
Los paros laborales en esencia son buenos si son pacíficos, sin atentar contra nadie ni contra nada. Por lo general en ellos va envuelto un reclamo que el empleador no ha advertido, el cambio de una condición, el reconocimiento de algo a que se tiene derecho. Se requiere mucha inteligencia en la confrontación de las ideas de patrono y trabajador - dos brutos o dos tercos no pueden discutir - , suma prudencia, dosis de justicia y medida razonada. Ahora, todos los puntos que inquietan debían de tratarse de una vez para no estar en el desgaste de los paros frecuentes. (¿Será cierto que los paros son un negocio?). Los paros estudiantiles, como se presentan en la actualidad y por tener variados ingredientes políticos, son los más complejos.
Me imagino que el presidente Santos, que apoyó el llamado paro agrario, dirá una vez que cese el paro de maestros: Compatriotas: estamos en la feria de los paros. ¿Quién más quiere hacer paro?
orlandoclavijotorrado.blogspot.com
11 de septiembre de 2013.
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