miércoles, 15 de enero de 2014
LAS MERAS VERGUENZAS
CRONIQUILLA
LAS MERAS VERGÜENZAS
Orlando Clavijo Torrado
En septiembre del año pasado el alcalde de Cúcuta, acompañado de una cohorte de aduladores y con megafóno al más alto volumen que pregonaba su presencia, se paseó por la calle 0 entre avenidas 5ª y 6ª del barrio La Merced y les prometió a los residentes y comerciantes de repuestos automotores que en octubre se iniciarían los trabajos de recuperación de esas dos cuadras. Recuperación es la palabra justa pues propiamente no hay carretera. Algunos dueños de negocios se tomaron fotos con el burgomaestre. Pasó octubre, y noviembre y diciembre, y empezó el 2014 y, el tramo, igual, que como diría un campesino “es pa las meras vergüenzas”. Sí, porque el sector lo frecuentan los venezolanos que van a buscar lo que en su país no existe; hasta gentes de Bogotá, Cali y Bucaramanga se acercan por el repuesto de cualquier marca que solo allí se consigue. Y a quienes vivimos acá, además de vergüenza propia y ajena nos da verdadera jartera y pereza – arrechera, para hablar claro - tener que ir a La Merced a bambolearnos en el carro, como si transitáramos por otra trocha del departamento, verbigracia la de El Zulia a Sardinata (y aún así ciertos medios de comunicación eligen al gobernador y al alcalde entre los mejores de Colombia). En suma que la promesa resultó igual a la de las 20 mil viviendas gratis, otra estafa electoral. O como los anuncios metereológicos del Ideam de los que no se cumplió ni una chispita pues diciembre fue tan seco por aquí que no alcanzó ni para los meaditos del Niño Dios.
Ahora, el asunto de la ocupación del espacio público está igualmente “pa las meras vergüenzas”. Por ejemplo, para no mencionar la infinidad de negocios que se desparraman por calles y andenes, entre los que se destacan los talleres de mecánica, mueblerías y cocinas de chicharrones, pinchos, chorizos y arepas, vaya usted, amigo lector, a la avenida 4ª, que desemboca en el puente del costado sur de la universidad Libre, en el barrio Prados Norte, para que se escandalice, se asombre, se retuerza y embejuque: los restaurantes no funcionan en recintos cerrados sino en la mitad de la vía; decenas de mesas y sillas ocupan el espacio por donde se supone que deben pasar los carros; afortunadamente la vía es bastante amplia. Una amiga mía dice que aunque eso ocurra en la avenida 4ª le parece muy de quinta para todos los involucrados, primordialmente para los comensales (yo le refuto que éstos se ven muy felices comiendo hasta gases contaminantes). El espectáculo nos parece normal entre nosotros, acostumbrados a tanto desorden, pero ya la cosa pasa de castaño a oscuro cuando uno tiene que mostrarles la ciudad a los parientes que vienen por Navidad y Año Nuevo de otros lugares. ¡Pa las meras vergüenzas!
¿Qué hace, entonces, la alcaldía municipal? ¿Cuál es el cacareo de hacer respetar el espacio público?
orlandoclavijotorrado.blogspot.com
orlandoclavijot@hotmail.com
7 de enero de 2014.
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- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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