miércoles, 8 de enero de 2014
LA VENGANZA CONTRA TUCO
PARA EL SEMANARIO LA PROVINCIA DE OCAÑA
LA VENGANZA CONTRA TUCO
Orlando Clavijo Torrado
“El que tiene enemigos no duerme”, dice el refrán popular. Cierto sujeto de cierto pueblo de la provincia de Ocaña creía a pie juntillas en dicho adagio a juzgar por su conducta en el episodio cuyo relato aún se sigue transmitiendo de boca en boca.
Vamos a llamarlo Antonio, para facilitar las cosas. Siempre se menciona de ejemplo a Pedro Pérez, mas en este trance cedámosle el turno a Antonio Pérez.
Antonio tenía verdaderos motivos para no dormir. Su carácter agrio e intolerante le había valido ganarse la enemistad de muchos. De ahí que no faltaba quienes quisieran despacharlo para la otra vida. En efecto, en dos ocasiones le habían disparado a traición. El averiguó quienes eran los responsables y si no los mató fue de chiripa porque plomo les roció generosamente.
“Deje ese mal genio” le aconsejaban, pero él sostenía que Dios lo había hecho así y que los demás tenían que aguantárselo, quisiéranlo o no.
Aceptemos que se enfrentara con todo el mundo, pero que acometiera a los seres más vulnerables de la naturaleza como los animales ya lindaba con la perversidad. Y digo esto porque no tuvo compasión con el pobre Tuco.
El perro Tuco era prácticamente la mascota del pueblo. Cuando preguntaban por su raza contestaban: raza “Crica”, que significa “criado en la calle”. Lo pusieron Tuco porque había perdido el rabo en una pelea de perros, naturalmente, en la que pese a poseer buena estatura y a ser flaco pero apretado, hubo más muelas en su contra que lo acribillaron. Se paseaba por todo el pueblo, buscaba el alimento en todas las casas, jugaba con los niños, iba a las misas, no se perdía las retretas en el parque, alzaba la pata en cualquier árbol pero de preferencia en el conocido como “Palo de Cuco”, nombrado así en honor de un señor de apellido Rizo, en fin, ya figuraba en el inventario municipal como un personaje típico muy querido.
Pues extrañamente, pese a su condición de animalito manso e inofensivo, atacó una noche a nuestro Antonio, y le mordió una pierna causándole una herida dolorosa. Antonio aducía que no lo había molestado y que cuando esa noche de borrachera pasó junto a él, lo vio dormido y lo acarició, el can reaccionó agresivamente.
El energúmeno juró que también se vengaría de este rival. Dicho y hecho. Tan pronto Antonio se curó, buscó a Tuco, que se encontraba durmiendo en la misma esquina del ataque, tomó una inmensa piedra y se la descargó, con esta sentencia: “el que tiene enemigos no duerme”. ¿Qué le importaban a Tuco los refranes? ¿O acaso los sabía? ¿Que soldado avisado no muere en guerra? ¿Que no hay enemigo pequeño?
orlandoclavijotorrado.blogspot.com
orlandoclavijot@hotmail.com
8 de enero de 2014.
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Datos personales
- Orlando Clavijo Torrado -
- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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