domingo, 4 de noviembre de 2018
MONSEÑOR Y LAS FUFURUFAS
Para El Informador del Oriente
MONSEÑOR Y LAS FUFURUFAS
Orlando Clavijo Torrado
Antes de contar el episodio simpático de mi personaje inolvidable debo dar algunas pistas para la gente joven, los nacidos después de 1995, año en que murió él.
Se trata del sacerdote sancalixtense José Francisco Rodríguez Salazar, quien fue vicario general de las diócesis de Santa Marta y Ocaña y párroco de la catedral de Santa Ana durante 31 años. Era un orador florido y un apasionado de la comunicación social. Su programa “Religión y civismo” transmitido por radio Catatumbo gozaba de inmensa popularidad gracias a sus mensajes espirituales y de estímulo al progreso material y a las buenas costumbres.
Sin más preámbulos digamos que por la década de 1960 Ocaña era sede de un Tribunal Superior de Distrito Judicial. Quien escribe se desempeñaba como juez promiscuo del circuito allí mismo.
Pues ocurrió que la eucaristía dominical que celebraba monseñor Rodríguez a las nueve de la mañana resultó de gran acogida en el gremio de abogados, y entre magistrados, jueces y empleados del Poder Judicial. Ello no dejó de causar curiosidad. ¿De cuándo acá los jurisconsultos se habían vuelto tan devotos? ¿Y por qué no perdonaban justamente la misa del domingo oficiada por el párroco? Pronto se descubriría el misterio. O, como se dice hoy, pronto aparecerían las llaves. (Yo me salgo de la manada, y no por santo sino porque siempre he asistido a misa los domingos y además tenía amistad con monseñor Rodríguez desde niño pues fue él quien me dio la primera comunión. Que conste).
Monseñor atacaba firmemente todos los vicios y pecados, pero con más ahínco los cometidos con las mujeres de la vida alegre. Y no había que negarlo: estaba muy bien informado sobre las casas de cita que había en la ciudad y, en especial, sobre las novedades que se iban presentando al respeto.
En efecto, el prelado denunciaba desde el púlpito, encolerizado, que “cómo era posible que la inmoralidad no cesara en Ocaña. De muestra estaba que en la calle tal número tal y tal, acababan de instalar un prostíbulo. Ese antro se suma a otro que la semana pasada abrieron en el barrio tal, concretamente en la casa de la carrera X, número tal y tal, sin contar con los que vienen funcionando de tiempo atrás por los lados de la plaza de mercado y uno muy conocido en las afueras de la ciudad”.
Como no faltan los mamadores de gallo, comentaban que los doctores iban a la misa con una libretica para tomar nota de las direcciones que monseñor suministraba.
Resultaba entonces que su ardorosa campaña por erradicar las mancebías se convertía en una propaganda de las mismas para algunos sinvergüenchones.
Éstos, en ese tiempo, tenían que ir a fornicar a dichos lugares, contrario a hoy en que las señoritas prepago ofrecen sus servicios a domicilio.
orlandoclavijotorrado@yahoo.es
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1° de noviembre de 2018.
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- Orlando Clavijo Torrado -
- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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