martes, 5 de marzo de 2013
ESPECIAL PARA LA “GACETA HISTÓRICA” DE LA
ACADEMIA DE HISTORIA DE NORTE DE SANTANDER-
CUANDO ÉRAMOS RICOS
Por Orlando Clavijo Torrado
GENERALIDADES - Mirar nuestro pasado en algunos períodos es envidiable. Me refiero concretamente a los años 1914 a 1918, en el transcurso del gobierno del doctor José Vicente Concha. Las cifras del auge económico en toda Colombia y, particularmente, en nuestro departamento, son impresionantes. El Libro Azul de Colombia del año 1918 revela una inmensa prosperidad que ya quisiéramos para estos días. El libro, de un peso de unos cinco kilos, fue publicado en Nueva York en dicho año, en español y en inglés. Como autor aparece Jorge Posada Callejas. Gracias al buen amigo ocañero Guido Montáñez Arias, que conserva uno de estos raros tesoros, pude consultar y extraer interesantes datos, en especial los que conciernen a nuestra comarca, de la cual muestra la voluminosa obra las factorías, almacenes e industrias de las seis ciudades en donde la riqueza pululaba, esto es, Cúcuta, Ocaña, Pamplona, Convención, El Carmen y Salazar. Los tiempos eran de paz y seguridad, de ahí que fuera posible anunciar en grandes avisos en el libro qué comerciantes poseían considerables fortunas sin riesgo alguno, cosa que hoy no puede ni concebirse pues los extorsionistas y los secuestradores están a la caza. Anunciarse como prestamista y ganador por ello de buenas sumas tampoco generaba ningún peligro. Por ejemplo, los señores Salomón M. y Abadallah Sabbagh, publicaron el siguiente comercial: “Los señores Sabbagh nacieron en Damasco (Siria); acumularon su gran fortuna en Ocaña…..Son importadores y exportadores de café, cueros, taguas, giros. Además, han ensanchado su capital dando pingües ganancias con dinero a interés… Su gran finca es una de las más grandes de la República”. ¡Qué tal hoy en día divulgar semejantes datos! ¡Estarían relamiéndose de gusto guerrilleros o delincuentes comunes!
Para los coleccionistas y pesquisidores de ancestros, en las páginas del Libro Azul, específicamente, en los apartes de hombres ilustres y en los propios anuncios comerciales, se pueden encontrar nombres y apellidos que se enlazan entre los siglos XIX y XX. Allí también es posible rastrear hasta detalles familiares. En este trabajo me he permitido transcribir los más relevantes apartes de los textos comerciales porque contienen un venero de referencias sin duda de carácter histórico.
Llama la atención que se contaban con los dedos de la mano los teléfonos, de dos o tres números. Tampoco existen en nuestra región anuncios de abogados - o no había o eran tacañines - pero sí de médicos e ingenieros. En lugar del actual correo electrónico estos próximos antepasados tenían dirección telegráfica: “Verjeles” era el telégrafo de R. Vergel L. e hijos, casa fundada por Ramón Vergel L. en La Cruz (hoy Ábrego) en 1880 y trasladada a Ocaña en 1907. Veamos parte del anuncio: “…Comerciantes y agricultores. Sucursales en Teorama y La Cruz. Negocian en todos los ramos del comercio. Poseen cuatro haciendas en Teorama cultivadas de café y caña dulce, y dos en La Cruz, con potreros y ganados. Propietarios de parte de los terrenos de “Sabana Alta” y “Santa Inés” que contienen minas de petróleo y aguas termales sulfurosas. Aceptan propuestas para la explotación de estas minas. Están en facilidad de atender a toda clase de comisiones”.
Las agencias bancarias del Banco Agrario de hoy que el gobierno ha implementado, utilizando tiendas y negocios pequeños en los pueblos, ya funcionaban en aquel entonces. Todos los comerciantes fungían como agentes bancarios no solo de bancos nacionales sino internacionales y en todas las divisas que competían en el mundo.
MUJERES DIVINAS - Sin embargo, antes de continuar con el tema económico mencionemos que el Libro Azul les destinaba varias páginas a las mujeres hermosas de cada ciudad. En aquel tiempo la delgadez no constituía requisito sine qua non – como hoy - para clasificar como beldad; las damas podían ser algo rechonchas y se consideraban hermosas. La anorexia no hacía parte de la vanidad femenina.
De Ocaña destaca el libro a las señoras Sarah María C. de Jácome y Lola Rodríguez de Rodríguez, y a las señoritas Clara Isabel Rizo, Rosa Pacheco, Isabel Martínez e Isabel Conde.
De El Carmen, a las señoritas Angelita Avendaño, Soledad Carvajalino e Inés María Lobo.
De Convención, a las señoritas Carmen Martínez y Hemilce Navarro.
De Cúcuta, a las señoras Alicia de Suárez y Blanca C. de Jácome, y a las señoritas Victoria Vale, Ernestina Berti, Cristina Arocha, Margarita Ramírez, Ángela Viccini, Aura García Herreros, Sofía Ferrero Hunda, Margarita Peña, Carmen D. León, Sofía Ruán, María Belén Fernández, Laura Escalante, Aminta Suárez, Francisca Rodríguez y Matilde Barco.
De Pamplona, a las señoras Delia de Bustos y María Victoria de Palencia y a las señoritas Amira Peralta, Blanca Villar B., María Luzardo, Francisca Durán, Gertrudis Villamizar B., Ana Villar y Tulia Villamizar.
PRINCIPALES CIUDADES Y SU RIQUEZA- Al departamento Norte de Santander están consagradas 56 páginas, de la 515 a la 571.
La extensión territorial la fija en 20.000 kms2 (el dato actual, del año 2013, es de 22.367 kms2). La población, según el censo de 1912, era de 204.381, con un ítem: “de la raza blanca”. Hoy en día naturalmente se maneja otro dato poblacional según el censo de 2005: 1.494.219 habitantes. Además, el racismo está castigado y no puede decirse ni negro.
CÚCUTA - De Cúcuta no trae ninguna noticia de población. La ciudad se conforma de calles y carreras (la palabra carrera es traducida al inglés como avenue).
Naturalmente, la capital del departamento es la primera en avisos comerciales. En ellos se muestra el derroche de artículos finos, el ajetreo de productos que en abundancia llegan de los pueblos y los campos tales como café y cueros, maderas y quina, en fin, un mundo abigarrado de negocios y negociantes, comercio y comerciantes, de industrias, casas mercantiles, particularmente de extranjeros, aplicadas a la exportación de café, principalmente, y a la importación de Norteamérica y Europa de los más diversos géneros. La banca era próspera y variada; las monedas extranjeras como el dólar, la libra esterlina y el marco alemán circulaban corrientemente en las transacciones. En estos tiempos el flujo de dinero a manos llenas cubre y solaza a todos; la palabra y el concepto de pobreza están desterrados. Opulencia, mercancías de todo tipo, lujos y comodidades se conseguían en Cúcuta a discreción. Las cifras enseñan una pujanza económica nunca vista.
El doctor Jaime Pérez López, liberal sin esguinces, afirmaba en sus conferencias y escritos (véase su libro “Colombia – Venezuela. Economía-Política-Sociedad-siglos XIX-XX”) que la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial constituyó un gran fracaso para Colombia puesto que era nuestra mayor compradora de café y en reciprocidad de allí nos venían sus últimos y excelentes artículos. Remontándose a aquel entonces, el autor recuerda que se bebía brandy, se usaban vestidos de lino y de seda, Cúcuta tuvo el privilegio en Colombia de tener la primera planta eléctrica, la primera empresa telefónica, el primer alumbrado público y ferrocarril internacional; gozaba de clubes sociales exclusivos y por consiguiente de fiestas suntuosas.
Por ser numerosas omitiré las páginas dedicadas al emporio de Cúcuta para dar cabida a las de las ciudades más pequeñas y dar una idea de su florecimiento.
Traigo solamente este aviso del comercio cucuteño, por lo curioso e ilustrativo:
““La Oriental”. Almacén de mercancías y novedades. Saich, Suz y Cía. Importadores-exportadores-comisionistas. El señor Saich es natural de Belén (Palestina), y hace cuatro años se radicó en Cúcuta (Colombia). Los hermanos Suz hace diez años están en el país y son también naturales de La Palestina (Belén). Formaron la sociedad en 1915, el 22 de diciembre, y merced a sus grandes energías y constancias, han formado un capital de responsabilidad. Sus mercancías son selectas, de las mejores marcas extranjeras, siendo su especialidad en telas de fantasía, con ventas al mayor y al detal. Tienen sucursales de su negocio en Gramalote y pretenden hacerlo en otras poblaciones. Negocian en café y cueros, en gran cantidad. Tienen en propiedad una hermosa casa en donde está el almacén, frente al mercado público. Gozan de muchas simpatías y son comerciantes de gran porvenir. Dirección telegráfica: Saiesuz. Código: A.B.C. Teléfono Nº 67. Apartado de correos Nº 21. Carrera 7ª y calle12. Cúcuta, Departamento de Santander del Norte, Colombia”.
Conviene acotar que cada aviso comercial viene ilustrado con la fotografía nítida del propietario del negocio y sus empleados, todos vestidos estilosamente, de saco y corbata, tanto en Cúcuta como en las demás poblaciones. La elegancia y el señorío que aún se veían en las plazas de mercado, predominaban. El sombrero era prenda general. Como se vio por el anterior, en algunos avisos se daban datos biográficos de los anunciadores, con despliegue de literatura ensalzadora.
SALAZAR – Ésta es una población cafetera “con producción de 15,000 cargas que se venden en los mercados de Cúcuta, Barranquilla y Bucaramanga. También se cultiva en pequeña escala el fique, y cuenta con industria pecuaria. Su potentísima planta eléctrica de 300 caballos de fuerza da alumbrado a todos los pueblos de la provincia de Cúcuta y parte de los de la de Ricaurte”.
He aquí los avisos que los negociantes pusieron en el libro, ejemplo del boom y el empuje de los salazareños:
“Almacén de mercancías de Moisés Villamizar. Salazar, departamento Norte de Santander (Colombia). El señor Moisés Villamizar tiene un establecimiento acreditado y del cual se surte numerosa clientela de pueblos comarcanos. Sus marcas son siempre preferidas y las renueva constantemente. Cuenta con local propio y tiene especialidades de artículos extranjeros. Un gran trabajador, tiene un crédito bien consolidado y hace compras y ventas al por mayor y menor de café, ramo que él maneja con especial competencia. Posee dos casas en la ciudad y tiene en las cercanías de la población, en el Puente Real, una casa de teja para negocio y dos potreros para la cría de ganados. Por su carácter y laboriosidad es apreciado por todos y como pocos sabe manejar a sus numerosos clientes”.
“Farmacia y Droguería “Unión”. Propietario: Timoléon López A. Surtido renovado constantemente de drogas y medicinas puras, productos químicos y farmacéuticos, medicinas patentadas legítimas, especialidades, artículos de curación, jeringas de varias clases, bragueros, termómetros clínicos, diversidad de ampoyetas, artículos de escritorio, papeles diversos, tarjetas postales, loza, barnices, brochas de cerda, botones diversos, cepillos para los dientes, cerveza, galletas, vinos diversos, conservas alimenticias, dulces, y demás artículos de bodega, artículos de ferretería y mercaderías en general. // Honradez, escrupulosidad y esmero en el despacho de fórmulas médicas, garantizado con la práctica de más de treinta años. Ventas por mayor y detal, precios reducidos”.
“Locería y Vidriería Santander. Una de las más completas de la República. Maquinaria modernísima; materias primas capaces de competir con las empleadas en Sevres; la abundancia de estas, garantiza el bajo precio de las manufacturas. // Dirección: Bautista y Ramírez. // Dirección telegráfica: “Barra”. Códigos: A. B.C. Lieber. Salazar, Norte de Santander, Colombia”.
“Gonzalo Barros B. Comerciante. Comisionista. Agente Local de la Compañía Colombiana de la Mutualidad; de la Compañía Colombiana de Seguros y de la Compañía “El Sol del Canadá”. Referencia a solicitud. Salazar. “Norte de Santander, Colombia”.
Pamplona.- Pamplona tenía 15.000 habitantes. Cuando el texto dice que “dista 42 miriámetros de Bogotá” nos obliga a indagar qué es un miriámetro, medida hoy olvidada. Un miriámetro equivale a 10.000 metros, de manera que la cuenta daría 420 kilómetros, dato no muy lejano a la realidad actual: el mapa oficial dice que la distancia en línea recta es de 347.94 km, pero en ruta es de 494 km. Había en Pamplona al menos una docena de grandes almacenes y carpinterías, droguerías, médicos, funerarias, banco y fábricas de harinas. Entresaco de los distintos avisos este muy expresivo:
“M.M. Clavijo – Sucesor de Manuel Clavijo e hijo.- Oficina bancaria. Importación, exportación y comisiones. Pamplona, Colombia. Agencia de la Compañía General de Seguros de Bogotá, del Banco de Colombia, de la Compañía de Alumbrado Eléctrico, etc. Venta de giros bancarios sobre New York, París, Londres, Génova, Barcelona, Bogotá, Caracas, Maracaibo, etc.”
Avisos como los que hasta ahora he transcrito nos indican dos realidades. La primera, la gran apertura económica en la época, y la segunda, que éramos más universales, mucho más de lo que somos hoy pese al avance y facilidad de las comunicaciones. No existían las fronteras y restricciones actuales, de donde derivaba el auge que se respiraba.
Ocaña - De Ocaña se ocupa el libro así: “Ostenta la ciudad 14 calles y 3 plazas”. Contaba con cerca de 20.000 habitantes. Y mientras entre 1828 y 1830 sólo había una escuela de enseñanza elemental, ahora, en 1918, existen dos colegios de enseñanza secundaria, una escuela central de varones, una escuela de niñas, cuatro escuelas de barrios y cuatro rurales alternadas, una de tejidos, una de artes y oficios y una escuela nocturna.
Se reseñan los siguientes templos: la catedral o Santa Ana, el Dulce Nombre, San Francisco, San Agustín, La Torcoroma, Santa Rita, San Antonio, Jesús Cautivo y Capilla del Hospital. “Edificios dignos de mencionarse: Casa Municipal, la Casa Cural (que se habilita de Palacio Episcopal durante la residencia transitoria de los obispos de Santa Marta); el Hospital de Santa Ana, la casa de Jácome Niz & Cía., sita en la Calle del Comercio, y el Convento y Celdas de San Francisco”. Como hombres notables cita a José Eusebio Caro, “poeta y repúblico de fama continental”. Además, a José C. Lobo Jácome y Jesús María Quintero, distinguidos jurisconsultos, y Pedro Quintero Jácome, “experto militar”. Ninguno de los jurisconsultos pagó aviso en el libro.
El crecimiento de Ocaña y la muestra de que nada faltaba y todo sobreabundaba por aquellos años están retratados en estas líneas: “Un club, tres establecimientos de juegos, muchos almacenes, latonerías, carpinterías, guarnicionerías, sastrerías, herrerías, fábricas de calzado, alpargatas, conservas alimenticias, de ladrillos y tejas; una de jabones, dos molinos, cinco imprentas y una escuela de tejidos de algodón, son exponentes positivos de la actividad de los moradores de Ocaña”.
Las recuas de mulas que transportaban el café desde todos los pueblos de la provincia, se apiñaban en San Agustín. Alrededor de mil animales – me refería un testigo de la época – se reunían allí. Se explica así que la exportación de café a Norteamérica y Europa desde Ocaña fuera el renglón fuerte de su economía, además de los cueros (1). Se hubiera robustecido aún más esa economía si no fuera por la carencia de carreteras y vías férreas, pero en 1917 se dio inicio a los trabajos de construcción de la carretera que conectaría con el río Magdalena.
Veamos qué prósperos comerciantes anunciaban en el Libro Azul, la mayoría sirio-libaneses o turcos como los llamaba la gente, y algunas de sus particularidades, en propagandas muy simpáticas, sin omitir, para la atención del lector, que no había inconveniente o regla que impidiera vender de todo en un mismo establecimiento, de modo que junto con el azadón o el machete se vendía el licor, la pólvora, el veneno para los piojos o el medicamento:
“Hacienda San Luis (ganadera) de Sixto Carvajalino, telégrafo Carlui.
Farmacia y Droguería La Ocañera de Roberto E. Posada. Doctor Emilio A. Escobar R., médico (nacido el 25 de agosto de 1861).
T. Roca Niz & Cía, importadores de toda clase de mercancías, víveres, etc.
Teatro Municipal, propiedad de Pacheco Hnos; Kine Pacheco (observemos que la palabra griega Kine se convirtió en cine).
Dr. Henrique Haayen, médico.
Antonio Romano & Hno., comerciantes comisionistas.
Farmacia Central, de Juan F. Carvajalino.
N.N. Sagra, comerciantes y comisionistas.
Antonio Acosta Q., comerciante, importador.
“La Mascota”, propietario Julio C. Quintana & Hnos., fundada en 1913, establecimiento de juegos permitidos, mesas de billar, restaurante, licores, rancho, etc.
Hotel Central, fundado en 1902.
Félix Chamie (nacido en Damasco, Siria), almacén, importador, exportador de café, cueros de res, taguas, “en grande abundancia”.
José S. Bayona A., lienzos, telas, conservas alimenticias, licores, ferretería, libros, etc., en la Calle Real Nos. 210-212.
José Esper (nació en Montelíbano, Siria) “y hace 16 años vive radicado en la República de Colombia”; comisionista y exportador de café, giros al exterior, ganado.
Salomón Esper; “además de su comercio bien surtido de mercancías, posee una hermosa casa particular, de su propiedad…”.
Zurek Hermanos, comerciantes, comisionistas, importadores, exportadores, establecidos en 1901; por telégrafo Zurek.
Almacén de Isaac García Padilla, sucesor de M. García Padilla e hijo; casa fundada en 1888; plaza principal, esquina sureste; gran surtido de mercancías, ferretería y licores; atiende preferentemente el ramo de comisiones; corresponsal de varios bancos del país; exportador, importador, compra café y pieles de res; dirección telegráfica “Carmela”.
“El Trapiche”, finca de José del C. Jácome Núñez, situada a cinco kilómetros de esta ciudad, en la vía nacional para el interior de la República; lechería bien atendida de acuerdo con la Higiene; surte la población; extensos potreros de pastos escogidos, con abundantes aguas; producción de panela permanente; cafetales; labranzas de verduras y demás labores agrícolas, con treinta colonos; su propietario vende y compra permanentemente bestias y ganados.
Jácome Niz & Cía. Bucaramanga, Ocaña, Bogotá; “esta sociedad colectiva de comercio fue constituida en 23 de junio de 1899 como sucesora de la antigua firma José D. Jácome & Hno., cuyo negocios venían organizados desde el año 1870.”
Ujueta Hermanos; sociedad colectiva establecida en Ocaña en el año 1907 por sus actuales socios Manuel J. Ujueta y Dr. Antonio Ujueta.
Hacienda Román; situada en la provincia del sur, departamento del Magdalena, Colombia; a orillas del río Lebrija que es navegable por los buques del Magdalena; de la Ciénaga de Doña Juana; de la “Quebrada de La Raya” y de la “Quebrada de Tisquirama”, atravesada de este a oeste por la “Quebrada del Caimán”, con capacidad de riego hasta para cinco mil hectáreas; fue fundada antes de 1704, pero en tal año se le dio título de propiedad para siempre al Capitán don Francisco Alberto Silvio de Aguilar de tales terrenos; la propiedad de los mismos ha venido transmitiéndose legalmente hasta hoy y los títulos respectivos están reconocidos por la nación colombiana, según documentación que poseen sus propietarios actuales..”
DAMASCO, de Salomón M. y Abdullah Sabbagh (esta casa comercial ya fue anotada atrás).
Assad Sabbach; de Damasco, Siria; comerciante.
T. Osorio P., importador, exportador, comisionista, almacén de novedades, especialidad en artículos de lujo, negociantes en ferretería, calzado, sombreros de todas clases, vidriería, y en mercancías en general.
Dr. Marco A. Gómez; ingeniero civil; administrador de la Sección Norte de Santander de la Carretera Central; se encarga de lo relacionado con su profesión; Cúcuta y Ocaña, Colombia”.
En cuanto a periodismo, las publicaciones que quisieron salir o pagaron el aviso fueron “Celajes”, revista quincenal de literatura y variedades, e “Ideas”.
EL CARMEN - El municipio de El Carmen merece páginas especiales que las encabeza la foto de su párroco el padre José A. Quintero. La prosperidad de El Carmen se extendía por doquier, a juzgar por las siguientes líneas: “…Ha figurado en la Diócesis como una de las mejores parroquias, dadas la generosidad y docilidad de los fieles, que en su mayor parte se desviven por contribuir a todo lo de la Iglesia…”. Fue establecida en 1813, en tiempos en que había 999 habitantes. En el año de publicación del libro – 1918 – contaba con 8.250 almas.
El vigor de la economía carmelitana se muestra en los siguientes avisos comerciales:
“La Alianza; fábrica de aceites; fundada en 1913 por Federico Rivas, Orlando Navarro y Carlos Peñaranda; produce ricino medicinal; 2.000 libras diarias en máquinas modernas.
Bernabé Pineda C.; ocañero; se radicó en esta ciudad hace 12 años; se casó con doña Adriana Ropero C.; por su dedicación al comercio amasó una “regular fortuna”; accionista de La Alianza; fincas ganaderas, de maderas y orquídeas variadísimas.
“La Perla”, de Francisco Romano, súbdito italiano; fincas de café, entre ellas “El Tirol”; mercancías americanas y europeas, así como también frutos del país.
Concepción Ribón e hijas; propietarias de la hacienda “Maracaibo”, de 1000 hectáreas, y “Quinta Unión”.
CONVENCIÓN – No menos nos podemos regodear con la riqueza de Convención según el libro. La sede municipal está situada a 60 kms. del Puerto de La Gloria, sobre el río Magdalena, con 10.000 habitantes, y una temperatura de 22º. Es una de las poblaciones “más prósperas del Departamento del Norte de Santander, debido a la energía de sus moradores, a la exuberancia de su flora y fauna y a la incomparable fertilidad de sus terrenos. Produce anualmente 30.000 sacos de café, 50.000 cargas de panela…elaboradas por más de 400 molinos de hierro…Hasta ahora no se produce azúcar, pero se deberá a iniciativas particulares el que pronto se instalen dos centrífugas con este propósito…El Municipio produce, además, 2.000 sacos de maíz, 1.500 de fríjoles, 800 de cacao y 1.500 de otros cereales y frutos menores…. De sus inexplotados bosques puede extraerse en grandes cantidades caucho, tagua, raicilla, resinas, orquídeas y maderas propias para ebanistería y tintes, y del subsuelo, petróleo, carbón, cobre, talco y oro. //La riqueza territorial del Municipio está perfectamente bien distribuida y asciende a más de $ 185,510 oro con un presupuesto general de Rentas y gastos completamente equilibrado, que pasa de $12. 500 oro anuales. Los múltiples recursos de que dispone el Municipio le han permitido iniciar y llevar a cabo obras de verdadero progreso tanto en el orden moral como en el material, tales como el colegio para señoritas, regentado por las RR.HH. de la Caridad, que abrirá sus tareas en el próximo año (1919) y a cuya instalación ha contribuido el Gobierno Departamental, y la Empresa de Alumbrado Eléctrico de su propiedad y que viene de ser producto de su propio y único esfuerzo y la primera inaugurada en toda la Provincia de Ocaña…// También disfruta el Municipio de un buen servicio de aguas y tiene edificios públicos importantes entre los cuales los principales son: la Casa Municipal, la Iglesia y el Mercado de Carnes, edificio amplio y de sobrio y sólido estilo. A éstos habrá que agregar, en breve, el que se propone construir para el Colegio de Señoritas, que reunirá todas las condiciones exigidas por la higiene y por la pedagogía”.
CONCLUSIONES - Colombia había salido de una guerra civil en 1903, quedando en lastimoso estado financiero, su población empobrecida y el progreso detenido. Sin duda el general Rafael Reyes fue el encargado de la reconstrucción nacional no solo en lo político sino en obras de adelanto y puesta al día en materia de comunicaciones como carreteras y ferrocarriles. Algún analista político norteamericano considera que el mejor presidente que ha tenido Colombia ha sido Rafael Reyes.
El clima de paz obtenido por éste lo continuaron acertadamente sus sucesores, a saber, el general – nuestro coterráneo – Ramón González Valencia, los doctores Carlos E. Restrepo y José Vicente Concha – período al cual se refiere el libro aludido -, don Marco Fidel Suárez, los generales Jorge Holguín y Pedro Nel Ospina y el doctor Miguel Abadía Méndez, todos los cuales tuvieron que afrontar los reclamos y pequeñas disputas parroquiales de los partidos por las ambiciones y las insatisfacciones que los repartos burocráticos y las desventajas de privilegios les suscitaban, pero sin que asomara algo mayor como el peligro de otra contienda semejante a la de los Mil Días. Y no puede negarse que la nación avanzaba de acuerdo a los adelantos de otras sociedades, naturalmente con el retraso consabido pues ya se ha dicho que aquí todo nos llega tarde, lo que aún sigue sucediendo.
Un ambiente semejante de paz posbélico por cerca de treinta años permitió el brote del comercio y la riqueza que describen los anuncios comerciales que hemos copiado. Pero no debe pensarse que la riqueza se concentró en las manos de los más hábiles negociantes pues si examinamos las cifras de producción cafetera, por ejemplo, la bonanza cobijó a los campesinos cultivadores que acudían con sus arrierías a vender las cosechas a los grandes acopiadores, y con el dinero obtenido podían a su vez adquirir lo necesario y vivir holgadamente. (Por el año 1927, a instancias de personajes como Ramón González Valencia, Alfredo Vásquez Cobo y Tulio Ospina Vásquez, padre del futuro presidente de la República Mariano Ospina Pérez, nació la que se ha llamado la ONG rural más grande del mundo, la Federación Nacional de Cafeteros, cuyo primer presidente fue precisamente Ospina Pérez). La Gran Guerra (1914-1918) no interrumpió el flujo de mercaderías ni paralizó la bonanza que arropó la treintena.
Hoy valiera la pena retornar la mirada para descubrir cuál fue la clave de tanta opulencia, aunque no se requiere ningún ejercicio extraordinario para deducir que el primer requisito es la paz, sueño que actualmente se vislumbra difícil merced a las bandas criminales de tintes políticos, o de simple bandidaje o de narcotraficantes, que arruinan y adoloran el país. Pero la paz es fruto de la seguridad y de la vigencia de la ley y el respeto a la autoridad que a su vez se traducen en orden dentro de la libertad, valores que sabiamente recogió nuestro escudo nacional y que como faros debieran seguir tanto gobernantes como gobernados. Si recobráramos esos patrones de conducta, quizá volveríamos a ser ricos.
Cúcuta, 13 de febrero de 2013.
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(1). Para comprender la fortaleza de la industria cafetera en esta región, en mi articulo para Wikipedia sobre el municipio de Bucarasica escribí el siguiente artículo ilustrativo en grado sumo que se refiere al entonces municipio de San Pedro: “La mayoría de tierras fueron dedicadas al cultivo del café, de modo que para el año 1926 en el municipio de San Pedro, en general, y en su corregimiento La Florida, particularmente, sobresalían los siguientes caficultores: Ambrosio Carvajal, Víctor J. Rangel, Juan Arévalo y Francisco Aya, quienes en su finca “Provincias” mantenían 85.000 árboles; Manuel Botello, Sebastián del Castillo y Silvestre Rincón, con sembrados de 45.000 árboles por predio; Francisco Pérez y Laureano Afanador, propietarios de heredades con 35.000 árboles cada una; Florentino Rincón, cuyo fundo “La Pedregosa” estaba poblada con 30.000 árboles; Leonardo Becerra, José V. Durán, Ignacio García, Raimundo López, Campo E. Salamanca, Laureano Afanador, Tritón Calvo, Juan Carrillo, Pulcrecio Rodríguez, Carlos Méndez, Raimundo Serrano, José M. Gutiérrez, Salustiano Clavijo e hijos, Santos Calvo y Claudio Arteaga, todos con sembrados de 20.000 árboles; Manuel Soto, poseedor de “El Espejo” con 15.000 árboles; Bernabé García en cuyo campo “Aguadita” prosperaban 12.000 cafetos; e Ignacio García y José Escalante, con un floreciente cafetal de 20.000 árboles en su finca La Florida”.
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- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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