jueves, 27 de junio de 2013
CRONIQUILLA
LAS DOS CIUDADES
Orlando Clavijo Torrado
No me voy a referir a una ciudad para los ricos y otra para los pobres, menos aún a las dos ciudades espirituales de San Agustín, la divina y la terrena, fundamentadas en dos amores distintos, sino a algo más prosaico, a esta de acá abajo, nuestra ciudad, la de las calles mugrosas y de huecos espantosos como los del barrio La Merced, la de los andenes invadidos de talleres y olor a fritanga, la del Canal Bogotá cariñosamente llamado Caño Picho.
Pero, hablar de huecos y desorden es un tema manido. Para mejor comprensión de mi mensaje cambiemos de tema y enfoquémonos en dos ciudades con un sentido distinto de administración como son Bogotá y Medellín. En efecto, mientras en Bogotá, con un alcalde que se llama progresista pero a quien en realidad no lo dejan dormir los sueños revanchistas y el amor por los desfavorecidos y el odio contra los que tienen, el énfasis está en cierto desprecio por las obras que considera burguesas, consideradas así las holgadas y suntuosas vías y los edificios majestuosos, en Medellín, por el contrario, el alcalde Aníbal Gaviria Correa, liberal, empeña su acción tanto hacia los sectores populares como hacia el orgullo ante la nación y el mundo por lo mejor para su tierra, así como se oye. En cuanto a aquellos, sin reparar en costos hizo instalar una escalera eléctrica para que sus habitantes pudieran subir al cerro en donde está asentado el barrio, por supuesto de clase humilde, pero además logró, apelando a muchas ayudas, construir una lujosa y bien dotada biblioteca en una zona marginal. Entonces, sin desatender a los proletarios, este alcalde y sus predecesores han entendido que no se trata de instalarlos en ranchos y callejones, lo que le daría a la ciudad un aspecto vergonzoso y deprimente, sino de mostrar que Medellín puede estar a la par de cualquier urbe moderna del planeta, y es así como han erigido centros de convenciones y lugares que la hacen atractiva para aquellos inversionistas extranjeros que buscan confort, elegancia, seguridad y motivos para traer su dinero.
En Cúcuta, una porción importante de su área está llena de ranchos miserables mientras carecemos de espacios para foros y encuentros de gran nivel, faltan avenidas y parques bien diseñados, limpios y ornamentados que se puedan mostrar sin sonrojarse, y no hay una sola edificación tal que suscite admiración y la gente diga ¡guau! No, con nada de eso contamos. La politiquería, la vanidad de posar como gobernador o alcalde, el afán de satisfacer con cuotas burocráticas a los amigos y patrocinadores, todo junto, ha impedido que se tenga amor propio del terruño y visión futurista. Hay sobra de mediocridad, aterradora incapacidad, para las grandes cosas somos como muy poquitos.
Siempre lo he dicho que nada más cuando uno va acá cerca, a Bucaramanga, y regresa a Cúcuta, siente envidia de la buena y vergüenza ajena. Debemos darles gracias a algunos capitalistas que construyeron dos centros comerciales de algún tamaño, que para lo que teníamos es lo más deslumbrante; de otro modo, seguiríamos siendo un pueblo grande.
Piénsese que además los excelentes espacios públicos y todo lo ostentoso que se pueda levantar no sólo dignifican y hermosean la ciudad sino que sirven de disfrute a todo el mundo, platudos y sin reales, y que su construcción, su mantenimiento y los establecimientos comerciales que se originen, les dan empleo a muchas personas, particularmente a las más necesitadas.
¿Cuándo llegará ese ansiado redentor de la ciudad?
orlandoclavijotorrado.blogspot,com
27 de junio de 2013.
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Datos personales
- Orlando Clavijo Torrado -
- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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