jueves, 22 de febrero de 2018

¡BASTA DE DISCULPAS!

CRONIQUILLA ¡BASTA DE DISCULPAS! Orlando Clavijo Torrado “Va a ser el puente atirantado más largo de Colombia; es una obra maravillosa que nos debe producir mucho orgullo a los colombianos, pero sobre todo a los ingenieros que lo están construyendo” dijo el señor presidente Juan Manuel Santos el 17 de noviembre de 2017 cuando inauguraba unos adelantos en el puente Chirajara en la vía Bogotá –Villavicencio. El 15 de enero de 2018, a las 11 y 50 de la mañana, las tirantas de la mitad del puente cedieron, se derrumbó esa parte y la otra quedó inestable. Diez personas murieron y ocho resultaron lesionadas. El presidente salió al paso con esta frase: “Esto nunca había pasado y no puede volver a ocurrir”. Fue su manera de escurrir la responsabilidad. Después, el 1° de febrero, cuando inauguraba el puente ‘El Dieciocho’, entre Landázuri y Cimitarra, en Santander, nuestro ilustre mandatario remató: “La caída del puente de Chirajara es una tragedia, pero es “algo normal”. Y de ahí en adelante siguió la escurridera: “es un hecho aislado”, expresó Argelino Durán, presidente de la Sociedad Colombiana de Ingenieros; "las causas aún se desconocen y serán materia de investigación", opinó la sociedad concesionaria Coviandes; para el ministro de Transporte, Germán Cardona, estando todo bien, la tragedia fue impredecible, pero le lanzó la pedrada a Coviandes; Juan Martín Caicedo Ferrer, presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, puso el pecho por Coviandes: “lo sucedido es un tropiezo; se trata de un caso aislado". En definitiva, nadie fue culpable. Ni la vaca. ¿Se cayó el ministro, como hubiera ocurrido en cualquier otro país? No. Por el contrario, quedó más afianzado en el cargo. También, en cualquier otro país, un presidente que justificara lo injustificable, ya habría renunciado por dos razones: por dignidad, y por respeto a las víctimas. En Colombia tenemos hace tiempo un precepto legal que obliga a los garantes a responder por la vida y demás derechos humanos de sus semejantes: es el artículo 25 del código penal. Pues bien: los candidatos al congreso y a la presidencia de la República debieran incluir en sus programas el tema de la responsabilidad profesional y de oficios, implementando una ley severa para hacer cumplir el artículo 25. Allí entrarían a responder civil y penalmente las clínicas, los médicos y todo el equipo de sanidad por los daños a la salud y por la muerte en los casos que ellos llaman “eventos adversos”; los jueces y fiscales por las órdenes de libertad emitidas livianamente a individuos que luego salen a asesinar o cometer las mismas fechorías, homicidios y robos y demás de que también debieran responder los mismos funcionarios; la propia rama judicial por las detenciones injustas y persecuciones por motivos políticos; por supuesto, los ingenieros, arquitectos, interventores y los veedores públicos que autorizan venalmente construcciones, en todos los casos de desastres; los legisladores y las cortes que con leyes complacientes estimulan el uso de estupefacientes e indirectamente matan a la juventud por facilitarle el consumo de tales sustancias; los negociadores del gobierno con los narcotraficantes; y toda suerte de profesionales y operarios en cualquier actividad humana en que se produzca un perjuicio a otro por el mal ejercicio de su oficio. ¡Es hora de exigir responsabilidades! orlandoclavijotorrado@yahoo.es … 21 de febrero de 2018.

martes, 6 de febrero de 2018

VENECOS

CRONIQUILLA VENECOS Orlando Clavijo Torrado Conviene advertir que veneco no es un término despectivo sino coloquial. Así lo entendemos en esta frontera. Si no es migración masiva, ¿que será para doña Ángela, o mejor, doña Cándida Holguín, el ingreso por el puente internacional Simón Bolívar de 40000 venezolanos diariamente, durante seis meses? Hagamos un parangón para que se aprecie cuán humanitaria ha sido Colombia: Primero: En años recientes, las deportaciones de colombianos indocumentados eran rutinarias, por decenas y centenares; en no pocas ocasiones la feroz Guardia Nacional corría a nuestros connacionales a balazos, y los asesinaban. Eran mentados los atropellos de la Guardia a los colombianos por cualquier motivo en las alcabalas. En cambio, a Colombia ingresan como Pedro por su casa los venecos, y nadie es expulsado. Por el contrario, magnánimos como somos, por tantas concesiones otorgadas a las avalanchas de vecinos han colapsado en Cúcuta la Registraduría Nacional del Estado Civil que les regala cédulas sin pasar por el protocolo solemne de jurar ser colombianos; el hospital Erasmo Meoz, al que tienen a punto de quiebra por la atención médica gratuita sin ningún inconveniente que les ofrece; y las escuelas públicas, que reciben proporcionalmente más niños venezolanos que colombianos, sin traba alguna. Los venecos que trabajan se contentan con bajos sueldos, aumentando el desempleo que asfixia a la ciudad. Y para colmo, no faltan entre nosotros los funcionarios desubicados que les quieren obsequiar viviendas, cuando no las hay para nuestros desposeídos. Segundo: Si bien nuestros campesinos cogían por trochas hasta las haciendas venezolanas, iban a trabajar. La mano de obra colombiana sostenía su agricultura. Muchos empresarios allí son colombianos; en cambio, aquí no hay ningún inversor ni industrial venezolano. La pretensión de los nuestros no era robar, ni apuñalar a quien les brindaba el plato de comida - como lo hizo un veneco en Bucaramanga - No. El colombiano es sumamente agradecido. Tampoco iban a mendigar en las calles. Si es cierto que atiborrábamos sus bien surtidos supermercados, era por comprar por cantidades, aprovechando los bajos precios y el diferencial cambiario. Por el contrario, el millón de venezolanos que no ve la canciller, sin negar que en alto porcentaje es gente pobre y sin ninguna preparación, invadió nuestras ciudades y pueblos, y no aportan nada positivo pues se dedican al pordioseo, a la prostitución, a la drogadicción, y a causar inseguridad; son hostigantes y hasta peligrosos en los semáforos cuando por oleadas se abalanzan sobre los carros a limpiar los vidrios. Los nuestros indocumentados no iban allá a enmugrar las ciudades, a dejar sus excrementos en las puertas de las casas como lo estaban haciendo los venecos en el barrio Sevilla de esta urbe, por lo que los valientes habitantes se levantaron airados, ni a tener relaciones sexuales públicamente en la cancha deportiva. Los emigrantes nuestros serían pobres pero decentes y pudorosos. En tercer lugar, uno se pregunta por qué se viene tanta gente indigente a Colombia en donde todo es caro, si allá, ellos, por asistir a las manifestaciones de Maduro les pagan, les garantizan vivienda, gas, luz, comida y pasajes de un lugar a otro. ¿Es que no sirven ni para eso? ¿Qué clase de país es este que no sabe quién entra y quién sale; en cuyas fronteras reinan la incompetencia, el desorden, la abulia y la corrupción oficial; y que tiene de ministra de Relaciones Exteriores a una señora autista y complaciente? La respuesta no la doy yo: la dio desde México hace mucho tiempo Gabriel García Márquez: un país de mierda. orlandoclavijotorrado@yahoo.es 4 de febrero de 2018.

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Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado