miércoles, 28 de julio de 2010

CRONIQUILLA

CENTENARIO DEL NORTE DE SANTANDER-INTERROGANTES
Por Orlando Clavijo Torrado

La barra de defensores públicos a través de su coordinador doctor Ángel Samuel Sierra González y el organizador doctor Camilo Suárez, tuvo a bien invitarme a una disertación sobre el centenario de la creación del departamento. En la sede de la Defensoría Pública, ante la señora defensora regional del pueblo doctora Carmen Ligia Galvis y el selecto grupo de abogados penalistas, en un grato ambiente de camaradería me permití presentar algunas reflexiones que trataré de resumir aquí.
En primer término, debemos gozar la fecha conmemorativa emulando el regocijo de nuestros coterráneos de 1910, muy justificado y explicable en aquel momento pues habían alcanzado un verdadero triunfo, una satisfacción, se habían librado de un karma como era la subordinación de Santander. Con todo, es válido preguntarnos si realmente logramos la total autonomía cuando sentimos y sufrimos que hoy en día continuamos sujetos al visto bueno y la autorización de Bucaramanga en infinidad de cosas como un tratamiento médico, una transacción bancaria, un posgrado universitario, una pensión, un seguro, un reclamo por mal servicio de telefonía móvil, la programación del canal regional – Televisora Regional del Oriente – TRO – en que el Norte de Santander tiene invertido un gran capital. A veces no somos ni siquiera sucursal de nada sino simple oficina para atender por teléfono y dar curso del problema a aquella capital. Y para rematar, ¿también dependientes económicamente de Venezuela? ¡Lo que nos faltaba!
Cuestiono igualmente, como lo hice hace más de una década en esta misma columna, que hasta el nombre de nuestro héroe máximo, Francisco de Paula Santander, se lo apropiaron los vecinos, y a nosotros nos bautizaron con el nombre de un punto geográfico, el Norte, de modo que daría igual llamarnos departamento Norte de Boyacá – en verdad quedamos más al norte de Boyacá que al norte de Santander -, o departamento El Sur del Cesar o departamento Occidente de la República Chavista de Venezuela. En suma, nos arrebataron la identidad política, somos unos perfectos anónimos.
Otro punto esbozado fue el de que así como Colombia es un país de ciudades y de naciones, nosotros, los nortesantandereanos, somos una verdadera nación, nada confundible con los santandereanos, y dentro de nuestro departamento, integrado, como se ha dicho, “por un conjunto de provincias, distintas unas de otras, cada una con su vida propia y unas características culturales, climáticas y topográficas diferentes”, tenemos de hecho tres naciones, a saber, sus provincias de Cúcuta, Ocaña y Pamplona. Cúcuta y Ocaña son un referente histórico nacional dentro de la organización política al albergar las transcendentales convenciones de Villa del Rosario en 1821 y la Gran Convención de Ocaña en 1828.
Igualmente aludí a los mitos, entre ellos si es verdad que somos motilones o sus herederos. Un muestreo por cualquier sitio del departamento arroja que el mestizaje proviene principalmente de la región cundiboyacense. ¿Cómo se acercaba el hombre blanco a una hembra de la etnia motilón-barí? Ni pensar ensayarlo mirando las puntas de sus flechas, sin omitir que actualmente los varones portan pistolas 9 mm. En cuanto al orgullo motilón, no he visto a nadie discutiendo por ser más motilón que otro.
Terminada la charla disfrutamos de melodías nuestras interpretadas con instrumentos de cuerda, guacharaca y unos bichurangos como huevitos rellenos de semillas secas que producen un ruido suave, música que el maestro quiso denominar de Santander del Norte – su ocurrencia nos produjo una sonrisilla - , y a continuación por cuenta de los anfitriones se sirvió un coctel deliciosamente refrigerado.

orlandoclavijot@hotmail.com
Cúcuta, 24 de julio de 2010.

viernes, 16 de julio de 2010

CRONIQUILLA
MEMORIA DEL BARRIO LA MERCED (II)
Orlando Clavijo Torrado
No hace mucho no se hablaba en Cúcuta de comunas sino simplemente de barrios. Las Juntas de Acción Comunal, todavía no politizadas como ahora, se encargaban del embellecimiento y la atención en los servicios públicos, misión que en el barrio La Merced la cumplía su junta a cabalidad, con plena aprobación de todos.
La Merced pertenece actualmente a la Comuna Cinco. Tiene por colindantes los barrios Lleras Restrepo, Sevilla, Juana Rangel de Cuéllar y Pescadero. Se asoma por el Juana Rangel de Cuéllar a la diagonal Santander, y dista del centro de la ciudad no más de diez cuadras. A cuatro cuadras está la Terminal de Transportes Terrestres.
Regresando al pasado digamos que el barrio era pequeño, tal vez de unas diez cuadras; hoy puede llegar a las veinte cuadras. En cuanto a sus antiguos habitantes recordamos a Pedro Fernández y su esposa Romelia Santos; Genoveva viuda de Mora, cuyas hijas cantaban como ángeles; la familia Castro; miembros del clan García Herreros; Luis Felipe Dávila y su esposa Ana – Luis Felipe era periodista; había sido compañero de mi padre en el servicio militar en tiempos en que el Batallón Santander estaba instalado en terrenos en donde funcionó hasta hace poco el mercado Los Cocales -; la familia de Leonardo Latorre, de Lourdes; Saúl Ojeda y su señora Edy; Arturo Mogollón y su esposa Cosmelina; el apreciado pariente Pedro Julio Vila Clavijo y su esposa Gilma Casado; el doctor Luis Enrique Conde Girón – ex magistrado y veterano periodista que escribía con el seudónimo de Buziraco -, y su esposa Ernestina – doña Tina -, directora y dueña del liceo del barrio; Juan Sanabria; la familia Klausen, alemanes, una de cuyas hijas, alta, rubia y de ojos verdes, ganó un concurso justamente por la hermosura de sus ojos y fue modelo de la revista Cromos, el sueño de todas las jóvenes en aquel momento; Gonzalo Moreno y su esposa Josefa; la familia Duarte y la de Crisanto Calixto; Donaldo Molano y su cónyuge Ligia Arteaga; los Ovallos; Celemín Cárdenas; Eustasio Mantilla Yáñez, de Gramalote; el periodista Montegranario Sánchez- director de Sagitario -; el sargento mayor Eduardo Leal Peñaranda – veterano de la guerra de Corea – y su esposa Aracely; Luis Acevedo, el doctor Léntulo Ruiz Carvalho, Miguel Suárez, Jaime Cárdenas y la familia Wilches.
Los señores se ocupaban de cuidar la arboleda y el césped prodigándoles el riego al amanecer. Ningún ladrón o vicioso los amenazaba al permanecer a esa hora por allí. Mi padre, por ejemplo, como un reloj, a las cinco de la mañana asumía esa labor. Únicamente le ocurrió un percance gracioso por estar de madrugador y que le obligó a dejar la faena: cierto día se le apareció una muchacha demente, y al verlo que recorría el jardín buscando con una manguera cuanta mata hubiere para regar, saltó a la mitad del prado, se alzó el vestido y le pidió que le echara agua en “la pecadora”.
Los viejos se visitaban en los antejardines o al pie de las verjas de ladrillo, de poca altura, hablaban de política o se hacían confidencias. Las señoras se esmeraban por llevar casa por casa en el mes de mayo la imagen bien decorada de la Virgen de Fátima y luego de rezar el rosario compartían refrescos y galletas o bizcochos. Los camiones de gaseosa pasaban diariamente dejando las canastas en cada hogar para mitigar los calores soberbios. En fin, honradez y costumbres más sanas no podían existir, ni amistad cordial y entendimiento como aquellos.
Su realidad presente es lastimosa: siendo relativamente central muestra unas calles de horror y los andenes invadidos por talleres de mecánica automotriz; allí pululan los almacenes de repuestos y adornos automovilísticos – o autoperiquitos -, pero a la par de este auge económico campean el desorden, la suciedad y el abandono por parte de la alcaldía y la Policía Nacional.
Puede decirse que el esplendor del barrio La Merced – en términos de paz, solidaridad y demás valores ciudadanos - ya pertenece al pasado.
orlandoclavijot@hotmail.com

Cúcuta, 15 de julio de 2010.

jueves, 8 de julio de 2010

CRONIQUILLA
MEMORIA DEL BARRIO LA MERCED (I)
Orlando Clavijo Torrado

En estos días asistí al funeral de doña Ana Romelia Santos de Fernández, antigua habitante del barrio La Merced por el año 1970 cuando mi padre se radicó allí. Se trataba de una ocasión para acompañar de corazón a queridos amigos y vecinos de antaño, para saludar a otros tantos perdidos en el tiempo y la distancia y para recordar gratos momentos en que los de mi generación éramos padres jóvenes y llegábamos al hogar solariego con el alboroto de los nuevos retoños.
El barrio aún lucía nuevo pues había sido fundado en 1957; algunas casas conservaban la placa del Instituto de Crédito Territorial – ICT- , entidad que las había construido con las técnicas modernas y avanzadas de entonces, confortables y con generosas zonas llamadas antejardín – frente a la entrada – y espacios igualmente exteriores para la ornamentación vegetal en donde daban sombra los almendros, florecían mirtos, exoras, alejandrías, cayenos y rosales, y brindaban sus frutos los guayabos y los limoneros.
A mi padre le costó la casa $ 142.000, asumió la deuda de su vendedor don Josué Niray Cuervo, y remiso a deber, al poco tiempo se cansó de ir al Banco Central Hipotecario a pagar las cuotas mensuales de $ 500, aproximadamente, y decidió cancelar de una sola vez.
Reinaban la armonía, el respeto, las buenas maneras – como saludar cálidamente y pedir un favor con suma decencia -, la disciplina, la pulcritud, la sana alegría y la religiosidad (en un principio se pertenecía a la parroquia de Sevilla y posteriormente se edificó con recaudos de bazares realizados hasta en el parque Santander, la original iglesia, pequeña y modesta, convertida hoy en una bodega y ubicada frente a la sede de una empresa de taxis, y luego, por los años 80, a pocos pasos se levantó el hermoso templo del Santísimo Redentor, regido por la comunidad de los misioneros redentoristas, en donde se brinda especial culto al Señor de los Milagros de Buga).
La unión de los vecinos era ejemplar. Una noche, por ejemplo, un ladrón intentó asaltar alguna residencia; el primero que advirtió al maleante fue don Arturo Mogollón – ex tesorero del departamento -, y ni corto ni perezoso, y como correspondía a un heredero del valiente general Pastor Mogollón, de Herrán, combatiente en la guerra de los Mil Días, quemó un par de tiros de revólver; sonaron de inmediato en el contorno innúmeras armas como en ráfagas, de modo que el bandido tuvo que huir precipitadamente ante la atronadora balacera.
Ya no quedan virtualmente en el barrio familias de aquella época, todas de prestigio y honorabilidad, de trabajo y virtudes patriarcales. La mayoría buscó otros lugares y buena parte de aquellos matrimonios ha fallecido.
(Continuará).

orlandoclavijot@hotmail.com


Cúcuta, 8 de julio de 2010.

sábado, 3 de julio de 2010

CRONIQUILLA
PURO FARISEISMO
Orlando Clavijo Torrado

Con suma hipocresía, algunos le quieren sacar provecho a presuntas revelaciones o descubrimientos suyos, pero en otras situaciones de gravedad guardan silencio. Miremos el mundo falso en que nos movemos. Por ejemplo, se sabe que la actividad proselitista la ejercen las ramas ejecutiva y legislativa del poder público. El artículo 422 del código penal contempla el delito de intervención en política, mas, ¿cuántos funcionarios oficiales son investigados, a cuántos les prueban la falta y resultan condenados? Y pese a que el precepto se refiere a los servidores públicos, por extraña disposición los maestros están excluidos de la restricción; más aun: paradójicamente, mientras los demás burócratas hacen proselitismo por lo general a favor del patrono, los educadores siempre están en su contra; maestro nombrado, maestro enemigo del gobierno.
Ahora, nadie ignora que los gobiernos tienen y contratan espías. La prensa informaba ayer que una red de espías al servicio de Rusia fue desmantelada en Estados Unidos. Entre los agentes había una agraciada vendedora de bienes raíces establecida en Manhattan, Anna Chapman, de 28 años. En reciprocidad Estados Unidos espía a Rusia y a Francia y a cuanto régimen se le antoja, así como Israel espía a todo el Medio Oriente; en últimas, no hay país que no utilice el espionaje en su defensa, como en un juego de yo te espío, tú me espías y todos nos espiamos. Quien niegue esa verdad vive en Babia. Entre nosotros, ello se maneja, repito, con mucha hipocresía. Es lo que ha ocurrido con las interceptaciones telefónicas – en lenguaje indígena colombiano, chuzadas – , una suerte de espionaje. ¿A quién se espía? Naturalmente hay que ir a la fuente o al nido en donde se esté incubando la insurrección, la caída o la campaña de desprestigio del gobierno, llámese Corte Suprema, partidos políticos, prensa, comercio, banca o grupos de cualquier índole. Por supuesto, es deber del gobierno mantenerse y no dejarse tumbar – un primíparo de la facultad de Derecho lo sabe por la clase de Ciencias Políticas - de modo que alborotar como lo hicieron los partidos opositores al presidente Uribe, constituyó una arma habilidosa pero desleal pues sin duda que el día en que ellos llegaran a tomar el mando tendrían también que hacer algunas chuzadas para sostenerse. Lo reprobable, claro está, son los abusos y la utilización, para lucrarse u otro fin avieso, de las atribuciones de que goza la policía política del Estado. Con todo, la población colombiana, sin prestar oídos a la alharaca de las chuzadas, votó mayoritariamente a favor del continuador de la agenda y el ideario de Uribe Vélez, don Juan Manuel Santos Calderón. Claramente, no comió cuento de la oposición.
¡Ah! Pero contra éste también arremetieron furiosamente por aquello que la prensa tituló como “falsos positivos” que, en esencia, en ciertos casos, no era más que un negocio montado por algunos militares para cobrar recompensas u obtener ascensos y hasta permisos por ultimar a jóvenes inocentes, calificados como delincuentes dados de baja en combate. La semana pasada vimos por televisión en vivo y en directo cómo un guardia estadounidense baleaba a un muchacho mejicano de 14 años, puesto de rodillas; el informe expresó que estaban enfrentando a contrabandistas que atacaron al oficial. Aquí cerca, en la vecina Venezuela, hace ocho meses murieron asesinados, que se conozca, doce humildes colombianos que fueron a rebuscarse vendiendo confites y otras fruslerías. Esta masacre aún permanece en el misterio y sin responsables conocidos, pero a las víctimas sí les cargaron la acusación ladina de que eran paramilitares que presuntamente se proponían matar al presidente Chávez. De esos “falsos positivos” la oposición colombiana no dijo esta boca es mía.
En fin, para no alargar el asunto, es hora de sincerarnos y de dejar tanto fariseísmo.

orlandoclavijot@hotmail.com
Cúcuta, 2 de julio de 2010.

Datos personales

Mi foto
Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado