viernes, 18 de enero de 2013

CRONIQUILLA MACARRÓN SE CONFIESA Orlando Clavijo Torrado Esta anécdota hace parte de la historia de uno de nuestros pueblos nortesantandereanos. Quienes la refieren juran por esta (hacen una cruz con los dedos) que es absolutamente cierta. Sin más preámbulos digamos que en aquel pueblo de la provincia de Pamplona existió no hace mucho tiempo un tal Juan, a quien llamaban Macarrón. Macarrón era bobarrón, regordete y de baja estatura. Pero lo de bobarrón no le impedía ser sacristán de la parroquia San Juan Nepomuceno. Es justo reconocer que cumplía satisfactoriamente sus funciones, a tiempo y con esmero, ya se tratara de tocar las campanas, de fabricar las hostias, de asear el templo, de preparar los ornamentos, prender los cirios, o cualquier otro menester del altar. Aunque cuando se ocupaba de revisar el vino de consagrar no dejaba de meterse su medio vaso. ¡Ah!, pero se comentaba que también le metía la mano, y duro, a las generosas limosnas de los fieles. Verdadera o falsa la sospecha del robo continuado, la bien provista tienda que montó luego de retirarse tras una década de sacristán sí era verdadera, a los ojos de todo el mundo. Juan salía al paso de los rumores afirmando que había ahorrado mucho tiempo su escaso sueldo al servicio del párroco. Su explicación no convencía a la gente: “Oiga – decían – , pero Macarrón resultó con más plata que don Luis Flórez o los Montañéz, que sí la tienen y a montones”. Y se comprobó que no era tan pendejo como lo creían. Pasados pocos años Macarrón puso su mirada en la viuda Celia, madre de un solo hijo. Estaban en edad justa para casarse. ¿Qué clase de matrimonio esperaba el vecindario de Macarrón? Naturalmente, humilde, sin aspavientos, incógnito, desapercibido como la de cualquier tendero. ¡Pues no fue así! Macarrón se fajó. Nadie, ni los más potentados, había contratado una orquesta de fama para un acontecimiento semejante, ni había adornado la iglesia con tanta suntuosidad, ni había ofrecido un banquete con estirados meseros. Macarrón se vistió de frac y la novia lució un esplendoroso vestido blanco. En fin, que hoy en día aún en el pueblo se comenta aquella lujosa boda y se asegura que ninguno la ha superado. Sin embargo, a Macarrón, que se mostraba generalmente cuerdo, a veces le afloraba la bobería. Ocurrió que al día siguiente del casorio fue a buscar al sacerdote para confesarse. - Padre – anunció el buen hombre – vengo a confesarme de algo muy grave. - Pero hijo, de qué se viene a confesar si hace poco lo hizo y no veo en qué falta tan grave haya podido incurrir en tan breve tiempo – le respondió el cura. - Es que esto no me deja dormir, padre. Le insistió tanto que el párroco debió aceptarle que le soltara la monstruosidad cuyo peso lo desvelaba. - Padre – dijo el penitente avergonzado - : descubrí que Celia, mi mujer, no es virgen; ese es el pecado que venía a confesarle. El levita, un joven recto y celoso en su ministerio pero también dado a mamar gallo, no pudo contener la risa, y ya serenado salió del confesionario, puso sus manos en los hombros del candoroso feligrés y le habló en el tono más amable: -Juan: todo el mundo sabe que Celia fue casada, tuvo un hijo y enviudó. Por lo tanto, no puede ser señorita. Usted no ha cometido ningún pecado. ¡Ay, Juan, me abruma su ingenuidad! No pensé que usted fuera tan caído del zarzo. O como dicen en Cúcuta, que usted fuera tan toche. Váyase tranquilo a su casa y no siga pensando güebonadas. orlandoclavijotorrad.blogspot. com Cúcuta, 17 de enero de 2013.

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CERCA DE LAS ESTRELLAS

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50 años del Diario La Opinión

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cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

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Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

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Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

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NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

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COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

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COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

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Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

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29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

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Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado