CRONIQUILLA
ANDRÉS LEONARDO YA ES ESCOLAR
Orlando Clavijo Torrado
La velocidad domina esta era. Y los niños, más aún, los bebés, son víctimas del agite, del corre-corre, de la falta de tiempo, de la necesidad de trabajar de los padres, y, al final, de la violación de sus derechos .
¿Díganme si no es una violación al derecho a dormir en la cuna y a su tranquilidad, a su derecho a una vida de no hacer nada sino a tomar tetero y jugar, y a gozar de cómoda temperatura, entre otros derechos consagrados por la Carta de las Naciones Unidas, el sacar al muchachito de la cama tambaleando de sueño a las cinco de la mañana, meterlo en la tina o bajo la ducha, soltarle la llave y acribillarlo con manotadas de agua, aunque sea tibia, tormento contra el cual la criatura no tiene otra defensa que temblar y berrear ? ¡Y, con todo, se nos llena la boca hablando de los derechos humanos de los niños!
Bien: pues este exordio se endereza a contar que mi sobrino -nieto Andrés Leonardo Quintero Villamizar Afanador Clavijo, que no ha cumplido los tres años, ingresó al jardin infantil hace unas semanas, con todos los arreos propios de un estudiante: uniforme, maletin y lonchera. Esto no tiene nada de extraordinario, sino lo que sucedió a los pocos días. A su regreso del plantel he "dialogado" con él: "¿En dónde estabas?", le pregunto, y él me responde: "A tutando", que significa "estudiando". "¿ En qué grado vas?", "Tomyeyi", que traduce Tom y Jerry, los muñequitos de la Tv que le fascinan. "¿Te gusta el colegio?" y me contesta con una retahila en que según la intérprete me está contando que el papá lo llevó a los juegos mecánicos, montó en los animalitos, los aviones y los carros, y se comió un helado.
Mi hermana Nora me dio la noticia estos días de que su nieto ya recibió su bautizo como estudiante, del que hasta el momento nadie, que se sepa, se ha salvado, no importa que se trate de una escuela pública o privada, de un colegio oficial o de cualquier categoría, incluido el plantel más exclusivo. Proclamó con gran teatro mi hermana: "Ahora sí se puede decir que Andrés Leonardo es escolar: ¡le prendieron los piojos!" "¿El animal que camina en la cabeza?", repliqué. "¡El mismo!".
Por eso el niño luce rapada por estos días su blanca cabecita, eficaz método de ver y controlar los bichos con que lo inauguraron sus compañeritos.
orlandoclavijot@hotmail.com
martes, 17 de marzo de 2009
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- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
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