CRONIQUILLA
UN CABALLERO DE LA EDUCACIÓN
Orlando Clavijo Torrado
Cuando llegó al consultorio médico este ex profesor del Inem- del que es cofundador - , así como de las universidades Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar y del Instituto Nacional de Comercio, reconoció inmediatamente a su antiguo discípulo. “¿Qué se le ofrece?”, le dijo el galeno sin mirarlo.
Nuestro héroe correspondía a aquella casta de docentes que no aspiraba a ganarse solamente el sueldo y que tomando a pecho su responsabilidad de formar, les exigía alto rendimiento a sus alumnos. Su palabra preferida, dicha en tono jocoso y paternal era “bellacos”. “Bellacos, investiguen, bellacos, profundicen, la vida no es fácil si no estudian, bellacos”. De su natal Condoto, en el Chocó, viajó a Bogotá a estudiar Ciencias Sociales y Filosofía en la Universidad Nacional; de la capital marchó recién graduado a Neiva, de ésta al Líbano, Tolima, y de allí, hace 41 años, a Cúcuta. Aquí estudió Derecho en la universidad Libre, se especializó en Derecho Laboral y Comercial y adelantó una maestría en la universidad Santo Tomás. Es un nortesantandereano de fibra, aunque mantiene los vínculos con sus ancestros a través de la Asociación de Negritudes, de la cual es su tesorero. Su amor por la enseñanza no se extingue. Incluso hoy, ya pensionado, tiene un alumno de 85 años, su suegro, al que le explaya los temas que le apasionan a éste, historia y geografía.
“Vengo a control general”, respondió el paciente. “Desvístase, quédese en calzoncillos y acuéstese en la camilla”, le ordenó el facultativo. El veterano maestro no salía del asombro por el trato tan displicente de su recordado discípulo, pero le obedeció sumisamente. Estando allí extendido, como un Cristo, el médico se le acercó y con toda la saña y una carcajada sonora le fue soltando: “Así era que te quería ver, bellaco; tú me jodiste mucho en el colegio, y ahora me llegó el turno de vengarme”. Al momento Ulises Díaz se dio cuenta de la broma que le estaba jugando su alumno otrora y comprendió la supuesta indiferencia.
En sus tiempos de izquierdoso y luego fogoso liberal, era descreído, pero ya, para contento de la familia, Ulises es católico, reza el rosario que le enseñó Marina, y de mis anécdotas lo hace totear de la risa aquella relacionada con mi forma de orar, porque una vez que fui a contemplar el pesebre de la iglesia de San Antonio, de casualidad cargaba una navaja automática y al ver a unos individuos de mala ralea, mi oración se mezclaba con las malas intenciones: Padre nuestro … ¡ojo, peligro! …. que estás en los cielos ….. si se me acercan yo les chuzo las tripas a estos hijos de …. santificado sea tu nombre….
Por supuesto que estas anécdotas, amables lectores, se ajustan a su carácter, propicio tanto a tratar temas de gran alcance como a permitirse gracejos, los suyos y los que le atribuye a otros, que celebra a carcajada batiente, como signos de un alma noble y una brillante inteligencia – se ha dicho que por lo general el sentido del humor está en sentido proporcional a la inteligencia – .
Hoy este filósofo, abogado, escritor e historiador - títulos que no lo envanecen -, de elevada estatura y elegante porte, de voz potente y conceptos bien concebidos y sustentados, gracias a Dios goza de magnífica salud, luego de superar un terrible momento.
La ciudad y el departamento le deben inmensa gratitud pues son miles los muchachos a los que infundió valores fundamentales y comunicó conocimientos. Quiso moldear ciudadanos de bien y cultos y a fe que lo logró, como se demuestra con tantos ex alumnos que lo saludan con aprecio y reconocimiento por dondequiera que va.
Quede esta deshilvanada semblanza de Ulises Diaz Moreno, pletórica de sinceridad y cordialidad, como un mínimo tributo de los muchos y grandes que se merece.
orlandoclavijotorrado.blogspot.com
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Cúcuta, 16 de marzo de 2011.
miércoles, 16 de marzo de 2011
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- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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