PARA EL INFORMADOR, DE OCAÑA
UN HOTEL CINCO ESTRELLAS
I Parte
Por Orlando Clavijo
Torrado
El sábado 15 de julio de este maravilloso año de 2017, en las horas de
la
tarde, tuve la oportunidad de visitar en Ábrego una institución de la
que tenía noticias, pero no un conocimiento cierto. Trina Navarro, de 95 años,
la última de una raza de longevos, tía abuela de
mis primos, era nuestro principal
objetivo. Ella, todavía lúcida y con fuerzas, reside en el asilo de ancianos.
Íbamos una alegre
“patota”: mis apreciados primos
Uriel y Jenny Peñaranda Torrado, Astrid Vergel,
esposa de Uriel, Martha Flórez, mi cuñada, mi esposa Myriam, y yo. Todo corrió
por cuenta de Uriel, que ya antes nos había
invitado en Ocaña
a almorzar en
el restaurante “Los
recuerdos de Anascanio”, famoso
sitio ahora restaurado y al que no había vuelto desde mis lejanos años
de juez promiscuo
del circuito de
Ocaña, cuando ésta
era cabecera de distrito judicial y tenía Tribunal Superior.
El asilo es central, ubicado a pocas cuadras del parque Bolívar. En el
corredor principal lucen los retratos al óleo de los fundadores por los
años 70 del siglo pasado, entre ellos el de monseñor Leonel Pineda Guerrero, en
ese tiempo rozagante y en la flor de la edad.
El hospicio está dirigido y servido por tres frailes de una poco
conocida
comunidad religiosa, que visten un hábito semejante al de los
franciscanos. Son tres jóvenes de aspecto humilde, de pronto campesinos, que
disponen para su vivienda y descanso de un pequeño apartamento, separado de la
casona, bien dotado, en compensación, pienso yo, al trabajo duro que
desarrollan pues sus obligaciones van desde conseguir recursos, comprar o pedir
y acarrear los víveres, hasta los menesteres de la cocina, el comedor, la huerta, los servicios, el aseo de
las instalaciones y muebles – todo muy pulcro, organizado y digno - y,
principalmente, la atención de la salud
espiritual y corporal de los abuelos, con amor y humanidad.
La casa es amplia, de corredores, alcobas y salones confortables,
plantas
y flores por doquier, casi un hotel cinco estrellas, en donde se respira
una
placidez que invita al relax. Mejor no pueden estar allí los
abuelos.
orlandoclavijotorrado@yahoo.es
…
27 de julio de 2017.
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