martes, 13 de diciembre de 2011

PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA”

TRADICIONES NAVIDEÑAS
Orlando Clavijo Torrado

En el Desfile de los Genitores se muestra un cuadro que recoge una antigua representación propia del 6 de enero: la caza o danza del tigre.
Afortunadamente, también localidades como Río de Oro, Teorama y Otaré - corregimiento de Ocaña - , se han encargado de que no se borre de la memoria colectiva un pasaje tan bello y festivo, mientras que en pueblos en donde por mucho tiempo se celebró, ahora sólo es recuerdo de viejos y cierta sorpresa de los jóvenes que ni se inmutan ante el pasado glorioso. El pueblo que olvida su acervo irremediablemente se torna mediocre, se rutiniza y cae en la ordinariez, ya que tradiciones como la que mencionamos están cargadas de un sentido no solo emotivo sino espiritual y cultural.
Otra representación que tenía lugar el día de la Epifanía era la llegada de los Reyes Magos. Tres jóvenes ataviados con rutilantes coronas y trajes, montados en corceles imponentes y nerviosos, hacían varias estaciones para buscar al Niño Dios. Mientras tanto se cumplía la matanza de los santos inocentes por orden de Herodes. Para figurar la horrible escena se ponían en el centro de la plaza figuras cubiertas de lienzos simulando infantes en la cuna, y debajo había las vejigas de res llenas de tinta roja. El verdugo arribaba allí y descargaba mandobles con un machete hasta hacer estallar las vejigas: la “sangre” corría ante el espanto y repudio de las gentes, pero no transcurría mucho tiempo hasta el suceso de la aparición de los Reyes Magos, rebosantes de felicidad, con el Niño Dios en los brazos. Para Niño Jesús tomaban prestado un niño de verdad, recién nacido, sonrosado, llorón y pataleador. Los aplausos, la pólvora, la banda municipal y las campanas del templo pregonaban el júbilo por la salvación del Salvador del Mundo. Luego los monarcas, hincados de rodillas, le rendían un tributo de adoración.
Pero volvamos a la caza del tigre. Ello resultaba de una leyenda que contaba de un soberbio ejemplar de la familia de los félidos que a sus anchas andaba por los campos devorando cabritos, terneros, cerdos, aves de corral, y hasta vacas, de modo que las haciendas sufrían inmenso deterioro económico por su culpa. Entonces decidieron tanto citadinos como labriegos irse a rastrear al temible depredador. Para la escena, un individuo se disfraza de tigre; le colocan en la mitad del parque un árbol de poca altura en donde se trepa luego de cometer sus fechorías. Otros se disfrazan de cazadores que lo buscan en donde no se encuentra, hacen tiros al aire con escopetas, y están a punto de prenderlo cuando se les escapa. El malvado carepintado aprovecha para bajar del árbol el momento en que los cazadores no están por el contorno o se hacen los de la vista gorda o miran para otro lado como ciertos funcionarios que permiten los asaltos al erario; baja del árbol, digo, ruge y amedrenta a cuanto ser viviente se le cruza, con predilección por las mujeres. Suenan los disparos; los espectadores exclaman: ¡lo mataron!, pero el condenillo reaparece en otra parte, y así continúa la función por un buen rato para que el público goce del suspenso y de las miquerías de la fiera y sus perseguidores. Al fin, reposando en el arbusto, después de haberse engullido unas cuantas incautas ovejas y decenas de gallinas cluecas, lo pillan, y ¡zaz!,ahí va el tiro que lo derriba. El animal cae con teatralidad, da brincos en el suelo, se contorsiona, le hace muecas a todo el mundo, y por supuesto a los cazadores, y finalmente estira la pata con grandes payasadas. Los cazadores se acercan cautelosos, comprueban que en realidad colgó las garras, y lo arrastran y lo muestran orgullosos como un valioso trofeo. Ahí termina el sabroso espectáculo.
No sé si la caza del tigre tiene acogida en otros sitios de Colombia, mas es cierto que era usanza alegre muy cultivada en los pueblos de la provincia de Ocaña, de pronto ya olvidada en la mayoría, pero rescatada, repito, año tras año en los lugares citados arriba y en las comparsas del Desfile de los Genitores de todos los fines de diciembre en Ocaña. Sin duda que el esfuerzo de los organizadores y participantes de esos esparcimientos merecen un respaldo absoluto y una ferviente voz de ánimo para que no desistan jamás en el empeño de conservar nuestras más genuinas tradiciones.

orlandoclavijotorrado.blogspot.com

12 de diciembre de 2011.

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CERCA DE LAS ESTRELLAS

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50 años del Diario La Opinión

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Museo Antón García de Bonilla

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Museo Antón García de Bonilla

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Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

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CERCA DE LAS ESTRELLAS

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Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

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LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

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29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

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Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado