domingo, 16 de septiembre de 2012
CRONIQUILLA
¿QUÉ LES DIRÁ A LOS DOLIENTES?
Orlando Clavijo Torrado
Se puede dar por hecho el acuerdo de paz del gobierno con las Farc. Ningún empeño del gran político que es Juan Manuel Santos se ha frustrado. ¡Nos acordaremos de este vaticinio!
Sin embargo, parece que para el gobierno no cuenta el clamor de los parientes de los secuestrados que en las madrugadas, por las dos principales cadenas radiales del país, nos hace estremecer. Quizá los negociadores del gobierno no oyen la radio después de las doce de la noche. No oyen a los padres, las madres, las esposas y los hermanos de los secuestrados llorando y suplicando una prueba de supervivencia.
Naturalmente que todos queremos la paz, pero paz con justicia y verdad; entiéndase bien que no se trata de venganzas. Es innegable que los paramilitares fueron tratados con suma benignidad y apenas a los que se acogieron a la ley escrita a su medida se les impuso una pena de ocho años de prisión, pero al menos han confesado sus fechorías, han señalado fosas y mostrado arrepentimiento. Sin embargo, de la guerrilla, al único que hemos oído disculparse es Antonio Navarro Wolf, del antiguo y desmovilizado M – 19, pero de los demás grupos, a ninguno, comenzando porque no reconocen ningún delito.
No hace mucho tiempo, una señorita de 19 años, de un municipio de Arauca, que terminaba su bachillerato, se presentó a la Registraduría Nacional del Estado Civil en solicitud de un puesto de supernumeraria para unas elecciones. Era una niña de una familia muy pobre; con lo que ganara en esos dos meses se proponía pagar la matrícula universitaria y ayudar a sus padres en los gastos domésticos. Le dieron el nombramiento y de inmediato en la mañana de aquel día fatídico se trasladó al poblado asignado. Tan pronto llegó, la reportó a algún comando de la guerrilla el presidente de la junta de acción comunal. Dos individuos, un hombre y una mujer, la abordaron y le notificaron que no podía cumplir su misión, que consistía en hacer un censo de los ciudadanos registrados para votar. Durante un largo rato ella no entendió bien por qué la seguían. Cuando comprendió el peligro, se sentó en una choza a donde la llevaron y en su agenda escribió a sus padres, a su hermano y a sus sobrinos despidiéndose y pidiéndoles perdón por si en algún momento los había ofendido. Aproximadamente a las tres horas de haber llegado, la pareja de guerrilleros le dijo que la iban a sacar a las afueras del pueblo para que tomara un autobús de regreso. Ella marchó adelante y a poco de caminar por la carretera le dispararon a sangre fría por la espalda. Les confieso a mis lectores que la lectura de este expediente me hizo aguar los ojos. No sé hasta donde llegó la investigación y si hubo cumplida justicia. Otro caso de iniquidad fue la de aquel muchacho humilde, que se ganaba la vida de vendedor en el campo, a quien asesinaron cerca de Puerto Santander. ¿La razón de su muerte? Por haberle ganado un juego de billar a otro joven y haberse defendido de éste que no aceptó la derrota y lo acometió a puñetazos pero se llevó una respuesta contundente. No sospechó que su contendor era un guerrillero, quien le anunció que volvería y el otro, ingenuo, le contestó que lo esperaba. Efectivamente el subversivo apareció a la semana siguiente con tres sujetos más. Lo acorralaron y entre los cuatro lo acribillaron y lo tiraron a un caño. La víctima, hijo de un primo, tenía en su bolsillo una tarjeta de presentación mía de abogado. Tuvimos que ir a reconocer su cadáver a la morgue.
¿Qué les dirá el presidente Santos a los dolientes de estos mártires?
Aunque surja el perdón y el tiempo haya borrado un tanto el dolor de estos crímenes, aquello que gaseosamente se llama la sociedad civil reclama que primero haya justicia y luego paz. De lo contrario, el presidente Santos no pasará justamente a la historia, cual él lo pretende, como el presidente de la paz.
orlandoclavijotorrado.blogspot. com
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15 de septiembre de 2012.
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- Orlando Clavijo Torrado -
- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
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