domingo, 8 de enero de 2012

CRONIQUILLA
UN TEMA DISPARADO
Orlando Clavijo Torrado

Hace pocos meses escribí para una revista empresarial un artículo que titulé “¿Quién mató a Campo Elías?” Se refiere a la narración que le oí a mi abuelo Ramón Torrado Vergel sobre un hecho ocurrido en Ábrego a la medianoche de un 31 de diciembre por los años 20 del siglo pasado. Campo Elías Quintero amaba al aguardiente más que a su mujer o al trabajo. Aquel diciembre empezó la borrachera temprano de modo que el 31 andaba en una juma faraónica, pero ello no le impidió situarse en el atrio de la iglesia de Santa Bárbara a presenciar las piruetas y payasadas de los disfrazados, la vaca de candela, la música y la pólvora que alegraban la solemnidad. De repente sus hermanas vieron que el hombre se desplomó; “de la pea” pensaron ellas. Y procedieron a llevarlo a su hogar, a acostarlo cuidadosamente y dejarlo allí impasible mientras ellas regresaban a continuar disfrutando de los festejos. Sin embargo, Felipe Carvajalino, su amigo del alma y de bebezón, al no encontrarlo en el parque fue a buscarlo a su casa; allí lo encontró muy quieto, cubierto por una sábana blanca, en la que observó una mancha de sangre. Se detuvo entonces a examinar el cuerpo de su compinche y le detectó un pequeño orificio en el ombligo. Lo llamó, lo sacudió y ¡nada! Su amigo estaba muerto. En Ábrego era costumbre recibir el Año Nuevo a punta de bala. Quien tuviera un Smith & Wesson o un Remington debía hacerlo tronar a las doce en punto de la noche. Campo Elías no fue el único que pereció por un proyectil errátil; a veces también se aprovechaba el tiroteo colectivo confundido con los fuegos pirotécnicos para sacar de este mundo a un enemigo. Empero, esta costumbre no regía sólo en Ábrego sino en la mayoría de nuestras poblaciones.
A propósito del tema de moda sobre los disparos al aire en esta temporada de fin de un año y comienzo de otro, con las lamentables consecuencias de chiquillos y adultos muertos o heridos, recuerdo haber leído en el valioso libro de cinco tomos “Cincuenta años de vida nortesantandereana” de don Guillermo Solano Benítez, que la llegada de un personaje, en especial político, al aeropuerto de Cúcuta, era celebrado por sus copartidarios a plomo “ventiao”, hasta que un gobernador prohibió semejantes muestras de cariño debido a que unos caballeros bogotanos que viajaban con un líder en el mismo vuelo, se asustaron tanto que corrieron a refugiarse. El gobernador expuso en el decreto que comportamientos tales nos dejaban como un pueblo de salvajes.
Pero, compadre, es que así somos y hemos sido. ¿O díganme cuáles fueron nuestros primeros juguetes sino pistolas? ¿Y cuáles son los juguetes preferidos en el momento por los niños sino los muñecos, tanques y carros transformers que están dotados de espadas y misiles? Propónganle a un muchachito en el Xbox un juego simplemente de armar un castillo o saltar obstáculos y cuéntenme si le gusta. No. Protesta. Ellos solos se dan las mañas para conseguir Cds de historias truculentas en donde hay que poner bombas, engañar, robar, aplastar ancianas, e incluso entrar a un putiadero con las opciones de contemplar a la stripticera empelotarse o abusar de ella o asesinarla.
Inducir una cultura diferente será una tarea colosal, de borrar paradigmas y perseverar por largo tiempo en la reeducación.
Por algo hay que empezar. Está bien, en consecuencia, comenzar por sancionar a los que gustan de apretar el gatillo apuntando al infinito, así porque sí, de pura alegría, como dicen los jóvenes de hoy.

orlandoclavijotorrado.blogspot.com
--------------------------------------------------------------------------------------------------------
Cúcuta, 6 de enero de 2012.

No hay comentarios:

Datos personales

Mi foto
Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
PORTADA

50 años del Diario La Opinión

50 años del Diario La Opinión
cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

Museo Antón García de Bonilla
Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

EN EL AGUA DE LA VIRGEN
Orlando Clavijo Torrado, sus hijos, nietos y primos.

CERCA DE LAS ESTRELLAS

CERCA DE LAS ESTRELLAS
CONTRAPORTADA

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila

NI TAN CERCA DE LAS ESTRELLAS - Gustavo Gómez Ardila
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

MONOGRAFIA DE BUCARASICA  - Olger García Velásquez
COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007
Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"
29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

En la Academia de Historia de Norte de Santander
Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado