PARA EL SEMANARIO “LA PROVINCIA DE OCAÑA”
NUEVOS MANDATARIOS
Orlando Clavijo Torrado
En la cuadra de la casa de mi hermana menor en donde fui a recibir el nacimiento del nuevo año, por poco no permiten quemar el Año Viejo pues una señora se sentó en la silla en donde reposaba el muñeco alegando que estaba muy cerca de su hogar; a la fémina no le importó impregnar su vestido de gasolina. Justamente en ese momento el joven artífice del Año Viejo acababa de derramar gasolina sobre la silla y el muñeco, y en broma, al ver a la histérica mujer sentada, hizo el ademán de echarle el combustible en la cabeza. ¡Ahí fue Troya! De la casa de la susodicha vieja salió enfurecida una manada dispuesta a atacar al muchacho. Una chica linda y elegante fue la primera que se le acercó y a escasos centímetros de su cara lo increpó, desafiante. Por fortuna el mancebo, a tan solo dos minutos de las doce de la noche, superó la situación retirando el muñeco a unos pasos de donde le reclamaban. De no haber sido tolerante y complaciente, el 2012 habría comenzado allí con una batalla campal. Y es de celebrar su gesto pues me comentaban que el tipo ese día estaba muy festivo y animador, contrario a otras ocasiones en que es arrevolverado y peleón. El Año Viejo del cuento encarnaba a un borracho.
En Cúcuta, la pésima gestión de doña María Eugenia Riascos provocó que la gente quisiera borrarla del recuerdo y con inmensa satisfacción les prendieron candela a varios maniquíes que la representaban fielmente, con su piel negra y su cabello ensortijado. De ese modo manifestaban la repulsa y la desilusión porque esta dama hubiera ocupado la alcaldía de la capital departamental. En algunas calles aparecieron carteles diciéndole “gracias por nada”.
Ha sido tradición que el Año Viejo recoja las frustraciones populares, o los acontecimientos graciosos del año que termina. Hugo Chávez, Tirofijo, Mono Jojoy, Sadan Hussein, entre otras figuras consideradas de mal agüero, fueron por mucho tiempo Años Viejos. En algunos pueblos el Año Viejo deja un testamento, oportunidad para ridiculizar a un personaje. Dentro de ese esquema, un individuo disfrazado de abogado o notario, con sombrero de alta copa y pantalón de rayas, lee en plena calle con voz burlesca las recomendaciones y última voluntad del agonizante en coplas como estas: “A don Goyo Malaver/ hermano de Pacho y Güicho/ que se deje de vender/puro pescado picho”. El público aplaude y ríe con gana, mientras el aludido o refunfuña o se une también a la guachafita. Luego el cortejo pasa frente a la residencia de otra “víctima” y el vocero del Año Viejo suelta otra copla mordaz.
Ojalá que los nuevos gobernantes cuya administración empezó este primero de enero del año del Señor de 2012 obtengan la aprobación de todos sus electores tanto al final del año como al término de sus mandatos, y que sus compromisos no se conviertan en pavesas como quedan convertidos los pobres Años Viejos rellenos de paja, trapos y pólvora de estruendo.
orlandoclavijotorrado.blogspot.com
2 de enero de 2012
lunes, 2 de enero de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Datos personales
- Orlando Clavijo Torrado -
- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
- Casa-Museo General Francisco de Paula Santander - Villa del Rosario
No hay comentarios:
Publicar un comentario