PARA EL SEMANARIO "LA PROVINCIA DE OCAÑA"
EL VÍA CRUCIS DE CHÁVEZ
Orlando Clavijo Torrado
Todos vimos el Jueves Santo a un presidente Hugo Chávez, a punto de llorar, al pie de la imagen de Jesús Nazareno en una parroquia de su natal Barinas pidiendo que la corona de espinas recayera sobre su cabeza, sin importar la sangre que tuviera que verter, y que el Crucificado le endosara todos sus dolores, pero que no se lo llevara pronto pues tenía muchas metas por cumplir en favor del pueblo venezolano. Decían las noticias que el comandante marxista se había confesado. Días antes este hombre desafiante y todopoderoso reveló que Jesús al oído le había aconsejado que no hablara más de muerte sino de vida. Recuérdese que por muchos años Chávez salió a gritar para que las muchedumbres repitieran: ¡Patria socialista, revolución o muerte!, lema que desde que le apareció la grave dolencia cambió por ¡Patria socialista o revolución! simplemente.
¿Qué pasó con el Chávez que insultó al papa, al cardenal primado, a toda la clerecía venezolana y al catolicismo, amenazó con cerrar templos, crear una religión revolucionaria bolivariana - para lo cual ya contaba con algunos curas renegados - y se burló del mismo Jesucristo?
Bien: como Dios no quiere que el pecador perezca sino que se arrepienta y viva, y ante los negros presagios que se ciernen sobre el pintoresco personaje, debería rectificar tantos desaciertos y atropellos cometidos durante doce años. Por ejemplo, cuando no hace sino persignarse e invocar a Nuestro Señor y a la Virgen Santísima ante todo el mundo y ante su mismo padre político Fidel Castro, conocido por su ateísmo, realizaría lo mejor si ordenara retirar de las escuelas y colegios las cartillas en donde enseñan que Dios no existe sino el padre proveedor y jefe amado Hugo Chávez, y prohibir el adoctrinamiento con ejercicios como pedirles a los pequeños estudiantes que miren qué hay sobre el pupitre - el que los profesores han despojado de todo - , cierren los ojos y los abran cuando sobre el pupitre les han puesto libros, cuadernos, lápices, panes y leche, diciéndoles que el dios Hugo Chávez puso todo aquello, y que todos lo alaben y lo veneren. En una palabra, revindicar a la niñez y a la juventud, que no han recibido otras enseñanzas que de irreligiosidad, de odio contra los Estados Unidos como causante de todas las desventuras, y contra los opositores, de lucha de clases, y de falso patriotismo - en las clases de historia y geografía se desprecian a los héroes colombianos y se tergiversan los linderos fronterizos -.
Ahora que lo vemos tan contrito, humilde como cualquier ser humano herido por una enfermedad mortal, lejos de su arrogancia de otros tiempos, descontrolado, acobardado y verdaderamente aterrorizado ante la inminencia de su final terrenal, le creeríamos que su acercamiento al credo en que nació, creció y fue educado, es verdadero y no pantallazos si diera muestras inequívocas de arrepentimiento, oportunamente, pues de no hacerlo ya no dejaría sino una impronta de dolor, división, resentimiento, engaños y frustraciones para sus compatriotas, un nefasto recuerdo.
Esperamos, además de su recuperación - pues como cristianos no podemos regocijarnos por sus padecimientos - que prometa que si Dios le diera una nueva oportunidad sobre la tierra, comenzaría de nuevo guardando absoluto respeto al periodismo, a la libre empresa, a la democracia y a la separación de los poderes públicos, y sin persecuciones contra nadie, por ningún motivo, ni religioso, político, económico o social.
orlandoclavijotorrado.blogspot.com
6 de abril de 2012.
viernes, 13 de abril de 2012
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- Cúcuta, Norte de Santander, Colombia
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