lunes, 6 de julio de 2009

CRONIQUILLA
EL ALMOTACÉN Y LOS DICTADORES
Orlando Clavijo Torrado
Mientras ordenaba los apuntes para escribir esta Croniquilla sobre una rara palabreja, Miguel Zelaya era relevado del cargo de presidente de Honduras por delinquir. Había sido la última conquista del teniente coronel Hugo Chávez para su costal socialista. Por eso anda desesperado, para arriba y para abajo, en un avión de sus fuerzas armadas, con los alumnos que abandonaron la obligación de servir a sus pueblos, y a los que manipula – Daniel Ortega de Nicaragua, Rafael Correa del Ecuador, Evo Morales de Bolivia, Christina Christner de Argentina, y el idiota útil José Miguel Insulza de la OEA -, procurando reinstalar a su muñeco en Honduras, mientras los gobiernos presuntamente serios le hacen el juego a estos maniáticos y se niegan a reconocer, bajo el pretexto de respeto a la voluntad del pueblo y a la legalidad, que no hubo golpe de estado sino un proceso de sucesión presidencial por felonías del titular, y que Zelaya estaba desconociendo los demás poderes, de ahí que en una determinación ejemplar para el mundo, la Corte Suprema y varios juzgados le abrieron los procesos penales que correspondían, el Congreso, de su mismo partido, lo destituyó, y el Ejército le hizo el favor de sacarlo del país en lugar de conducirlo a la cárcel que lo esperaba.
¡Bien por la Fiscalía General, imparcial, la Procuraduría, vertical, la Corte Suprema, erguida, el Congreso, soberano e insobornable, y la Iglesia católica, a la altura de su deber moral, que obraron en un legítimo acto de defensa de la soberanía, la Constitución y las leyes y no se dejaron manosear ni intimidar, como ha ocurrido en los países de los cuatro dictadores con esas mismas instituciones! ¡Qué pueblo el hondureño tan valiente y digno, bien regido y bien representado por aquéllos, igualmente dignos y valientes! En Ecuador han depuesto a dos presidentes por conductas inapropiadas: a uno por orinarse delante de las damas en una fiesta privada y a otro, Jaime Abdalá Bucaram Ortiz, tan destornillado, patán y bufón como Chávez, por “incapacidad mental”. A Fernando Collor de Melo lo destituyeron en el Brasil por la gran corrupción que introdujo. ¿Quién se metió en esas decisiones? ¡Nadie!
Pero el tema central escogido era otro. Fue en Pamplona en donde oí por primera vez la palabra almotacén, pero mal dicha, almostacén. Con esta palabra la gente se refiere, sin más, a la plaza de mercado o a una cooperativa.
Este voquible nos viene del árabe, que nos legó, según don Juan Valera, unas mil quinientas palabras, para mi gusto, de sonido suave y agradable. Provienen del cadencioso idioma nombres propios geográficos como Alcántara, Guadalquivir, Alhambra y Guadalajara. De esa fuente son también alcalde, algazara, alfombra, alfanje, ajedrez, café, gacela, talismán, azul, alacrán, almanaque, cifra, dibujo, elíxir, alfarero, aceite y naranja.
Pues bien: debí repasar los orígenes de nuestra lengua al leer la siguiente información en la página judicial de La Opinión: “Pamplona. Una riña recíproca, que tuvo como carburante el alcohol, dejó como saldo un vendedor ambulante muerto, en el populoso sector de La Amostacén de Pamplona”. Y el cuento de La Amostacén se repite frecuentemente. El corresponsal, sin indagación alguna, pone como nombre propio el sitio y le da género, femenino.
No conozco otra plaza de mercado que se llame almotacén (pueblo, almostacén, o amostacén según el periodista), al igual que tampoco sé cómo los pamploneses echaron mano, sin picárselas, de una palabra de Las mil y una noches.
Lo curioso, además, es que se tomó el empleo por el sitio, si leemos las definiciones del DRAE.
En definitiva, no hay nada que hacer con el almostacén o La Amostacén de Pamplona. Lo único es rogar a Dios que haya paz en ese “populoso sector”, y mucha verdura, mucha papa y mucha cebolla. Y que dejen en paz a Honduras y al gran señor el presidente Roberto Micheletti. Amén.
orlandoclavijot@hotmail.com

Cúcuta, 6 de julio de 2009.

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CERCA DE LAS ESTRELLAS

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50 años del Diario La Opinión

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Museo Antón García de Bonilla

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Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

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Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

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COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DE 2009 - DIARIO LA OPINION

MONOGRAFIA DE BUCARASICA - Olger García Velásquez

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Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

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Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

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29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

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