PALABRAS DE ORLANDO CLAVIJO TORRADO EN EL ACTO DE LANZAMIENTO DEL LIBRO CERCA DE LAS ESTRELLAS EN EL TEATRO DE ASINORT, DE CÚCUTA, EL 29 DE MAYO DE 2009.
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Doctor Volmar Pérez Ortiz, Defensor Nacional del Pueblo; doctora Ana Ligia Galvis, Defensora Regional; doctor Miguel Andrade Yáñez, vicepresidente de la Academia de Historia del Norte de Santander; doctor Olger García Velásquez, miembro de número y ex director de la Gaceta Histórica de la Academia; doctor Gustavo Gómez Ardila, secretario de la Academia de Historia del Norte de Santander; señor licenciado y diputado a la Asamblea del Departamento Norte de Santander, alto dirigente de la CUT y destacado hijo de Bucarasica, Ramón Elí Támara Rivera; mi querida esposa Esperanza Cáceres de Clavijo; señores ex presidentes y miembros de la Academia de Historia del Norte de Santander; señores defensores públicos; funcionarios judiciales; miembros de la Asociación de Colonias de la Provincia de Ocaña; colegas; paisanos en general; señores y señoras.
Permítanme agradecerles de corazón a todos ustedes que han aceptado la invitación a acompañarme en este solemne acto. Son muy nobles y generosos. Dios los bendiga.
Mis rendidas gracias a los oradores que me precedieron, doctor Volmar Pérez Ortiz, doctor Olger García Velásquez y honorable diputado Ramón Elí Támara Rivera por sus bondadosos conceptos hacia la obra y su humilde autor.

En cuanto a la obra en sí que hoy sale a la luz pública, debo mi gratitud primero al Señor Tododopoderoso que ha tenido muchas manifestaciones de bondad conmigo, a mis padres que desde el cielo deben estar disfrutando de este momento y que en vida muy orgullosos bien hubieran querido presenciar, a mi esposa Esperanza Cáceres de Clavijo, a mis hijos Orlando Alexander, Cesar Octavio, Jaime Mauricio y Silvia Andrea, a mis hermanas Olga, Nora y Yiya, a mis nietos Daniel Gerardo, Mariana Alejandra y Jonatan David, a mis nueras Yesenia Bohada y Nhora Eugenia Vásquez Arroyave - todos ellos mi apoyo e inspiración a cada instante - , a mis tíos y primos y a toda la extensa parentela cuyo cariño siempre he sentido y nunca ha desmayado, y a todos quienes con su interés y expectativa me avivaron el deseo de escribir la historia de Bucarasica.
Apenas agregaré unas pocas palabras para permitir que presenciemos enseguida en su integridad el programa que promete una verdadera deleitación para el espíritu, la memoria y el corazón.
Les contaré brevemente apenas un asomo de cómo nació la idea y la decisión de escribir este relato histórico.
Alguna vez le refería a la joven prima Yajaira Pérez Monsalve datos familiares y episodios de Bucarasica, y ella, que me escuchaba muy atenta, me dijo: Primo: muy interesante todo lo que me ha contado; pero, ¿acaso no resultaría conveniente que escribiera todo ese cúmulo de investigación para que no se malogre en el olvido? La memoria es frágil. Esa reflexión de ella me puso sobre aviso.
Lograda la jubilación como fiscal especializado ya tuve tiempo de dedicarme a una inclinación de toda la vida sobre la literatura y la historia. Empecé a frecuentar la Academia de Historia del Norte de Santander, y allí desde el primer día el inolvidable don José Antonio Toloza Cáceres, que era el Secretario Perpetuo, me acogió como a un viejo amigo; además, yo conocía a casi todos los miembros de la Academia. Con mucha generosidad, el doctor Pablo Emilio Ramírez Calderón, el hoy finado doctor Alfonso Ramírez Navarro y el doctor Mario Vásquez Rodríguez, presidentes de la Academia en su momento, me invitaban a todas sus asambleas y actos protocolarios; lo único que me faltaba era contestar a lista. Y no faltaba sesión en que gentilmente no me presionaran para que ingresara. “Requisito sine qua non es presentar un trabajo histórico; póngase en la tarea”, me decían. Cuando se le daba posesión a un nuevo miembro el doctor Alfonso Ramírez Navarro y el mismo don José Toloza me anunciaban: ¡usted es el próximo!
Para no prolongar el relato, con tan agradables incitaciones y animaciones me puse a completar en la misma biblioteca de la Academia los datos que me faltaban sobre los ya recolectados en distintas ciudades y entidades. Fruto de ello fue una obra dividida en 25 capítulos y plasmada en 380 páginas.
Una vez terminada la redacción y organizado el material con ayuda de las técnicas del computador manejado magistralmente por mis hijos, vino el proceso de la impresión. Hubo tropiezos porque, por mis chocheras, yo quería entregar un producto lo mejor elaborado.
Y al fin salió de los talleres tipográficos. ¡Sí era cierto que había escrito la historia de Bucarasica, doctor Orlando Arenas Alarcón, y sí era cierto que iba a salir publicada! Porque el querido compañero de universidad doctor Arenas me molestaba frecuentemente: “¿Es verdad que escribió o es pura mamadera de gallo?” De otra parte, Gustavo Gómez Ardila dijo hace pocas semanas en su columna de La Opinión que yo los tenía amenazados con la salida de Cerca de las estrellas anunciándoles que ya casi sale, y que ojalá fuera cierto ese casi. Ahí está la obra, doctor Gustavo. Terminó la dulce espera.
¿A qué viene ese título Cerca de las estrellas? Pues, señores, es que los poeta usan las llamadas metáforas. Y al mejor poeta de nuestro departamento y uno de los grandes de Colombia, Eduardo Cote Lamus, se le antojó que Bucarasica quedaba cerca de las estrellas. Pero es apenas metafóricamente, a 1125 metros sobre el nivel del mar. ¡Quién lo creyera! Queda más alto Ocaña, a 1202 metros, Ábrego, a 1398 metros, La Playa, a 1450 metros , Villacaro, a 1600 metros, y menos alto que Labateca y Lourdes, y por supuesto que Pamplona, Ragonvalia, Herrán, Teorama, Cácota, Chitagá y Cucutilla. ¡Bueno, pero así son los poetas!
En Bucarasica, lo registro ampliamente en el libro, dejó su huella un santo, que ojalá pronto veamos en los altares.
En Bucarasica los juglares declamaban en la calle con mucha gracia:
Lloraba la triste viuda
la muerte de su marido,
y al descuido preguntaba
que si el mozo había venido”.
Así gritaba a todo pulmón Pablo Antonio Suescún, borracho, tirado en los andenes.
Y no les cuento más porque si les cuento el libro, como en el caso de contar la película, se pierde toda la gracia. Les aconsejo y les agradezco a quienes lo lleguen a tener en sus manos, que me honren con leerlo desde la primera a la última de las 380 páginas, con paciencia y atención.
Cuanto contiene Bucarasica desfila en esas páginas: sus hermosos paisajes, las cascadas y las montañas formidables que prodigan un envidiable clima de 22º, en su aspecto físico, y en su arista humana los episodios más insólitos
Quiero hacer un llamado a las autoridades municipales y departamentales para que la infinidad de riquezas naturales y la gracia del pueblito no queden ocultos y aislados por la falta de una buena vía desde La Sanjuana – no son sino 16 kilómetros -, por la carencia de servicio continuo de luz eléctrica y telefonía fija, y por la falta de alguna fonda o un hostal y, con una buena gestión, hasta un hotel de turismo, que es posible con recursos contemplados en programas del gobierno nacional, carencias que impiden el turismo hacia allá. Bucarasica no queda sino a hora y media de Cúcuta, pues sólo hay 110 kilómetros de distancia, pero la trocha, como han llamado a la terrible carretera periodistas que allí han ido, multiplica las horas de viaje.
Finalmente debo reconocer y exaltar la presencia del doctor Volmar Pérez Ortíz, Defensor Nacional del Pueblo, por su especialísima deferencia de volar desde Bogotá, haciendo un cese en sus delicados e incontables compromisos, para acompañarme en este acto.
Además del prólogo del libro que tuvo usted a bien escribirme, este de hoy constituye otro inmenso honor por el que no dejo de manifestar mi orgullo ya que proviene no sólo de un amigo completo sino del nortesantandereano más destacado en los altos niveles de la administración pública, calificado como el que más en ilustración, capacidad y vocación para superar los pocos peldaños que lo separan de los más encumbrados destinos de la patria.
Pongo en sus manos, además de un ejemplar autografiado de la obra que estamos lanzando, un ejemplar del ensayo sacado en impresora de computador, titulado Nuestros ancestros: estudio genealógico de los apellidos Clavijo y Torrado en Ábrego, dividido en dos partes, que en esta obrita comprende la referente al apellido Torrado. Su interés, doctor Volmar, por algún dato que allí encontró, como me lo manifestó el mes pasado en Ocaña, y la cita que de esta obrita hace en su voluminoso texto Historia de la región de Ocaña. Anotaciones complementarias a la historia de la ciudad de Ocaña. Noticias históricas de la ciudad y provincia de Ocaña de 1899 a 2008 de Luis Eduardo Páez Garcia, presidente de la Academia de Historia de Ocaña, esas dos motivaciones, repito, me impulsaron a ampliar el original atisbo de ensayo de diez páginas a éste de 33 páginas, con mayores datos históricos acerca de mis ascendientes.
Nuevamente, muchas gracias a todos.