jueves, 30 de julio de 2009

CRONIQUILLA
ÁNGELES Y ÁNGELAS
Orlando Clavijo Torrado


Lectores y lectoras, cucuteños y cucuteñas: todos y todas han visto que últimamente la lucha de géneros ha impuesto la obligación de emplear invariablemente junto a un vocablo masculino el correspondiente femenino, si es que existe, a veces malsonante y no autorizado como “las detectivas”. De seguir así, hasta el Evangelio habrá que cambiarlo en honor a los y las feministas, de modo que ya no se podrá predicar que Jesucristo redimió con su muerte al hombre, sino que redimió al hombre y a la mujer. En ese tenor, Jesús no habría dicho “dejad que los niños vengan a mí” sino “dejad que los niños y las niñas vengan a mí”. En la misma tónica, la “Comuna del Ñero” de Cúcuta habrá que rebautizarla y llamarla “La Comuna del Ñero y de la Ñera”.
Tradicionalmente, empleando las voces “hombre”, para indicar el género humano, “niño”, para señalar a infantes varones y hembras, y “ñero”, para referirse a niños y niñas abandonados, nadie se quedaba sin entender lo que los tratadistas llaman “el valor extensivo del masculino” que obedece a un principio de Economía Lingüística.
Hoy crece una campaña por abolir los sustantivos que representan a los dos géneros; quien los use se expone a que lo acusen de machista, discriminador y violador de los derechos humanos del sexo femenino. Para estar en la onda feminista hay que decir: colombianos y colombianas, feligreses y feligresas, sicario y sicaria, televidentes y televidentas, fiscal y fiscala. Entre las excepciones está “hombre perro”. Prohibido decirlo en femenino.
¡Qué costumbre tan antipática! Por ejemplo, que alguien me explique por qué si me conocen en el Consejo Seccional de la Judicatura y los tribunales y juzgados de Cúcuta, y saben que soy hombre, macho, varón, masculino, me envían oficios con el encabezamiento aquel de doctor(a). Entiendo que se trata de formatos, pero la “a” sobra pues la secretaria sabe a quién se está dirigiendo, la comunicación es concreta, y no debe albergar dudas. O ¿por qué han de escribirme “señor (a) Orlando Clavijo Torrado”, si les consta que no soy ninguna señora?
Esto se volvió un mal, un suplicio. La Constitución Política de Venezuela está plagada de “ciudadanos y ciudadanas”. No hace mucho tomé un texto de historia regional y a las pocas líneas me fatigué. Me permito exagerar un poco, pero no estoy del todo desorbitado. Los autores(as) no avanzan mucho por el sonsonete del femenino a cada instante. Se lee allí que el libro está dirigido a profesionales (as), estudiosos (as), comerciantes (as), público (a) en general, y en particular a niños (as), estudiantes (as) y adolescentes (as), amantes (as) de aquellos (as) verdaderos (as) ídolos (as), los (las) héroes (heroínas), mártires (as) y próceres (as), entonces insurgentes (as), que en medios (as) difíciles (as) de dolores (as), vertieron su sangre (a) por el (la) suelo (a) patrio (a), que los (as) venera en el (la) recuerdo (a) colectivo (a).
¡Qué bien justificada está en este caso la expresión de los muchachos de hoy: ¡Qué mamera!
Según un gracioso gramático, ahora se peca de discriminación si uno dice que el perro es el mejor amigo del hombre. Entonces, ¿cómo queda bien: el perro y la perra son los mejores amigos y amigas del hombre? Tampoco, porque se omite a la mujer. El refrán equilibrado será de este estilo: el perro y la perra son los mejores amigos y amigas del hombre y de la mujer. En otro adagio muy conocido hay que cuidar de poner la “a” o la “o” para que no surja discriminación. Es el que pregona: “no hay que poner todos (as) los (as) huevos (as) en la (el) canasta (o) de una vez”.
Nos enseña el profesor que al llamarse presidenta de los argentinos y las argentinas doña Cristina Fernández de Kirchner está demostrando una ignorancia mayúscula. Los verbos tienen participios, que se derivan de los verbos. Los participios activos regulares terminan en ante, ente o iente. El participio de presidir es presidente.
Vean este abuso del femenino: “La pacienta era una estudianta adolescenta sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas y también atacanta, y la velaron en la capilla ardienta existenta”.
Concluye el catedrático pidiendo que: “nos permitan o permiton regresar a nuestro y nuestra nivel lingüístico y lingüística, ya que hemos sido y sidas muy pacientes y pacientas hasta ahora y hasta ahoro. Saludos y saludas y besitos y besitas… Atentamente, W.Molina, Licenciado en castellano y Literatura y no en castellana y Literaturo”.

orlandoclavijot@hotmail.com
Cúcuta, 28 de julio de 2009.

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CERCA DE LAS ESTRELLAS

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50 años del Diario La Opinión

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cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

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Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

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Hermanos Clavijo Torrado, Orlando, Nora, Edilia y Olga. Julio de 2010, Ocaña - Junto a la bandera con la imagen del Libertador Simón Bolívar bordada por señoras de Ocaña al conmemorarse el primer centenario de la independencia (1910).

EN EL AGUA DE LA VIRGEN

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Posesión como miembro de la Academia de Historia de Norte de Santander, Cúcuta, 17 diciembre 2007

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Con sus hijos, de izquierda a derecha Cesar Octavio, Jaime Mauricio, Silvia Andrea y Orlando Alexander Clavijo Cáceres

LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

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29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

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Padre Edwin Avendaño, José Antonio Toloza (Q.E.P.D), Secretario de la Academia, y Orlando Clavijo Torrado