viernes, 17 de octubre de 2008

AL PAN, PAN, Y AL VINO, VINO

CRONIQUILLA
AL PAN, PAN, Y AL VINO, VINO
Orlando Clavijo Torrado
Hay que preguntar al que sabe. De ahí que para salir de dudas le escribí a un duro en gramática española, al maestro Fernando Ávila, que mantiene una agradable columna en el quincenario Ámbito Jurídico, el periódico de nosotros, los juristas. Las palabras en cuestión son secuestro y falencia. No piensen mal: yo sé lo que significa secuestro. Entiendo que el policía que lo para a uno en la calle y le pide su identificación y los documentos del carro, lo retiene. Son sinónimos más aproximados a un acto semejante, según el DRAE, mantener o detener en un sitio. También lo retiene a uno el arbitrario celador que no lo deja pasar a la oficina que busca. Esas retenciones son momentáneas, sin duda molestas y hasta desesperantes. Pero otra cosa es que una persona ande por la carretera y de pronto salten de los matorrales varios tipos armados, la conminen a apearse del vehículo y a que siga hacia la montaña con ellos mientras le apuntan por la espalda o la nuca. Y no la retienen para brindarle unas vacaciones en un lugar paradisíaco sino en un cambuche, y por el tiempo que ellos determinen y no por el que desea la infortunada. Eso se llama secuestro, sin complacencias, sin ambages, sin eufemismos, como los que usa la guerrilla y sus partidarios para quienes las presas equivalen a retenidos y no a secuestrados, a sus ataques y acciones de toda índole incluida la del narcotráfico los llaman conflicto armado interno, el Ejército legítimo es un actor de dicho conflicto, y los civiles que los combatían eran paramilitares. Han logrado imponer algunos de estos términos, y valga repetirlo, entre ellos el de retención, como se ve a veces en comunicados.
El catedrático Ávila me confirmó lo sabido pero que deseaba oírlo de una autoridad como la suya. Está de acuerdo conmigo en la diferencia entre una retención y un secuestro. Y para disipar el equívoco y cerrar la discusión trae la definición del Diccionario de la Real Academia Española – DRAE - :
Secuestrar.
(Del lat. sequestrāre).
1. tr. Retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate, o para otros fines.
2. tr. Tomar por las armas el mando de un vehículo, ya sea un avión, un barco, etc., reteniendo a la tripulación y pasaje, a fin de exigir como rescate una suma de dinero o la concesión de ciertas reivindicaciones.
3. tr. Depositar judicial o gubernativamente una alhaja en poder de un tercero hasta que se decida a quién pertenece.
4. tr. Embargar judicialmente.
La otra palabrita es falencia. Confieso que a mí no me gusta, no sé por qué, me suena a muletilla y propia para posar de exquisito en el lenguaje. De otra parte, no es ningún colombianismo. Para quienes no leen Ámbito Jurídico, les transcribo aquí mi pregunta y la respuesta:
“Veo que ministros, gobernadores, maestros, políticos, periodistas, se llenan la boca hablando de las falencias, para referirse a las carencias de algo. Sin embargo, en ningún diccionario encuentro otros significados distintos a ´engaño´, ´error´ o ´quiebra comercial´.
“Respuesta: El sentido original de la palabra falencia es efectivamente el de ´engaño´o ´error´. El DRAE registra una segunda acepción, reportada por Nicaragua, ´quiebra de un comerciante´. Y hay una tercera, reportada por Argentina y Perú, ´carencia´, ´falta´ o ´privación´. Este último significado corresponde al uso por el que usted pregunta”.
Gracias, profesor. Ya entendí. ¡Ajá! ¡Nos volvimos cholitos peruanos, o mejor argentinos, che! El Diccionario Enciclopédico Larousse Ilustrado 2008, tres años más reciente que el DRAE define así: “falencia: s.f..Argent. En lenguaje administrativo, quiebra de un comerciante. 2. Carencia, defecto”. Queda entonces confirmado: ahora hablamos a lo argentino. ¿Será porque Shakira es novia de Antonio de la Rúa y se le pegó su acento?
orlandoclavijot@hotmail.com

Cúcuta, 16 de octubre de 2008.

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CERCA DE LAS ESTRELLAS

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Museo Antón García de Bonilla

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Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

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LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

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29 DE MAYO DE 2009. CÚCUTA.

En la Academia de Historia de Norte de Santander

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