viernes, 3 de octubre de 2008

CRONIQUILLA -PESTE AVIAR EN OCAÑA

CRONIQUILLA

PESTE AVIAR EN OCAÑA
Orlando Clavijo Torrado

Es cierto el título de esta nota, y conste que no es Día de Inocentes.
Ya había cesado el terror y la alarma por la enfermedad de las vacas locas con el sacrificio de miles de reses especialmente en Inglaterra, y hasta bromas se podían gastar – “¿si sabes lo que comentan por ahí?, le dice una vaca a la otra; ¿qué comentan?; que anda la enfermedad de las vacas locas; eso a mí no me importa, responde la primera, porque yo soy una cabra” .- No duró mucho el respiro: ahora el pavor vino de Asia en donde, como hecho inquietante pero con visos de ser ignorado, un pollo estiró la patita de extraña dolencia, a la que se le dio el nombre de gripe aviar. Después se supo que estaban sucumbiendo aves de corral por centenares en Vietnam, China, Azerbaiján, Indonesia y Tailandia, y que ya la epidemia avanzaba cubriendo toda suerte de aves voladoras, migratorias, domésticas, cisnes y pájaros no sólo en Asia sino en Europa, lo que provocó o las cuarentenas o el exterminio de millares de pollos en granjas industriales. Los burlones de siempre se encargaron de afirmar que ni el Pato Donald ni Condorito se salvarían. Pero el virus mortal saltó de los animales de dos patas y pluma a los de cuatro y peludos, reportándose hace poco la muerte de gatos y perros. Y no es para estar tranquilo cuando la mortal cepa ha cobrado la vida de 92 personas en todo el mundo, desde que apareció en Hong Kong en 1997. El 21 de marzo último los diarios hablan de 7 casos de humanos contagiados en Azerbaiján, de los que falleció uno el 16.
Con todos estos pormenores quiero significar que aunque hoy todo se clasifica de última generación, también las pandemias, como lo escribía en una Croniquilla de hace unas semanas, nada hay nuevo bajo el sol. No todas las enfermedades son lo último en guaracha. Las hay viejitas, que vuelven, y como no sobreviven contemporáneos o la gente es olvidadiza, los modernos las etiquetan distintamente; pero, repito, ya han existido. Para muchos intérpretes estas infecciones son formas de castigo de Dios, y quiénes sostienen que la causa está en el aire degenerado y contaminado y que cosas peores vendrán - aunque no se barrunta qué puede venir peor que el ladronismo y la corrupción en la administración pública, la plaga del día - .
Llegamos ahora sí al punto: antes que en Asia, en Ocaña ya se conocía la gripe aviar. En efecto, la provincia de Ocaña fue “sede” de un fuerte virus patógeno hace más de medio siglo. Se conoció como la peste cólera aviar. En qué consistía, qué lugares afectó y cuántos animalitos desaparecieron, dejemos que nos lo cuente don Guillermo Solano Benítez en su libro “50 Años de vida nortesantandereana”:
“Peste en las gallinas. En el mes de julio había invadido una peste a las gallinas en todo el departamento, siendo muchas las muertes producidas en los criaderos. Se suscitó entonces la discusión de si sería la peste New Castle o el cólera aviar, pero el corresponsal de El Tiempo en Cúcuta publicó informaciones recibidas de que las gallinas vacunadas contra el cólera aviar por parte del Ministerio de Agricultura se habían salvado, en tanto que las vacunadas contra el New Castle habían perecido.
“Al mes siguiente, o sea en agosto, la peste cólera aviar invadió la mayoría de criaderos de la provincia de Ocaña, por lo que los perjudicados se quejaron al Gobierno Nacional de que no hubieran sido enviados vacunadores a su provincia, cosa que se hacía con las demás regiones del departamento. Hubo haciendas de esta provincia donde murieron en un solo día 500 gallinas, y lo peor de todo fue que tal peste se extendió tanto al Magdalena como a Santander en las regiones limítrofes”. (Ob.cit., tomo V, pág. 2002).
Cólera en 1952, en Ocaña, o gripe, en 2006, en Asia y Europa, sin mayores diferencias en los síntomas, bajo un mismo adjetivo, aviar, y con el mismo resultado. En verdad, el mundo es pequeño y los tiempos regresan.

orlandoclavijot@hotmail.com

Cúcut

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cena en el Club del Comercio - 15 de Junio de 2010 - Columnistas

Museo Antón García de Bonilla

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Orlando Clavijo Torrado y Luís Eduardo Páez García junto a la foto del General Mateo Torrado, tío bisabuelo del primero, quien la donó. Don Justiniano J. Páez, abuelo del doctor Luis Eduardo, en su obra histórica al referirse a la guerra de los Mil Días, da fiel cuenta de las acciones del General Torrado en la contienda, en virtud a haber actuado como su secretario.

Museo Antón García de Bonilla

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LANZAMIENTO LIBRO "CERCA DE LAS ESTRELLAS"

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